Eclesiastés 1:1–11
1 Palabras del Predicadora, hijo de David, rey en Jerusalén.
2 «Vanidad de vanidades», dice el Predicador,
«Vanidad de vanidades, todo es vanidada».
3 ¿Qué provecho recibe el hombre de todo el trabajo
Con que se afana bajo el sola?
4 Una generación va y otra generación viene,
Pero la tierra permanece para siemprea.
5 El sol sale y el sol se ponea,
A su lugar se apresura1. De allí vuelve a salir.
6 Soplando1 hacia el sur,
Y girando hacia el norte,
Girando y girando va el viento;
Y sobre sus giros el viento regresaa.
7 Todos los ríos van hacia el mar,
Pero el mar no se llena.
Al lugar donde los ríos fluyen,
Allí vuelven a fluir.
8 Todas las cosas son fatigosas,
El hombre no puede expresarlas.
No se saciaa el ojo de ver,
Ni se cansa1 el oído de oír.
Y lo que se hizo, eso se haráa;
No hay nada nuevo bajo el sol.
10 ¿Hay algo de que se pueda decir:
«Mira, esto es nuevo»?
Ya existía en los siglos
Que nos precedieron.
11 No hay memoria de las cosas primeras
Ni tampoco de las postreras que sucederán;
No habrá memoria de ellas
Entre los que vendrán despuésa.