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2 Timoteo 1:1–2:26

1 Pablo, apóstola de Cristo Jesúsb por la voluntad de Diosc, según la promesa de vida que hay en Cristo Jesúsd,

2 a Timoteoa, amado hijob: Graciac, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.

Fidelidad y dinamismo en el servicio cristiano

3 Doy gracias a Diosa, a quien sirvob con limpia concienciac como lo hicieron mis antepasados1, de que sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones2d,

4 deseando vertea, al acordarme de tus lágrimasb, para llenarme de alegría.

5 Porque tengo presente1 la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loidaa y en tu madre Euniceb, y estoy seguro que en ti también.

6 Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manosa.

7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardíaa, sino de poder, de amor y de dominio propio.

8 Por tanto, no te avergüencesa del testimonio de nuestro Señorb, ni de mí, prisionero Suyoc, sino participa conmigo en las afliccionesd por el evangelio, según el poder de Diose.

9 Él nos ha salvadoa y nos ha llamadob con un llamamiento santoc, no según nuestras obrasd, sino según Su propósitob y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesúse desde la eternidad1f,

10 y que ahora ha sido manifestadaa por la aparición de nuestro Salvadorb Cristo Jesúsc, quien puso fin a la muerted y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio.

11 Para este evangelio yo fui constituido predicador1, apóstol y maestroa.

12 Por lo cual también sufro estas cosas, pero no me avergüenzoa. Porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que Él es poderosob para guardar mi depósito1c hasta2 aquel díad.

13 Reténa la norma1b de las sanas palabrasc que has oído de míd, en la fe y el amore en Cristo Jesúsf.

14 Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotrosa, el tesoro que te ha sido encomendado1b.

15 Ya sabes esto, que todos los que están en Asia1a me han vuelto la espaldab, entre los cuales están Figelo y Hermógenes.

16 Conceda el Señor misericordia a la casa de Onesíforoa, porque muchas veces me dio consuelo y no se avergonzób de mis cadenas1c.

17 Antes bien, cuando estuvo en Roma, me buscó con afán y me halló.

18 El Señor le conceda que halle misericordia del Señor en aquel díaa. Además, los servicios que prestó en Éfesob, tú lo sabes mejor.

El buen soldado de Jesucristo

2 Tú, pues, hijo míoa, fortalécete en la graciab que hay en Cristo Jesúsc.

2 Y lo que has oído de mía en la presencia de muchos testigosb, eso encarga1c a hombres fielesd que sean capaces de enseñar también a otrose.

3 Sufre penalidades1a conmigo, como buen soldadob de Cristo Jesúsc.

4 El soldado en servicio activo no se enredaa en los negocios de la vida diaria, a fin de poder agradar al que lo reclutó como soldado.

5 También el que1 compite como atletaa, no gana el premio2 si no compite de acuerdo con las reglas3.

6 El labrador que trabajaa debe ser el primero en recibir su parte de los frutos1.

7 Considera lo que digo, pues el Señor te dará entendimiento en todo.

8 Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertosa, descendiente de Davidb, conforme a mi evangelioc,

9 por1 el cual sufro penalidadesa, hasta el encarcelamientob como un malhechorc. Pero la palabra de Diosd no está presae.

10 Por tanto, todo lo soportoa por amor a los escogidosb, para que también ellos obtenganc la salvaciónd que está en Cristo Jesúse, y con ella gloria eternaf.

11 Palabra fiel es estaa:

Que si morimos con Élb, también viviremos con Él;

12 Si perseveramos, también reinaremos con Éla;

Si lo negamos1b, Él también nos negará;

13 Si somos infieles1, Él permanece fiela, pues no puede negarse Él mismob.

El buen obrero de Dios

14 Recuérdales esto, encargándolesa solemnemente en la presencia de Dios, que no discutan sobre palabrasb, lo cual para nada aprovecha y lleva a los oyentes a la ruina.

15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobadoa, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdadb.

16 Evita1a las palabrerías vacías y profanasb, porque los dados a ellas, conducirán más y más a la impiedad2,

17 y su palabra1 se extenderá como gangrena2. Entre ellos están Himeneo y Filetoa,

18 que se han desviado de la verdad diciendo que la resurrección ya tuvo lugara, trastornando así la fe de algunosb.

19 No obstante, el sólido fundamento de Dios permanecea firme, teniendo este sellob: «El Señor conoce a los que son Suyosc», y: «Que se aparte de la iniquidad todo aquel que menciona el nombre del Señord».

20 Ahora bien, en una casa grande no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, y unos para honra y otros para deshonraa.

21 Por tanto, si alguien se limpia de estas cosasa, será un vaso para honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obrab.

22 Huye, pues, de las pasiones juvenilesa y sigue1 la justiciaa, la feb, el amor y la paz, con los que invocan al Señorc con2 un corazón purod.

23 Pero rechaza los razonamientos necios1 e ignorantesa, sabiendo que producen2 rencillas3b.

24 El siervo del Señora no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñarb, sufrido.

25 Debe reprender tiernamente a los que se oponena, por si acaso Dios les da el arrepentimientob que conduce al pleno conocimiento de la verdadc,

26 y volviendo en sí, escapen del lazo del diabloa, habiendo estado cautivos de élb para hacer su voluntad.

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