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Hechos de los Apóstoles 21:31–36

31 Mientras procuraban matarlo, llegó aviso al comandante1 de la compañía2 romanaa que toda Jerusalén estaba en confusión.

32 Inmediatamente tomó consigo algunos soldados y centuriones, y corrió hacia ellos; cuando el pueblo vio al comandante y a los soldados, dejaron de golpear a Pabloa.

33 Entonces el comandante llegó y lo arrestó, y ordenó que lo atarana con dos cadenasb, y preguntaba quién era y qué había hecho.

34 Pero entre la muchedumbre unos gritaban una cosa y otros otraa, y como él no pudo averiguar con certeza los hechos, debido al tumulto, ordenó que llevaran a Pablo al cuartelb.

35 Cuando Pablo llegó a las gradasa, los soldados tuvieron que cargarlo por causa de la violencia de la turba1;

36 porque la multitud del pueblo lo seguía, gritando: «¡Mueraa

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