2º Samuel 12:1–25
12 Entonces el Señor envió a Natán a Davida. Y Natán vino a élb y le dijo:
«Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.
2 »El rico tenía muchas ovejas y vacas.
3 »Pero el pobre no tenía más que una corderita
Que él había comprado y criado,
La cual había crecido junto con él y con sus hijos.
Comía de su pan1, bebía de su copa y dormía en su seno,
Y era como una hijaa para él.
4 »Vino un viajero a visitar al hombre rico
Y este no quiso1 tomar de sus ovejas ni de sus vacas
Para preparar comida para el caminante que había venido a él,
Sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre y la preparó para el hombre que había venido a visitarlo».
5 Y se encendió la ira de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: «Vive el Señor, que ciertamente el hombre que hizo esto merece morir1a;
6 y debe pagar cuatro vecesa por la cordera, porque hizo esto y no tuvo compasión».
7 Entonces Natán dijo a David: «Tú eres aquel hombrea. Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te ungíb rey sobre Israel y te libré de la mano de Saúl.
8 ”Yo también entregué a tu cuidado1 la casa de tu señor y las mujeres de tu señor, y te di la casa de Israel y de Judáa; y si eso hubiera sido poco, te hubiera añadido muchas cosas como estas.
9 ”¿Por qué has despreciado la palabra del Señor haciendo lo maloa ante Sus ojos? Has matado1 a espada a Urías el hititab, has tomado su mujer para que sea mujer tuyac, y a él lo has matado con la espada de los amonitas.
10 ”Ahora pues, la espada nunca se apartará de tu casaa, porque me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el hitita para que sea tu mujer”.
11 »Así dice el Señor: “Por eso, de tu misma casa levantaré el mal contra ti; y aun tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu compañero, y este se acostará con tus mujeresa a plena luz del día1.
12 ”En verdad, tú lo hiciste en secretoa, pero Yo haré esto delante de todo Israelb y a plena luz1 del sol”».
13 Entonces David dijo a Natán: «He pecado contra el Señora». Y Natán dijo a David: «El Señor ha quitado tu pecado1; no morirásb.
14 »Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemara a los enemigos del Señor, ciertamente morirá el niño que te ha nacido».
Entonces el Señor hirió al niño que la viuda1 de Urías dio2 a David, y se puso muy enfermo.
16 David rogó a Dios por el niño; y1 ayunóa, y fue y pasó la noche acostado en el suelob.
17 Los ancianos de su casaa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, pero él no quiso, y no comió con ellos.
18 Sucedió que al séptimo día el niño murió. Los siervos de David temían informarle que el niño había muerto, pues se decían: «Si cuando el niño todavía estaba vivo, le hablábamos y no nos escuchaba1, ¿cómo, pues, vamos a decirle que el niño ha muerto? Puede hacerse daño».
19 Pero viendo David que sus siervos susurraban entre sí, comprendió1 que el niño había muerto, y2 dijo a sus siervos: «¿Ha muerto el niño?». «Ha muerto», respondieron ellos.
20 Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropaa; entró en la casa del Señor y adorób. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió.
21 Así que sus siervos le dijeron: «¿Qué es esto que ha hecho? Mientras1 el niño vivía, usted ayunaba y lloraba, pero cuando el niño murió, se levantó y comió pan2».
22 Y él respondió: «Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y llorabaa, pues me decía: “¿Quién sabe si el Señor tendrá compasión de mí y el niño vivab?”.
23 »Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré a éla, pero él no volverá a míb».
24 Entonces David consoló a Betsabé su mujer, y vino a ella y se acostó con ella; y ella dio a luz un hijo; y él1 le puso por nombre Salomóna. Y el Señor lo amó,
25 y envió un mensaje por medio1 del profeta Natán, y le puso el nombre de Jedidías2, por causa del Señor.