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Lucas 9:24–36

24 »Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de , ese la salvaráa.

25 »Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si1 él mismo se destruye o se pierdea?

26 »Porque el que se avergüence de y de Mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en Su gloria, y la del Padre, y la de los santos ángelesa.

27 »Pero en verdad les digo que hay algunos de los que están aquí, que no probarán la muerte hasta que veana el reino de Dios».

La transfiguración

28 aY como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó con Él a Pedro, a Juan y a Jacobo1b, y subió al montec a orard.

29 Mientras orabaa, la apariencia de Su rostro se hizo otrab, y Su ropa se hizo blanca y resplandeciente1.

30 Y de repente dos hombres hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías,

31 quienes apareciendo en gloria1, hablaban de la partida de Jesúsa que Él estaba a punto de cumplir en Jerusalén.

32 Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueñoa, pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con Él.

33 Y al retirarse ellos de Él, Pedro dijo a Jesús: «Maestroa, es bueno quedarnos aquí; hagamos tres enramadas1, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elíasb». Pero Pedro no sabía lo que decíac.

34 Entonces, mientras él decía esto, se formó una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.

35 Y una voz salió de la nube, que decía: «Este es Mi Hijo, Mi Escogido1a; oigan a Él»

36 Después de oírse la voz1, Jesús quedó solo. Ellos mantuvieron esto en secreto; por aquellos días no contaron nada de lo que habían vistoa.

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