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Isaías 6:3–5

3 Y el uno al otro daba voces, diciendo1:

«Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitosa,

Llena está toda la tierra de2 Su gloriab».

4 Y se estremecieron los cimientos1 de los umbrales a la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humoa.

5 Entonces dije:

«¡Ay de mí! Porque perdido estoya,

Pues soy hombre de labios inmundosb

Y en medio de un pueblo de labios inmundos habitoc,

Porque mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitosd».

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