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Romanos 6:6–13

6 Sabemos esto, que nuestro viejo hombrea fue crucificado con Cristob, para que nuestro cuerpo de pecadoc fuera destruido1, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado;

7 porque el que ha muerto, ha sido libertado1 del pecadoa.

8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Éla,

9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertosa, no volverá a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre Élb.

10 Porque en cuanto a que Él murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto Él vive, vive para Dios.

11 Así también ustedes, considérense muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús1a.

Siervos, no del pecado, sino de la justicia

12 Por tanto, no reine el pecado en su cuerpo mortala para que ustedes no obedezcan a sus lujurias;

13 ni presenten los miembros de su cuerpo1a al pecado como instrumentos2 de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y sus miembros a Dios como instrumentos2 de justiciab.

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