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Efesios 5:28–32

28 Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se amaa.

29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo1, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia;

30 porque somos miembros de Su cuerpo1a.

31 Por esto el hombre dejara a su padre y a su madre, y se unira a su mujer, y los dos serán una sola carnea.

32 Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia.

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