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Matthew 11–21

Jesús sale a enseñar y predicar

11 Y sucedió que cuando Jesús terminó de dar instrucciones a Sus doce discípulosa, se fue de allí a enseñar y predicar1 en las ciudades de ellosb.

aJesús y los discípulos de Juan

2 Al oír Juan en la cárcel de las obras de Cristo1, mandó por medio de sus discípulos

3 a decir a Jesús: «¿Eres Tú el que ha de venir* a, o esperaremos a otro?»

4 Jesús les respondió: «Vayan y cuenten a Juan lo que oyen y ven:

5 los ciegos reciben la vista y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyena, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangeliob.

6 »Y bienaventurado es el que no se escandaliza de a».

Jesús habla de Juan el Bautista

7 Mientras ellos se iban, Jesús comenzó a hablar a las multitudes acerca de Juan: «¿Qué salieron a ver en el desiertoa? ¿Una caña sacudida por el viento?

8 »Pero, ¿qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Miren, los que usan ropas finas están en los palacios1 de los reyes.

9 »Pero, ¿qué salieron a ver? ¿A un profetaa? , les digo, y uno que es más que un profeta.

10 »Este es de quien está escrito:

He aquí, yo envío Mi mensajero delante de Ti,

Quien preparará Tu camino delante de Tia”.

11 »En verdad les digo que entre los nacidos de mujer1 no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.

12 »Desde los días de Juan el Bautistaa hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia1, y los violentos lo conquistan por la fuerza2.

13 »Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.

14 »Y si quieren aceptarlo, él es Elíasa, el que había de venir1.

15 »El que tiene oídos1, que oigaa.

16 »Pero, ¿con qué compararé a esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, que dan voces a los otros,

17 y dicen: “Les tocamos la flauta, y no bailaron; entonamos endechas1, y no se lamentaron2”.

18 »Porque vino Juan que no comíaa ni bebíab, y dicen: “Tiene un demonioc”.

19 »Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: “Miren, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos1 y de pecadoresa”. Pero2 la sabiduría se justifica por sus hechos3».

Ayes sobre ciudades de Galilea

20 Entonces Jesús comenzó a reprender a las ciudades en las que había hecho la mayoría de Sus milagros1, porque no se habían arrepentidoa:

21 «¡aAy de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaidab! Porque si los milagros1 que se hicieron en ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidónc, hace tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y cenizad.

22 »Por eso les digo que en el día del juicioa será más tolerableb el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes.

23 »Y , Capernaúma, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades1b descenderás2c! Porque si los milagros3 que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodomad, esta hubiera permanecido hasta hoy.

24 »Sin embargo, les digo que en el día del juicioa será más tolerableb el castigo para la tierra de Sodoma que para ti».

La gran invitación

25 aEn aquel tiempo1, Jesús dijo: «Te alabo2, Padreb, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentesc, y las revelaste a los niños.

26 », Padrea, porque así fue de Tu agrado.

27 »Todas las cosas me han sido entregadas por Mi Padrea; y nadie conoce1 al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce1 al Padre, sino el Hijob, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

28 »Vengan a , todos los que están cansados1 y cargados, y Yo los haré descansara.

29 »Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de a, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almasb.

30 »Porque Mi yugo es fácil1 y Mi carga ligeraa».

Jesús, Señor del día de reposo

12 aPor aquel tiempo1 Jesús pasó por entre los sembrados en el día de reposo; Sus discípulos tuvieron hambre, y empezaron a arrancar espigasb y a comer.

2 Cuando los fariseos lo vieron, dijeron: «Mira, Tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposoa»

3 Pero Él les contestó: «¿No han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre,

4 cómo entró en la casa de Dios y comieron los panes consagradosa, que no les era lícito comer, ni a él ni a los que estaban con él, sino solo a los sacerdotes?

5 »¿O no han leído en la ley, que en los días de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo y están sin culpa?

6 »Pues les digo que algo* mayor que el templo está aquía.

7 »Pero si ustedes hubieran sabido lo que esto significa1: “Misericordia2 quiero y no sacrificioa”, no hubieran condenado a los inocentes.

8 »Porque el Hijo del Hombrea es Señor del día de reposo».

Jesús sana al hombre de la mano seca

9 aPasando de allí, entró en la sinagoga de ellos.

10 Y allí estaba un hombre que tenía una mano seca. Y para poder acusar a Jesús, le preguntaron: «¿Es lícito sanar en el día de reposoa

11 Y Él les respondió: «¿Qué hombre habrá de ustedes que tenga una sola oveja, si esta se le cae en un hoyo en el día de reposo, no le echa mano y la sacaa?

12 »Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una ovejaa! Por tanto, es lícito hacer bien en el día de reposo».

13 Entonces Jesús dijo* al hombre: «Extiende tu mano». Y él la extendió, y le fue restauradaa, sana como la otra.

14 Pero cuando los fariseos salieron, hicieron planes1 contra Él, para ver cómo lo podrían destruira.

Jesús, el siervo escogido

15 Pero Jesús, sabiéndolo, se retiró de allí. Y muchos lo siguieron, y los sanó a todosa.

16 Y les advirtió que no revelaran quién era Él1a;

17 para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías, cuando dijo:

18 «Este es Mi Siervo1, a quien he escogido2a;

Mi Amado en quien se agrada3 Mi Almab;

sobre Él pondré Mi Espírituc,

y a las naciones4 proclamará justicia5.

19 »No contenderá, ni gritaráa,

Ni habrá quien en las calles oiga Su voz.

20 »No quebrará la caña cascada,

Ni apagará la mecha que humeaa,

Hasta que lleve1 a la victoria la justicia2.

21 »Y en Su nombre las naciones 1pondrán su esperanzaa».

Jesús y Beelzebú

22 aEntonces trajeron a Jesús un endemoniado ciego y mudob, y lo sanó, de manera que el mudo hablaba y veía.

23 Todas las multitudes estaban asombradas, y decían: «¿Acaso no es este el Hijo de Davida

24 Pero cuando los fariseos lo oyeron, dijeron: «Este no expulsa los demonios sino por Beelzebú, el príncipe de los demoniosa»

a25 Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijob: «Todo reino dividido contra mismo es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra misma no se mantendrá en pie.

26 »Si Satanás expulsa a Satanása, está1 dividido contra mismo; ¿cómo puede entonces mantenerse en pie su reino?

27 »Y si Yo expulso los demonios por Beelzebúa, ¿por quién los expulsan los hijos de ustedesb? Por tanto, ellos serán sus jueces.

28 »Pero si Yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado a ustedes.

29 »¿O cómo puede alguien entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata1? Y entonces saqueará su casa.

30 »El que no está a favor Mío, está contra ; y el que no recoge a Mi lado, desparramaa.

31 »aPor eso les digo, que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.

32 »Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo1a ni en el venidero.

33 »O hagan ustedes bueno el árbol y bueno su fruto, o hagan malo el árbol y malo su fruto; porque por el fruto se conoce el árbola.

34 »¡Camada de víborasa! ¿Cómo pueden hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la bocab.

35 »El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malasa.

36 »Pero Yo les digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicioa.

37 »Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado».

Escribas y fariseos demandan señal

38 Entonces algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Maestro, queremos ver una señal1 de parte Tuyaa».

39 Pero Él respondió: «aUna generación perversa y adúltera demanda señal, y ninguna señal se le dará, sino la señal de Jonás el profeta;

40 porque como estuvo Jonás en el vientre del monstruo marino tres días y tres nochesa, así estará el Hijo del Hombreb tres días y tres noches en el corazón de la tierrac.

41 »Los hombres de Nínivea se levantarán con esta generación en el juicio y la condenarán, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonásb; y miren, algo más grande que Jonás está aquíc.

42 »La Reina del Sura se levantará con esta generación en el juicio y la condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y miren, algo más grande que Salomón está aquíb.

43 »aCuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla.

44 »Entonces dice: “Volveré a mi casa de donde salí”; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada.

45 »Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primeroa. Así será también con esta generación perversa».

La madre y los hermanos de Jesús

46 aMientras Jesús aún estaba hablando a la multitud, Su madreb y Sus hermanosc estaban afuera, deseando hablar con Él.

47 Y alguien le dijo: «Tu madre y Tus hermanos están afuera y te quieren hablar»

48 Pero Jesús respondió al que le informó: «¿Quién es Mi madre, y quiénes son Mis hermanos?».

49 Y extendiendo la mano hacia Sus discípulos, dijo: «¡Miren, aquí están Mi madre y Mis hermanos!

50 »Porque cualquiera que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos, ese es Mi hermano y Mi hermana y Mi madre».

Parábolas sobre el reino

13 Ese mismo día salió Jesús de la casaa y se sentób a la orilla del mar.

2 Y se congregaron junto a Él grandes multitudes, por lo que subió a una barcaa y se sentó; y toda la multitud estaba de pie en la playa.

Parábola del…

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