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Romanos 11:33–12:3

La insondable sabiduría de Dios

33 ¡Oh, profundidad de las riquezasa y de la sabiduría y del conocimiento de Diosb! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminosc!

34 Pues, ¿quién ha conocido la mente del Señor? ¿O quién llego a ser Su consejeroa?

35 ¿O quién Le ha dado a Él primero para que se le tenga que recompensar1a?

36 Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosasa. A Él sea la gloria para siempreb. Amén.

Actitud consecuente del creyente

12 Por tanto, hermanos, les ruegoa por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santob, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes.

2 Y no se adapten a este mundo1a, sino transfórmense mediante la renovación de su menteb, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfectoc.

Nuestros deberes cristianos

3 Porque en virtud de la gracia que me ha sido dadaa, digo a cada uno de1 ustedes que no piense de sí mismo más de lo que debe pensarb, sino que piense con buen juicio2, según la medida de fec que Dios ha distribuido a cada uno.

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