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2 Pedro 2:4–10

4 Porque1 Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infiernoa y los entregó a fosos de tinieblasb, reservados para juicio.

5 Tampoco perdonó al mundo antiguoa, sino que guardó a Noé, un predicador de justicia, con otros siete1b, cuando trajo el diluvio sobre el mundoc de los impíos.

6 También condenó a la destrucción las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a cenizasa, poniéndolas de ejemplob para los que habrían de vivir impíamente despuésc.

7 Además rescató al justo Lota, abrumado por la conducta sensualb de hombres libertinos1c

8 (porque ese justoa, por lo que veía y oía mientras vivía entre ellos, diariamente sentía su alma justa atormentada por las iniquidades de ellos).

9 El Señor, pues, sabe rescatar de tentación a los piadososa, y reservar a los injustos bajo castigo para el día del juiciob,

10 especialmente a los que andan tras la carne en sus deseos corrompidosa y desprecian la autoridad. Atrevidos y obstinadosb, no tiemblan cuando blasfeman de las majestades angélicas1c,

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