Hebreos 12:3–7
3 Consideren, pues, a Aquel que soportó tal hostilidad de1 los pecadores contra Él mismoa, para que no se cansen ni se desanimen en su corazón2b.
4 Porque todavía, en su lucha contra el pecado, ustedes no han resistidoa hasta el punto de derramar sangre1b.
5 Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige:
«Hijo Mío, no tengas en poco la disciplina del Señor,
Ni te desanimesa al ser reprendido por Élb.
6 »Porque el Señor al que ama, disciplinaa,
Y azota a todo el que recibe por hijob».
7 Es para su corrección1 que sufren. Dios los trata como a hijosa; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?