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Hechos de los Apóstoles 13:14–41

14 ellos, saliendo de Perge, llegaron a Antioquíaa de Pisidiab; y en el día de reposoc entraron a la sinagogad y se sentaron.

15 Después de la lectura de la leya y los profetasb, los oficiales de la sinagogac les mandaron a decir: «Hermanos* , si tienen alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablen».

Discurso de Pablo en Antioquía de Pisidia

16 Pablo se levantó, y haciendo señal con la manoa, dijo: «Hombres de Israel, y los que temen a Diosb, escuchen:

17 »El Dios de este pueblo de Israel, escogió a nuestros padres y engrandeció1 al pueblo durante su estancia en la tierra de Egiptoa, y con brazo fuerte los sacó de ellab.

18 »Por un período como de cuarenta añosa los soportó1 en el desiertob.

19 »Después de destruir siete nacionesa en la tierra de Canaánb, repartió sus tierras en herenciac; todo esto duró como 450 añosd.

20 »Después de esto, Dios les dio juecesa hasta el profeta Samuelb.

21 »Entonces ellos pidieron un reya, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamínb, durante cuarenta años.

22 »Cuando lo quitóa, les levantó por rey a David, del cual Dios también testificó y dijo: “He hallado a David, hijo de Isaí, un hombre conforme a Mi corazónb, que hará toda Mi voluntad1”.

23 »De la descendencia de estea, conforme a la promesa, Dios ha dado1 a Israel un Salvadorb, Jesúsc,

24 después de que Juan predicó, antes de Su venida1, un bautismo de arrepentimientoa a todo el pueblo de Israel.

25 »Cuando Juan estaba a punto de terminar su carreraa, decía: “¿Quién piensan ustedes que soy yo? Yo no soy el Cristo; pero miren, viene tras mí uno de quien yo no soy digno de desatar las sandalias de sus piesb

26 »Hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre ustedes temen a Dios, a nosotros1 nos es enviada la palabra de esta salvacióna.

27 »Pues los que habitan en Jerusalén y sus gobernantesa, sin reconocer a Jesúsb ni las palabras1 de los profetasc que se leen todos los días de reposod, cumplieron estas escrituras, cuando lo condenaron.

28 »Aunque no hallaron causa para dar muerte a Jesús, pidieron a Pilato que lo mandara a matar1a.

29 »Cuando habían cumplido todo lo que estaba escrito acerca de Éla, lo bajaron de la cruz1b y lo pusieron en un sepulcroc.

30 »Pero Dios lo levantó de entre los muertosa;

31 y por muchos días se apareció a los que habían subido con Él de Galileaa a Jerusalén, los cuales ahora son Sus testigosb ante el pueblo.

32 »Nosotros les anunciamos las buenas nuevas1a de que la promesa hecha a los padresb,

33 Dios la ha cumplido a nuestros hijos1 al resucitar a Jesúsa, como también está escrito en el Salmo segundo: “Hijo Mío eres Tú; Yo Te he engendrado hoyb”.

34 »Y en cuanto a que lo resucitó de entre los muertosa para nunca más volver a corrupción, Dios ha hablado de esta manera: “Les daré las misericordias1 santas y fieles prometidas a Davidb”.

35 »Por tanto dice también en otro salmo: “No permitirás1 que Tu Santo2 vea corrupcióna”.

36 »Porque David, después de haber servido el propósito de Diosa en su propia generación1, durmió2b, y fue sepultado con sus padresc, y vio corrupción.

37 »Pero Aquel a quien Dios resucitóa no vio corrupción.

38 »Por tanto, hermanos, sepan que por medio de Él1 les es anunciado el perdón de los pecadosa;

39 y que de todas las cosas de que no pudieron ser justificados1 por la ley de Moisés* , por medio de Él, todo aquel que cree es justificado1a.

40 »Tengan, pues, cuidado de que no venga sobre ustedes aquello de que se habla en los profetasa:

41 “Miren, burladores, maravíllense y perezcan1;

Porque Yo hago una obra en sus días,

una obra que ustedes nunca creerían aunque alguien se la describieraa”».

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