Cargando…

Hechos de los Apóstoles 10:1–11:18

10 Había en Cesareaa un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte1 llamada la Italianab,

2 piadoso y temeroso de Diosa con toda su casa, que daba muchas limosnas al pueblo judíob y oraba a Dios continuamente.

3 Como a la hora novena1a, vio claramente en una visiónb a un ángel de Diosc que entraba a donde él estaba y le decía: «Cornelio»

4 Mirándolo fijamentea y atemorizado, Cornelio dijo: «¿Qué quieres1, Señor?». Y el ángel le dijo: «Tus oraciones y limosnas2 han ascendidob como memorial delante de Diosc.

5 »Envía ahora algunos hombres a Jopea, y manda traer a un hombre llamado Simón, que también se llama Pedro.

6 Este se hospeda con un curtidor llamado Simóna, cuya casa está junto al mar1»

7 Después que se había ido el ángel que le hablaba, Cornelio llamó a dos de los criados1 y a un soldado piadoso de los que constantemente le servían.

8 Después de explicarles todo, los envió a Jopea.

La visión de Pedro

9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedroa subió a la azoteab a orar como al mediodíac.

10 Tuvo hambre y deseaba comer; pero mientras le preparaban algo de comer, le sobrevino un éxtasisa.

11 Vio* el cielo abiertoa y un objeto1 semejante a un gran lienzo que descendía, bajado a la tierra por las cuatro puntas.

12 Había en él toda clase de cuadrúpedos y reptiles de la tierra, y aves del cielo.

13 Y oyó una voz1: «Levántate, Pedro, mata2 y come»

14 Pero Pedro dijo: «De ninguna manera, Señora, porque yo jamás he comido nada impuro1 o inmundob»

15 De nuevo, por segunda vez, llegó a él una voz: «Lo que Dios ha limpiadoa, no lo llames tú impuro1»

16 Esto sucedió tres veces, e inmediatamente el lienzo1 fue recogido al cielo.

Los mensajeros de Cornelio

17 Mientras Pedro estaba perplejo pensando en lo que significaría la visióna que había visto, en ese momento los hombres que habían sido enviados por Corneliob, después de haber preguntado por la casa de Simón, se aparecieron a la puerta.

18 Y llamando, preguntaron si allí se hospedaba Simón, el que también se llamaba Pedro.

19 Mientras Pedro meditaba sobre la visióna, el Espíritu le dijob: «Mira, tres hombres te buscan.

20 »Levántate, pues, desciende y no dudesa en acompañarlos, porque Yo los he enviado»

21 Pedro descendió a donde estaban los hombres, y les dijo: «Yo soy el que buscan; ¿cuál es la causa por la que han venido?»

22 Y ellos dijeron: «A Cornelio el centurión1, un hombre justo y temeroso de Dios, y que es muy estimado por toda la nación de los judíosa, le fue ordenadob por un santo ángelc que hiciera venir a usted a su casa para oír sus palabrasd»

23 Entonces Pedro los invitó a entrar y los hospedó.

Al día siguiente se levantó y fue con ellos, y algunos de los hermanosa de Jopeb lo acompañaronc.

Pedro en casa de Cornelio

24 Al otro día entró en Cesareaa. Cornelio los estaba esperando y había reunido a sus parientes y amigos íntimos.

25 Cuando Pedro iba a entrar, Cornelio salió a recibirlo, y postrándose a sus pies, lo adoróa.

26 Pero Pedro lo levantó, diciendo: «Ponte de pie; yo también soy hombrea»

27 Conversando con él, entró y halló* mucha gente reunidaa.

28 Entonces Pedro les dijo: «Ustedes saben que no es lícito para un judío asociarse con un extranjero o visitarloa, pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre debo llamar impuro1 o inmundob.

29 »Por eso, cuando mandaron a buscarme, vine sin poner ninguna objeción. Pregunto, pues, ¿por qué causa me han llamado?»

30 Y Cornelio respondió: «Hace cuatro díasa, a esta misma hora, estaba yo orando en mi casa a la hora novena1b; y un hombrec con vestiduras resplandecientes, se puso delante de mí,

31 y dijo*: “Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus obras de caridad1 han sido recordadas delante de Dios.

32 ”Envía unos hombres a Jope, y haz llamar a Simón, que también se llama Pedro; él está hospedado en casa de Simón el curtidor, junto al mar1a

33 »Por tanto, al instante envié a buscarte, y has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí presentes delante de Dios, para oír todo lo que el Señor te ha mandado»

34 Entonces Pedro tomó la palabraa, y dijo: «Ciertamente ahora entiendo que Dios no hace acepción de personasb,

35 sino que en toda nación el que le teme1 y hace lo justo2a, le es aceptob.

36 »El mensaje1 que Él envió al2 pueblo de Israel, predicandoa de paz por medio de Jesucristob, que Él es Señor de todosc.

37 »Ustedes saben lo que ocurrió en toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que Juan predicó,

38 cómo Dios ungióa a Jesús de Nazaretb con el Espíritu Santo y con poder, el cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diabloc; porque Dios estaba con Éld.

39 »Nosotros somos testigos de todas las cosasa que hizo en la tierra1 de los judíos y en Jerusalén. Y también le dieron muerte, colgándolo en una cruz2b.

40 »Pero Dios lo resucitóa al tercer día e hizo que se manifestara1,

41 no a todo el puebloa, sino a los testigosb que fueron escogidos de antemano por Dios, es decir, a nosotros que comimos y bebimos con Él después que resucitó de los muertosc.

42 »Y nos mandóa predicar al pueblo, y testificarb con toda solemnidad que este Jesús1 es el que Dios ha designadoc como Juez de los vivos y de los muertosd.

43 »De Él dan testimonio todos los profetasa, de que por Su nombreb, todo el que cree en Él recibe el perdón de los pecados»

Los gentiles reciben el Espíritu Santo

44 Mientras Pedro aún hablaba estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban el mensaje1a.

45 Todos los creyentes que eran de la circuncisión1, que habían venido con Pedroa, se quedaron asombrados, porque el don del Espíritu Santo había sido derramadob también sobre los gentiles,

46 pues los oían hablar en lenguasa y exaltar a Dios. Entonces Pedro dijo1:

47 «¿Puede acaso alguien negar el agua para que sean bautizadosa estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotrosb

48 Y mandó que fueran bautizadosa en el nombre de Jesucristob. Entonces le pidieron que se quedara con ellos unos días.

Informe de Pedro

11 Los apóstoles y los hermanosa que estaban por toda Judea oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.

2 Cuando Pedro subió a Jerusalén, los que eran de la circuncisión1a le reprocharon:

3 «Tú entraste en casa de incircuncisos y comiste con ellosa»

4 Entonces Pedro comenzó a explicarles en orden lo sucedidoa:

5 «Estaba yo en la ciudad de Jope orandoa, y vi en éxtasis una visiónb: un objeto1 semejante a un gran lienzo que descendía, bajado del cielo por las cuatro puntas, y vino hasta mí.

6 »Cuando fijé mis ojos en él y lo observaba, vi1 cuadrúpedos terrestres, fieras, reptiles y aves del cielo.

7 »También oí una voz que me decía: “Levántate Pedro, mata1 y come”.

8 »Pero yo dije: “De ninguna manera, Señor, porque nada impuro1 o inmundo ha entrado jamás en mi boca”.

9 »Pero una voz del cielo respondió por segunda vez: “Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro1a”.

10 »Esto sucedió tres veces, y todo volvió a ser llevado arriba al cielo.

11 »En aquel momento se aparecieron tres hombres delante de la casa donde estábamos, los cuales habían sido enviados a mí desde Cesareaa.

12 »Y el Espíritu Santo me dijo que fuera con ellosa sin dudar1b. Estos seis hermanos fueron también conmigoc y entramos en la casa de aquel hombre.

13 »Y él nos contó cómo había visto al ángel de pie en su casa, el cual le dijo1: “Envía unos hombres a Jope y haz traer a Simón, que también se llama Pedro,

14 quien te dirá palabrasa por las cuales serás salvo, tú y toda tu casab”.

15 »Cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió1 sobre ellosa, tal como lo hizo sobre nosotros al principiob.

16 »Entonces me acordé de las palabras del Señor, cuando1 dijo: Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con2 el Espíritu Santoa”.

17 »Por tanto, si Dios les dio a ellos el mismo don que también nos dio a nosotrosa después de creer en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder impedírselo a Dios1b

18 Al oír esto se calmaron, y glorificaron a Diosa, diciendo: «Así que también a los gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la vidab».

Leer más



Un servicio de Software Bíblico Logos