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Job 2:1–6:30

2 aY sucedió que el día cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse delante del Señor, vino también Satanás1 entre ellos para presentarse delante del Señor.

2 Y el Señor preguntó a Satanás: «¿De dónde vienes?». Entonces Satanás respondió al Señor: «De recorrer la tierra y de andar por ella».

3 Y el Señor dijo a Satanás: «¿Te has fijado1 en Mi siervo Job? Porque no hay otro como él sobre la tierra; es un hombre intachable2, recto, temeroso de3 Dios y apartado del mal. Él todavía conserva su integridada a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara4 sin causa».

4 Satanás respondió al Señor: «¡Piel por piel! Sí, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.

5 »Sin embargo, extiende ahora Tu manoa y toca su hueso y su carne, verás si no te maldice en Tu misma carab».

6 Y el Señor dijo a Satanás: «Él está en tu mano; pero respeta su vida».

7 Entonces Satanás salió de la presencia del Señor, e hirió a Job con llagas malignas1 desde la planta del pie hasta la coronillaa.

8 Y Job tomó un pedazo de teja para rascarse mientras estaba sentado entre las cenizasa.

9 Entonces su mujer le dijo: «¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete».

10 Pero él le dijo: «Hablas como habla cualquier mujer necia. ¿Aceptaremos el bien de Dios pero no aceptaremos el mala?». En todo esto Job no pecó con sus labiosb.

11 Cuando tres amigos de Job, Elifaz, el temanitaa, Bildad, el suhitab y Zofar, el naamatita, oyeron de todo este mal que había venido sobre él, vinieron cada uno de su lugar, pues se habían puesto de acuerdo para ir juntos a condolerse de él y a consolarloc.

12 Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no lo reconocieron, levantaron sus voces y lloraron. Cada uno de ellos rasgó su mantoa y esparcieron polvob hacia el cielo sobre sus cabezas.

13 Entonces se sentaron en el suelo con él por siete díasa y siete noches sin que nadie le dijera una palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

Lamentos de Job

3 Después de esto, Job abrió su boca y maldijo el día de su nacimiento1.

2 Y dijo Job:

3 «aPerezca el día en que yo nací,

Y la noche que dijo: “Un varón ha sido concebido”.

4 »Sea ese día tinieblas,

No lo tome en cuenta Dios desde lo alto,

Ni resplandezca sobre él la luz.

5 »Apodérense de él tinieblas y densa oscuridada,

Pósese sobre él una nube,

Llénelo de terror la negrura del día.

6 »Y en cuanto a aquella noche, apodérense de ella las tinieblas;

Que no se alegre entre los días del año,

Ni se cuente en el número de los meses.

7 »Que sea estéril aquella noche,

No entren en ella gritos de júbilo.

8 »Maldíganla los que maldicen el día,

Los que están listos1 para despertar a Leviatán2a.

9 »Oscurézcanse las estrellas de su alba;

Que espere la luz pero no la tenga,

Que tampoco vea el rayar1 de la aurora;

10 Porque no cerró las puertas1 del vientre de mi madre,

Ni escondió la aflicción de mis ojos.

11 »¿Por qué no morí yo al nacer1,

O expiré al salir del vientrea?

12 »¿Por qué me recibieron las rodillas,

Y para qué los pechos que me dieron de mamar?

13 »Porque ahora yo reposaría tranquilo;

Dormiría, y entonces tendría descansoa

14 Con los reyesa y los consejerosb de la tierra,

Que reedificaron ruinasc para sí;

15 O con príncipesa que tenían oro,

Que llenaban sus casas de platab.

16 »O como aborto desechado1, yo no existiría,

Como los niños que nunca vieron la luz.

17 »Allí los impíos dejan de sentir ira,

Y allí reposan los cansados1a.

18 »Juntos reposan los prisioneros;

No oyen la voz del capataz.

19 »Allí están los pequeños y los grandes,

Y el esclavo es libre de su señor.

20 »¿Por qué se da luz al que sufrea,

Y vida al amargado de alma;

21 A los que ansían1 la muerte, pero no llega2a,

Y cavan por ella más que por tesorosb;

22 Que se alegran sobremanera,

Y se regocijan cuando encuentran el sepulcro?

23 »¿Por qué dar luz al hombre cuyo camino está escondidoa,

Y a quien Dios ha cercadob?

24 »Porque al ver mi alimentoa salen mis gemidos,

Y mis clamores se derraman como aguab.

25 »Pues lo que temo1 viene sobre mí,

Y lo que me aterroriza me sucedea.

26 »No tengo reposo ni estoy tranquilo,

No descanso, sino que me viene turbacióna».

Reproches de Elifaz

4 Entonces respondió Elifaz, el temanita:

2 «Si alguien tratara de hablarte, ¿te pondrías impaciente?

Pero ¿quién puede abstenerse de hablar1a?

3 »Tú has exhortado a muchos,

Y las manos débiles has fortalecidoa.

4 »Al que tropezaba, tus palabras lo levantaban1,

Y las rodillas débiles2 fortalecías.

5 »Pero ahora que te ha llegado a ti, te impacientasa;

Te toca a ti, y te desalientasb.

6 »¿No es tu temor1 a Diosa tu confianzab,

Y la integridad de tus caminos tu esperanza?

7 »Recuerda ahora, ¿quién siendo inocente ha perecido jamás?

¿O dónde han sido destruidos los rectosa?

8 »Por lo que yo he visto, los que aran iniquidad

Y los que siembran aflicción, eso siegana.

9 »Por el aliento de Dios perecena,

Y por la explosión1 de Su ira son consumidosb.

10 »El rugido del león, el bramido de la fiera1

Y los dientes de los leoncillos son quebrantadosa.

11 »El león perece por falta de presaa,

Y los cachorros de la leona se dispersanb.

12 »Una palabra me fue traída secretamentea,

Y mi oído percibió un susurrob de ella.

13 »Entre pensamientos inquietantes de visiones nocturnas,

Cuando el sueño profundo cae sobre los hombresa,

14 Me sobrevino un espanto, un temblor

Que hizo estremecer todos1 mis huesos.

15 »Entonces un espíritu pasó cerca de1 mi rostro,

Y el pelo de mi piel2 se erizó.

16 »Algo se detuvo, pero no pude reconocer su aspecto;

Una figura estaba delante de mis ojos,

Hubo silencio, después oí una voz:

17 “¿Es el mortal justo delante de Diosa?

¿Es el hombre puro delante de su Hacedorb?

18 -”Dios no confía ni aún en Sus mismos siervos;

Y a Sus ángeles atribuye erroresa.

19 -”¡Cuánto más a los que habitan en casas de barroa,

Cuyos cimientos están en el polvob,

Que son aplastados como1 la polilla!

20 -”Entre la mañana y la tarde son hechos pedazosa;

Sin que nadie se dé cuenta, perecen para siempreb.

21 -”¿No les es arrancada la cuerda de su tiendaa?

Mueren, pero sin sabiduríab”.

5 »Llama ahora, ¿habrá quién te responda?

¿Y a cuál de los santosa te volverás?

2 »Porque el enojo mata al insensato,

Y la ira da muerte al necioa.

3 »Yo he visto al insensato echar raícesa,

Y al instante maldije su moradab.

4 »Sus hijos no tienen seguridad algunaa,

Aun en la puerta1 son oprimidos2,

Y no hay quien los libre.

5 »Su1 cosecha la devoran los hambrientos,

La toman aun de entre los espinos,

Y el intrigante2a ansía su riqueza.

6 »Porque la afliccióna no viene del polvo,

Ni brota el infortunio de la tierra;

7 Pues el hombre nace para la afliccióna,

Como las chispas vuelan hacia arriba.

8 »Pero en cuanto a mí, yo buscaría a Dios,

Y delante de Dios presentaría mi causaa;

9 Él hace cosas grandes e inescrutables,

Maravillas1 sin númeroa.

10 ȃl da la lluvia sobre la superficie de la tierra,

Y envía las aguas sobre1 los camposa.

11 »Para poner en alto a los humildes,

Y levantar a los que lloran a lugar seguroa.

12 ȃl frustra las tramas de los astutosa,

Para que sus manos no tengan éxito.

13 ȃl prende a los sabios en su propia astuciaa,

Y el consejo de los sagaces pronto lo frustra.

14 »De día tropiezan con las tinieblas,

Y a mediodía andan a tientas como de nochea.

15 »Pero Él salva al pobre de la espada en sus bocasa,

Y de la mano del poderosob.

16 »El desamparado, pues, tiene esperanza,

Y la injusticia tiene que cerrar su bocaa.

17 »Cuán bienaventurado es el hombre a quien Dios reprendea;

No desprecies, pues, la disciplina del Todopoderoso1b.

18 »Porque Él inflige dolor, pero da alivio1;

Él hiere, pero Sus manos también sanana.

19 »De1 seis aflicciones te libraráa,

Y en la séptima no te tocará el malb.

20 »En el hambre, Él te salvará de la muertea,

Y en la guerra, del poder de la espadab.

21 »Estarás a cubierto del azote de la lenguaa,

Y no temerás la violencia cuando vengab.

22 »De la violencia y del hambre te reirása,

Y no temerás a las fieras de la tierrab.

23 »Pues con las piedras del campo harás tu alianza,

Y las fieras del campo estarán en paz contigoa.

24 »Y sabrás que tu tienda está segura1,

Porque visitarás tu morada y no temerás pérdida algunaa.

25 »También sabrás que tu descendencia1 será numerosaa,

Y tus vástagos como la hierba de la tierrab.

26 »En pleno vigor llegarás al sepulcroa,

Como se recogen las gavillas a su tiempo.

27 »Esto lo hemos examinado, y así es;

Óyelo, y conócelo para tu bien1».

Respuesta de Job a Elifaz

6 Entonces Job respondió:

2 «¡Oh, si pudiera pesarse mi sufrimiento,

Y ponerse en la balanza junto con mi calamidada!

3 »Porque pesaríana ahora más que la arena de los mares;

Por eso mis palabras han sido precipitadas.

4 »Porque las flechas del Todopoderoso1 están clavadas en mía,

Cuyo veneno bebe mi espíritub;

Contra mí se juntan2 los terrores de Diosc.

5 »¿Acaso rebuzna el asno montés junto a1 su hierbaa,

O muge el buey junto a1 su forraje?

6 »¿Se come sin sal lo insípido,

O hay gusto en la clara del huevo1?

7 »Mi alma se niega a tocar estas cosas;

Son alimento repugnante para mía.

8 »¡Quién me diera que mi petición se cumpliera,

Que Dios me concediera mi anhelo,

9 Que Dios consintiera en aplastarme,

Que soltara Su mano y acabara conmigoa!

10 »Pero aún tengo consuelo,

Y me regocijo en el dolor sin tregua,

Que no he negado1 las palabras del Santoa.

11 »¿Cuál es mi fuerza, para que yo espere,

Y cuál es mi fin, para que yo resista1a?

12 »¿Es mi fuerza la fuerza de las piedras,

O es mi carne de bronce?

13 »¿Es que mi ayudaa no está dentro de mí,

Y está alejado de mí todo auxilio1b?

14 »Para el abatidoa, debe haber compasión de parte de su amigo;

No sea que abandone el temor1 del Todopoderosob.

15 »Mis hermanos han obrado engañosamente como un torrente1,

Como las corrientes de los arroyos que se desvanecena,

16 Que a causa del hielo están turbios

Y en los que la nieve se derrite1.

17 »Cuando se quedan sin agua, están silenciosos1,

Cuando hace calor, desaparecen de su lugara.

18 »Serpentean las sendas de su curso,

Se evaporan en la nada y perecen1.

19 »Las caravanas de Temána los buscaron1,

Los viajeros de Sabáb contaban con ellos.

20 »Quedaron frustrados1

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