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Efesios 1:1–2:22

1 Pablo, apóstol de Cristo Jesúsa por la voluntad de Diosb:

A los santosc que están en Éfeso1d y que son fielese en Cristo Jesús:

2 Gracia y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristoa.

Beneficios de la redención

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristoa, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristob.

4 Porque Dios nos escogióa en Cristo antes de la fundación del mundob, para que fuéramos1 santos y sin manchac delante de Él. En amord

5 nos predestinó1a para adopción como hijos para síb mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntadc,

6 para alabanza de la gloriaa de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amadob.

7 En Él1 tenemos redencióna mediante Su sangreb, el perdón de nuestros pecadosc según las riquezas de Su graciad

8 que ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento1

9 nos dio a conocer el misterioa de Su voluntad, según la buena intenciónb que se propuso en Cristoc,

10 con miras a una buena administración en el1 cumplimiento de los tiemposa, es decir, de reunir todas las cosas en Cristob, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra2.

11 También en Él hemos obtenido herencia1a, habiendo sido predestinados según el propósito de Aquelb que obra todas las cosas conforme al consejo de Su voluntadc,

12 a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo1, seamos para alabanza de Su gloriaa.

13 En Él1 también ustedes, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelioa de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en Élb con2 el Espíritu Santo de la promesac,

14 que nos es dado como garantía1a de nuestra herenciab, con miras a la redenciónc de la posesión adquirida de Diosd, para alabanza de Su gloriae.

Pablo ora por los efesios

15 Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre ustedes, y de su amor1 por todos los santosa,

16 no ceso de dar gracias por ustedesa, mencionándolos en mis oracionesb,

17 pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristoa, el Padre de gloriab, les dé espíritu de sabiduríac y de revelación en un mejor conocimientod de Él.

18 Mi oración es que los ojos de su corazón les sean1 iluminadosa, para que sepan cuál es la esperanzab de Su llamamientoc, cuáles son las riquezas de la gloriad de Su herenciae en los santosf,

19 y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su podera.

20 Ese poder obró en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertosa y lo sentó a Su diestrab en los lugares celestialesc,

21 muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominioa y de todo nombre que se nombrab, no solo en este siglo1 sino también en el venideroc.

22 Y todo lo sometió1 bajo Sus piesa, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesiab,

23 la cual es Su cuerpoa, la plenitud de Aquelb que lo llenac todo en todod.

De muerte a vida por Cristo

2 Y Él les dio vida a ustedes, que estaban1 muertos en2 sus delitos y pecadosa,

2 en los cuales anduvieron en otro tiempoa según la corriente1 de este mundob, conforme al príncipe de la potestad del airec, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobedienciad.

3 Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamosa en las pasiones de nuestra carneb, satisfaciendo1 los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturalezac hijos de irad, lo mismo que los demáse.

4 Pero Dios, que es rico en misericordiaa, por causa del1 gran amor con que nos amób,

5 aun cuando estábamos muertos en1 nuestros delitosa, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados)b,

6 y con Él nos resucitóa y con Él nos sentó en los lugares celestialesb en Cristo Jesúsc,

7 a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de Su graciaa por Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

8 Porque por gracia ustedes han sido salvadosa por medio de la feb, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Diosc;

9 no por1 obrasa, para que nadie se gloríeb.

10 Porque somos hechura Suya, creadosa en Cristo Jesúsb para hacer buenas obrasc, las cuales Dios preparó de antemanod para que anduviéramos en ellase.

En Cristo hay paz y unidad

11 Por tanto, recuerden que en otro tiempoa, ustedes los gentiles en la carneb, que son llamados «Incircuncisión» por la tal llamada «Circuncisión», hecha en la carne por manos humanasc,

12 recuerden que en ese tiempo ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israela, extraños a los pactosb de la promesa, sin tener esperanzac y sin Diosd en el mundo.

13 Pero ahora en Cristo Jesúsa, ustedes, que en otro tiempob estaban lejos, han sido acercadosc por1 la sangre de Cristod.

14 Porque Él mismo es nuestra paza, y de ambos pueblos hizo unob, derribando la pared intermedia de separación,

15 poniendo fin a la enemistad en Su carnea, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzasb, para crear en Él mismo de los dos un nuevo hombrec, estableciendo así la pazd,

16 y para reconciliar con Diosa a los dos en un cuerpob por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistadc.

17 Y vino y anuncióa pazb a ustedes que estaban lejos, y paz a los que estaban cercac.

18 Porque por medio de Cristo los unos y los otros1 tenemos nuestra entradaa al Padreb en un mismo Espírituc.

19 Así pues, ustedes ya no son extraños ni extranjerosa, sino que son conciudadanosb de los santos y son de la familia1 de Diosc.

20 Están edificadosa sobre el fundamentob de los apóstoles y profetasc, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angulard,

21 en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendoa para ser un templo santo en el Señorb.

22 En Cristo también ustedes son juntamente edificadosa para morada de Dios en el Espíritub.

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