Ezequiel 34:1–10
34 Entonces vino a mí la palabra del Señor:
2 «Hijo de hombre, profetiza contra los pastoresa de Israel; profetiza y di a los pastores: “Así dice el Señor Dios: ‘¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentarb el rebañoc?
3 ’Comen la grasaa, se han vestido con la lana, degüellan la oveja engordada, pero no apacientan el rebañob.
4 ’Ustedes no han fortalecido a las débiles, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, no han buscado a la perdidaa; sino que las han dominado con dureza y con severidad.
5 ’Las ovejas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en alimento para toda fiera del campo. ¡Se han dispersadoa!
6 ’Mis ovejas andaban errantes por todos los montesa y por toda colina alta. Mis ovejas han sido dispersadasb por toda la superficie de la tierra, sin haber quien las busque ni pregunte por ellasc’ ”».
7 Por tanto, pastores, oigan la palabra del Señor:
8 «Vivo Yo», declara el Señor Dios, «ya que Mi rebaño se ha convertido en presa, que incluso Mi rebaño se ha convertido en alimento para todas las fieras del campo por falta de pastor, y que Mis pastores no han buscado Mis ovejas, sino que los pastores se han apacentado a sí mismos y no han apacentado Mi rebañoa,
9 por tanto, pastores, oigan la palabra del Señor:
10 “Así dice el Señor Diosa: «Yo estoy contra los pastores y demandaré Mi rebaño de su mano y haré que dejen de apacentar el rebaño. Así los pastores ya no se apacentarán más a sí mismosb, sino que Yo libraré Mis ovejasc de su boca, y no serán más alimento para ellos’ ”».