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Efesios 5:25–33

25 Maridos, amen a sus mujeresa, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ellab,

26 para santificarlaa, habiéndola purificadob por el lavamiento del aguac con la palabrad,

27 a fin de presentársela a sí mismo, una1 iglesia en toda su gloria2, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculadaa.

28 Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se amaa.

29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo1, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia;

30 porque somos miembros de Su cuerpo1a.

31 Por esto el hombre dejara a su padre y a su madre, y se unira a su mujer, y los dos serán una sola carnea.

32 Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia.

33 En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí mismoa, y que la mujer respete1 a su maridob.

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