Cargando…

2 Corintios 1:3–9

El Dios de toda consolación

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristoa, Padre de misericordias y Dios de toda consolaciónb,

4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulacionesa, para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción, dándoles el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios.

5 Porque así como los sufrimientos de Cristo son nuestros en abundancia1, así también abunda nuestro consuelo por medio de Cristo2a.

6 Pero si somos atribulados, es para el consuelo y salvación de ustedesa; o si somos consolados, es para consuelo de ustedes, que obra al soportar las mismas aflicciones que nosotros también sufrimos.

7 Y nuestra esperanza respecto de ustedes está firmemente establecida, sabiendo que como son copartícipes de los sufrimientos, así también lo son de la consolacióna.

8 Porque no queremos que ignoren, hermanosa, acerca de nuestra aflicción sufrida1 en Asia2b. Porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vidac.

9 De hecho1, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos,

Leer más



Un servicio de Software Bíblico Logos