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Jeremiah 2:1–13:27

2 Y vino a mí la palabra del Señor:

2 «Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: “Así dice el Señora:

‘De ti recuerdo el cariño1 de tu juventudb,

Tu amor de novia,

De cuando me seguías en el desierto,

Por tierra no sembradac.

3 ‘Santo era Israel para el Señora,

Primiciasb de Su cosecha1;

Todos los que comían de ella se hacían culpablesc;

El mal venía sobre ellos’, declara el Señor”».

4 Oigan la palabra del Señor, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.

5 Así dice el Señor:

«¿Qué injusticia hallaron en Mí sus padresa,

Para que se alejaran de Mí

Y anduvieran tras lo vano y se hicieran vanosb?

6 »Tampoco dijeron: “¿Dónde está el Señor

Que nos hizo subir de la tierra de Egiptoa,

Que nos condujo por el desiertob,

Por una tierra de lugares desolados y barrancos,

Por una tierra seca y tenebrosa1 (de sombra de muerte),

Una tierra por la que nadie pasó

Y donde ningún hombre habitó?”.

7 »Yo los traje a ustedes a una tierra fértil,

Para que comieran de su fruto y de sus delicias1a.

Pero vinieron y contaminaron Mi tierra,

Y de Mi heredad hicieron abominaciónb.

8 »Los sacerdotes no dijeron: “¿Dónde está el Señora?”.

Los que se ocupaban de la ley no me conocieronb,

Los gobernantes1 (pastores) se rebelaron contra Mí,

Y los profetas profetizaban por Baalc,

Y andaban tras cosas que no aprovechand.

9 »Por tanto, aún lidiaré con ustedesa», declara el Señor,

«también con los hijos de sus hijos lidiaré.

10 »Pasen, pues, a las islas de Quitim1a y vean;

Envíen gente a Cedarb y observen atentamente,

Y vean si ha habido cosa semejante:

11 ¿Ha cambiado alguna nación sus dioses,

Aunque esos no son diosesa?

Pues Mi pueblo ha cambiado su gloriab

Por lo que no aprovecha.

12 »Espántense, oh cielosa, por esto,

Y tiemblen, queden en extremo desolados», declara el Señor.

13 «Porque dos males ha hecho Mi pueblo:

Me han abandonado a Mí,

Fuente de aguas vivasa,

Y han cavado1 para sí cisternas,

Cisternas agrietadas que no retienen el agua.b

14 »¿Acaso Israel es un esclavo o un siervo nacido en casaa?

¿Por qué se ha convertido en presa?

15 »Contra él rugieron los leoncillosa,

Fuertemente rugieron1,

Y han hecho de su tierra una desolación;

Sus ciudades están quemadas, sin habitantesb.

16 »Incluso los hombres1 de Menfis y de Tafnesa

Te han afeitado2 la coronillab.

17 »¿No te ha sucedido1 estoa

Por haber dejado al Señor tu Dios,

Cuando Él te guiaba por el camino?

18 »Y ahora, ¿qué haces en el camino a Egiptoa

Para beber las aguas del Nilo1b?

¿O qué haces en el camino a Asiria

Para beber las aguas del Éufrates2?

19 »Te castigará tu propia maldada,

Y tus apostasías te condenaránb.

Reconoce, pues, y ve que es malo y amargoc

El dejar al Señor tu Dios,

Y no tener temor de Mí1d», declara el Señor, Dios2 de los ejércitos.

20 «Porque desde hace tiempo rompí1 tu yugoa

Y arranqué2 tus coyundas;

Pero dijiste: “No serviré”.

Porque sobre toda colina alta

Y bajo todo árbol frondoso

Te echabas como ramerab.

21 »Pero Yo te planté como vid escogidaa,

Toda ella de semilla genuina.

¿Cómo, pues, te has convertido delante de Mí

En un sarmiento degenerado de una vid extrañab?

22 »Aunque te lavesa con lejía

Y uses mucho1 jabón,

La mancha de tu iniquidad está aún delante de Míb», declara el Señor Dios2.

23 «¿Cómo puedes decir: “No estoy manchadaa,

No me he ido tras los Baalesb”?

Mira tu proceder en el vallec,

Reconoce lo que has hecho.

Eres una camella joven y liviana que enreda sus pasosd,

24 Asna montés acostumbrada al desierto,

Que en su ardor olfatea el vientoa.

En la época de su celo ¿quién la puede refrenar1?

Todos los que la busquen, no se tienen que fatigar,

En su mes la hallarán.

25 »Guarda tus pies de andar descalzos

Y tu garganta de la sed.

Pero tú dijiste: “Es en vano1a.

¡No! Porque amo a los extraños,

Y tras ellos andaréb”.

26 »Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto,

Así se ha avergonzado la casa de Israela:

Ellos, sus reyes, sus príncipes,

Sus sacerdotes y sus profetas.

27 »Son los que dicen al leño: “Mi padre eres tú”,

Y a la piedra: “Tú me engendraste”.

Porque ellos me han dado las espaldas,

Y no el rostroa;

Pero en el tiempo de su calamidad1b dirán:

“Levántate y sálvanos.”

28 »Pero ¿dónde están tus dioses,

Los que hiciste para tia?

Que se levanten, a ver si pueden salvarte

En el tiempo de tu calamidad1b;

Porque según el número de tus ciudades

Son tus dioses, oh Judác.

29 »¿Por qué contienden conmigo?

Todos ustedes se han rebelado contra Mía», declara el Señor.

30 «En vano he herido a sus hijos,

No han aceptado correccióna.

La espada de ustedes ha devorado a sus profetasb

Como león destructor.

31 »¡Oh generación, atiendan a la palabra del Señor!

¿He sido Yo un desierto para Israel,

O una tierra de densa oscuridada?

¿Por qué dice Mi pueblo: “Vaguemos libremente;

No vendremos más a Tib”?

32 »¿Se olvida una virgen de sus adornos,

O una novia de su atavío1?

Pues Mi pueblo me ha olvidadoa

Por innumerables días.

33 »¡Qué bien preparas tu camino

Para buscar amor!

Por eso aun a las malvadas1

Has enseñado tus caminos.

34 »También en tus faldas se halla

Sangre de la vida de pobres inocentesa;

No los encontraste forzando la entradab.

Pero a pesar de todo esto,

35 Aún dices: “Soy inocente,

Ciertamente Su ira se ha apartado de mí”.

Por tanto, entraré en juicio contigoa

Porque dices: “No he pecadob”.

36 »¿Por qué das tantas vueltas1

Cambiando tu caminoa?

También por Egipto serás avergonzadab

Como fuiste avergonzada por Asiriac.

37 »También de allí1 saldrás

Con las manos en la cabezaa;

Porque el Señor ha desechado a aquellos en quienes confías,

Y no prosperarás con ellosb».

3 Dios dice: «Si un hombre se divorcia de su mujer,

Y ella se va de su lado

Y llega a ser de otro hombre,

¿Volverá él a ella?

¿No quedará esa tierra totalmente profanadaa?

Pues tú eres una ramera con muchos amantes1b,

Y, sin embargo, vuelves a Míc», declara el Señor.

2 «Alza tus ojos a las alturasa desoladas y mira;

¿Dónde no te has prostituido?

Junto a los caminos te sentabas para ellosb

Como el árabe en el desierto.

Has profanado la tierrac

Con tu prostitución y tu maldad.

3 »Por eso fueron detenidas las lluviasa,

Y no hubo lluvia de primavera;

Pero tú tenías frente de ramera,

No quisiste avergonzarteb.

4 »¿No acabas de llamarme:

“Padre Míoa, Tú eres el amigo1b (guía) de mi juventudc”? pensando:

5 “¿Guardará rencor para siemprea?

¿Estará indignado1 hasta el fin?”.

Así has hablado,

Pero has hecho lo malo,

Y has hecho tu voluntad2».

Infidelidad de Israel y de Judá

6 El Señor me dijo en días del rey Josías: «¿Has visto lo que hizo la infiel Israel? Ella andaba sobre todo monte alto y bajo todo árbol frondoso, y allí se prostituíaa1.

7 »Y me dije: “Después que ella haya hecho todas estas cosas, volverá a Mí”; pero no regresóa, y lo vio su rebelde hermana Judáb.

8 »Y vio1 que a causa de todos los adulterios de la infiel Israel, Yo la había despedido, dándole carta de divorcioa. Con todo, su rebelde hermana Judá no tuvo temor, sino que ella también fue y se hizo ramerab.

9 »A causa de la liviandad con que se prostituyó, profanó la tierraa, y cometió adulterio con la piedra y con el leñob.

10 »A pesar de todo esto, su rebelde hermana Judá tampoco se volvió a Mí de todo corazóna, sino con engaño», declara el Señor.

11 Y el Señor me dijo: «Más justa ha probado ser la infiel Israel que la rebelde Judáa.

12 Ve y proclama estas palabras al norte, y di:

“Regresa, infiel Israela”, declara el Señor,

“No te miraré1 con irab,

Porque soy misericordioso”, declara el Señor;

“No guardaré rencor para siemprec.

13 “Sólo reconoce tu iniquidad,

Pues contra el Señor tu Dios te has rebeladoa,

Has repartido tus favores1 a los extrañosb bajo todo árbol frondosoc,

Y no has obedecido Mi voz”, declara el Señor.

14 “Vuelvan, hijos infieles”, declara el Señor, “porque Yo soy su dueñoa, y los tomaré, uno de cada ciudad y dos de cada familia, y los llevaré a Siónb”.

15 »Entonces les daré pastores según Mi corazón, que los apacientena con conocimiento y con inteligenciab.

16 »En aquellos días, cuando ustedes se multipliquen y crezcan en la tierra», declara el Señor, «no se dirá más: “Arca del pacto del Señor”. No les vendrá a la mente ni la recordarán, no la echarán de menos ni será hecha de nuevoa.

17 »En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: “Trono del Señora”; y todas las naciones acudirán a ellab, a Jerusalén, a causa del nombre del Señorc; y no andarán más tras la terquedad de su malvado corazónd.

18 “En aquellos días andará la casa de Judá con la casa de Israela, y vendrán juntas de la tierra del norteb a la tierra que di en heredad a sus padresc.

19 »Yo había dicho:

“¡Cómo quisiera ponerte entre Mis1 hijos,

Y darte una tierra deseable,

La más hermosa heredad de las nacionesa!”.

Y decía: “Padre Míob me llamarán,

Y no se apartarán de seguirme”.

20 »Ciertamente, como una mujer se aparta en rebeldía de su amado1,

Así ustedes han obrado en rebeldía conmigoa,

Oh casa de Israel», declara el Señor.

21 Se oye una voz sobre las alturas desoladas,

El llanto de las súplicas de los israelitas;

Porque han pervertido su caminoa,

Han olvidado al Señor su Diosb.

22 Vuelvan, hijos infieles,

Yo sanaré su infidelidada.

Aquí estamos, venimos a Ti,

Porque Tú, el Señor, eres nuestro Dios.

23 Ciertamente un engaño son las colinasa

Y el tumulto sobre los montes.

Ciertamente, en el Señor nuestro Dios

Está la salvación de Israelb.

24 «Pero lo vergonzoso consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud: sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijasa.

25 »Acostémonos en nuestra vergüenza, y que nos cubra nuestra humillación, porque hemos pecado contra el Señor nuestro Dios, nosotros y nuestros padres desde nuestra juventud hasta hoya, y no hemos obedecido la voz del Señor nuestro Diosb».

Un llamado al arrepentimiento

4 «Si has de volver, oh Israel», declara el Señor,

“Vuélvete a Mía.

Si quitas de Mi presencia tus abominaciones,

Y no vacilasb,

2 Y juras: “Vive el Señora”,

En verdad, en juicio y en justiciab,

Entonces en Él serán bendecidas las nacionesc,

Y en Él se gloriaránd.”

3 Porque así dice el Señor a los hombres de Judá y de Jerusalén:

«Rompan la tierra no labradaa,

Y no …

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