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Proverbios 22:17–24:22

Preceptos y amonestaciones

17 Inclina tu oído y oye las palabras de los sabiosa,

Y aplica tu corazón a mi conocimiento;

18 Porque te será agradable si las guardas dentro de tia,

Para que1 estén listas en tus labios.

19 Para que tu confianza esté en el Señora,

Te he instruido1 hoy a ti también.

20 ¿No te he escrito cosas excelentes1a

De consejo y conocimiento,

21 Para hacerte saber la certeza1 de las palabras de verdada

A fin de que respondas correctamente2 al que te ha enviadob?

22 No robes al pobrea, porque es pobre,

Ni aplastes al afligidob en la puerta;

23 Porque el Señor defenderá su causaa

Y quitará la vida1 de los que los despojan.

24 No te asocies con el hombre iracundo,

Ni andes con el hombre violentoa,

25 No sea que aprendas sus manerasa

Y tiendas1 lazo para ti mismo.

26 No estés entre los que dan fianzas1,

Entre los que salen de fiadores de préstamosa.

27 Si no tienes con qué pagar,

¿Por qué han de quitarte la cama de debajo de tia?

28 No muevas el lindero antiguo

Que pusieron tus padresa.

29 ¿Has visto un hombre diestro en su trabajo?

Estará delante1 de los reyesa;

No estará delante1 de hombres sin importancia.

23 Cuando te sientes a comer con un gobernante,

Considera bien lo que1 está delante de ti,

2 Y pon cuchillo a tu garganta

Si eres hombre de mucho apetitoa.

3 No desees sus manjaresa,

Porque es alimento engañoso.

4 No te fatigues en adquirir riquezasa,

Deja de pensar en ellas1b.

5 Cuando pones tus ojos en ella, ya no está1.

Porque la riqueza ciertamente se hace alasa

Como águila que vuela hacia los cielos.

6 No comas el pan del egoísta1a,

Ni desees sus manjaresb;

7 Pues como piensa dentro de sí1, así es él.

Él te dice: «Come y bebe»,

Pero su corazón no está contigoa.

8 Vomitarás el1 bocado que has comidoa,

Y malgastarás tus cumplidos2.

9 No hables a oídos del necioa,

Porque despreciará la sabiduría de tus palabrasb.

10 No muevas el lindero antiguo,

Ni entres en la heredad1 de los huérfanosa,

11 Porque su Redentor es fuertea;

Él defenderá su causa contra tib.

12 Aplica tu corazón a la instrucción1

Y tus oídos a las palabras del conocimiento.

13 No escatimes la disciplina del niño;

Aunque lo castigues1 con vara, no moriráa.

14 Lo castigarás1 con vara,

Y librarás su alma del Seol2a.

15 Hijo mío, si tu corazón es sabio,

Mi corazón también se me alegraráa;

16 Y se regocijarán mis entrañas1

Cuando tus labios hablen lo que es rectoa.

17 No envidie tu corazón a los pecadoresa,

Antes vive siempre1 en el temor2 del Señorb.

18 Porque ciertamente hay un futuro1a,

Y tu esperanza no será cortadab.

19 Escucha, hijo mío, y sé sabioa,

Y dirige tu corazón por el buen caminob.

20 No estés con los bebedores de vinoa,

Ni con los comilonesb de carne,

21 Porque el borracho y el glotón se empobrecerána,

Y la vagancia se vestirá de haraposb.

22 Escucha a tu padre, que te engendróa,

Y no desprecies a tu madre cuando envejezcab.

23 Compra la verdad y no la vendas,

Adquiere sabiduría, instrucción e inteligenciaa.

24 El padre del justo se regocijará en gran manera,

Y el que engendra un sabio se alegrará en éla.

25 Alégrense tu padre y tu madrea,

Y regocíjese la que te dio a luz.

26 Dame, hijo mío, tu corazóna,

Y que tus ojos se deleiten en1 mis caminosb.

27 Porque fosa profundaa es la ramera

Y pozo angosto es la mujer desconocida1b.

28 Ciertamente ella acecha como ladróna,

Y multiplica los infieles1 entre los hombres.

29 ¿De quién son los ayesa? ¿De quién las tristezas?

¿De quién las luchas? ¿De quién las quejas?

¿De quién las heridas sin causa?

¿De quién los ojos enrojecidos?

30 De los que se demoran mucho con el vinoa,

De los que van en busca de vinos mezcladosb.

31 No mires al vino cuando rojea,

Cuando resplandece1 en la copa;

Entra suavementea,

32 Pero al final muerde como serpientea,

Y pica como víborab.

33 Tus ojos verán cosas extrañas,

Y tu corazón proferirá perversidadesa.

34 Y serás como el que se acuesta en medio1 del mar,

O como el que se acuesta en lo alto de un mástil2.

35 Y dirás: «Me hirieron, pero no me dolió;

Me golpearon, pero no lo sentí1a.

Cuando despierte,

Volveré a buscar másb».

24 No tengas envidia de los malvadosa,

Ni desees estar con ellosb;

2 Porque su corazón trama violenciaa,

Y sus labios hablan de hacer malb.

3 Con sabiduría se edifica una casaa,

Y con prudencia se afianza;

4 Con conocimiento se llenan las cámaras

De todo bien preciado y deseablea.

5 El hombre sabio es fuerte1a,

Y el hombre de conocimiento aumenta2 su poder.

6 Porque con dirección sabia harás la guerra1a,

Y en la abundancia de consejeros está la victoria2b.

7 Muy alta está la sabiduría para el necioa,

En la puertab de la ciudad no abre su boca.

8 Al que planea hacer el mala,

Lo llamarán intrigante.

9 El tramar necedad es pecadoa,

Y el insolente es abominación a los hombres.

10 Si eres débila en día de angustia,

Tu fuerza es limitada.

11 Libra a los que son llevados a la muerte,

Y retén a los que van con pasos vacilantes a la matanzaa.

12 Si dices: «Mira, no sabíamos esto.».

¿No lo tiene en cuenta ela que sondea1 los corazonesb?

¿No lo sabec el que guarda tu almad?

¿No dará2 a cada hombre según su obrae?

13 Come miela, hijo mío, porque es buena;

Sí, la miel del panal es dulceb a tu paladar.

14 Debes saber que así es la sabiduría para tu almaa;

Si la hallas, entonces habrá un futuro1,

Y tu esperanza no será cortadab.

15 No acechesa, oh impío, la morada del justo;

No destruyas su lugar de descanso;

16 Porque el justo cae siete veces, y vuelve a levantarsea,

Pero los impíos caerán en la desgraciab.

17 No te regocijes cuando caiga tu enemigo,

Y no se alegre tu corazón cuando tropiecea;

18 No sea que el Señor lo vea y le desagrade1,

Y aparte de él Su ira.

19 No te impacientes a causa de los malhechoresa

Ni tengas envidia de los impíosb;

20 Porque no habrá futuro1a para el malo.

La lámpara de los impíos será apagadab.

21 Hijo mío, teme1 al Señor y al reya;

No te asocies con los que son inestables;

22 Porque de repente se levantará su desgraciaa,

Y la destrucción que vendrá de ambos, ¿quién la sabe?

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