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2º Samuel 7:18–29

18 Entonces el rey David entró y se sentó delante del Señor y dijo: «¿Quién soy yo, oh Señor Dios1a, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí?

19 »Y aun esto fue insignificante ante Tus ojos, oh Señor Dios, pues también has hablado de la casa de Tu siervo concerniente a un futuro lejanoa. Y esta es la ley de los hombres1, oh Señor Diosb.

20 »¿Y qué más podría decirte David? Pues Tú conoces a Tu siervo, oh Señor Diosa.

21 »A causa de Tu palabra, conforme a Tu propio corazón, Tú has hecho toda esta grandeza, para que lo sepa Tu siervoa.

22 »Oh Señor Dios, por eso Tú eres grande; pues no hay nadie como Túa, ni hay Dios fuera de Tib, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídosc.

23 »¿Y qué otra nación en la tierra es como Tu pueblo Israel, al cual viniste1 a redimir para Ti2 como pueblo, a fin de darte3 un nombrea, y hacer grandes cosas a su favor y cosas portentosasb para Tu tierra, ante Tu pueblo que rescataste para Ti de Egiptoc, de naciones y de sus dioses?

24 »Pues Tú has establecido para Ti a Tu pueblo Israela como pueblo Tuyo para siempre, y Tú, Señor, has venido a ser su Diosb.

25 »Y ahora, oh Señor Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado acerca de Tu siervo y acerca de su casa, y haz según has hablado.

26 »Y sea engrandecido Tu nombre para siempre, al decirse: “El Señor de los ejércitos es Dios sobre Israel”; y que la casa de Tu siervo David sea establecida delante de Tia.

27 »Porque Tú, oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel, has revelado a1 Tu siervo, diciendo: “Yo te edificaré casa”; por tanto, Tu siervo ha hallado ánimo para elevar2 esta oración a Tia.

28 »Ahora pues, oh Señor Dios, Tú eres Dios, Tus palabras son verdad y Tú has prometido1 este bien a Tu siervoa.

29 »Y ahora, ten a bien bendecir la casa de Tu siervo, a fin de que permanezca1 para siempre delante de ti. Porque Tú, oh Señor Dios, has hablado y con Tu bendición será bendita para siempre la casa de Tu siervoa».

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