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Cantares 7:1–10

1¡Cuán hermosos son tus pies en sandalias,

Oh hija de príncipea!

Las curvas de tus caderas son como joyas,

Obra de manos de artífice.

2 »Tu ombligo, como una taza redonda

Que nunca le falta vino mezclado;

Tu vientre como montón de trigo

Cercado de lirios.

3 »Tus dos pechos, como dos crías,

Mellizas de una gacelaa.

4 Tu cuello, como torrea de marfil,

Tus ojos, como los estanques en Hesbónb

Junto a la puerta de Bat Rabim;

Tu nariz, como la torre del Líbano

Que mira hacia Damasco.

5 »Tu cabeza se eleva como el monte Carmeloa,

Y la cabellera suelta de tu cabeza es como hilos de púrpura;

El rey se ha cautivado de tus trenzas.

6 »¡Qué hermosa y qué encantadora eres,

Amor míoa, con todos tus encantos!

7 »Tu estatura es semejante a la palmera,

Y tus pechos, a sus racimos.

8 Yo dije: “Subiré a la palmera,

Tomaré sus frutos”.

¡Sean tus pechos como racimos de la vid,

El perfume de tu aliento como manzanasa,

9 Y tu paladara como el mejor vino!».

LA ESPOSA:

«Entra suavemente el vinob en mi amado,

Como fluye por los labios de los que se duermen.

10 »Yo soy de mi amadoa,

Y para mí es todo su deseob.

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