2 Corintios 7:5–7
5 Pues aun cuando llegamos a Macedoniaa, nuestro cuerpo1 no tuvo ningún reposo, sino que nos vimos atribulados por todos ladosb: por fuera, conflictos; por dentro, temoresc.
6 Pero Dios, que consuelaa a los deprimidos1, nos consoló con la llegada de Titob;
7 y no solo con su llegada, sino también con el consuelo con que él fue consolado en ustedes, haciéndonos saber el gran afecto1 de ustedes, su llanto y su celo por mí; de manera que me regocijé aún más.