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1 Tesalonicenses 1:1–5:28

1 Pablo a, Silvanob y Timoteoc, a la iglesia de los tesalonicensesd en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia a ustedes y paze.

Fe y ejemplo de los tesalonicenses

2 Siempre damos gracias a Dios por todos ustedesa, mencionándolos en nuestras oracionesb,

3 t eniendo presente sin cesar delante de nuestro Dios y Padrea su obra de feb, su trabajo de amorc y la firmeza de su esperanzad en1 nuestro Señor Jesucristo.

4 Sabemos, hermanos amados de Diosa, de la elección de ustedesb,

5 porque nuestro evangelio no vino a ustedes solamente en palabrasa, sino también en poder y en el Espíritu Santob y con plena convicción1c; como saben qué clase de personas2 demostramos ser3 entre ustedesd por el amor que les tenemos.

6 Y ustedes llegaron a ser imitadores de nosotros y del Señora, habiendo recibidob la palabrac, en medio de mucha tribulación, con el gozo del Espíritu Santod,

7 de tal manera que llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes en Macedoniaa y en Acayab.

8 Porque saliendo de ustedes, la palabra del Señora se ha escuchadob, no solo en Macedoniac y Acayad, sino que también por todas partes la fe de ustedes en1 Dios se ha divulgadoe, de modo que nosotros no tenemos necesidad de decir nada.

9 Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida1 que tuvimos por parte de2 ustedesa, y de cómo se convirtieron de los ídolosb a Diosc para servir al Dios vivo y verdaderod,

10 y esperar de los cielos a Su Hijoa, al cual resucitó de entre los muertosb, es decir, a Jesús, quien nos librac de la ira veniderad.

Comportamiento de Pablo como ministro de Jesucristo

2 Porque ustedes mismos saben, hermanos, que nuestra visita1 a ustedesa no fue en vanob,

2 sino que después de haber sufrido y sido maltratadosa en Filiposb, como saben, tuvimos el valor, confiados en nuestro Dios, de hablarlesc el evangelio de Diosd en medio de mucha oposicióne.

3 Pues nuestra exhortacióna no procede de errorb ni de impurezac ni es con engañod,

4 sino que así como hemos sido aprobados por Diosa para que se nos confiara el evangeliob, así hablamos, no como agradando a los hombres, sino a Diosc que examina1 nuestros corazonesd.

5 Porque como saben, nunca fuimos1 a ustedes con palabras lisonjeras, ni con pretexto para sacar provechoa. Dios es testigob.

6 Tampoco buscamos gloria de los hombresa, ni de ustedes ni de otros, aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido imponer nuestra autoridad1b.

7 Más bien demostramos ser1 benignos2a entre3 ustedes, como una madre que cría con ternura a sus propios hijosb.

8 Teniendo así un gran afecto por ustedes, nos hemos complacido en impartirlesa no solo el evangelio de Diosb, sino también nuestras propias vidas1, pues llegaron a ser muy amados para nosotros.

9 Porque recuerdan, hermanos, nuestros trabajos y fatigasa, cómo, trabajando de día y de nocheb para no ser cargac a ninguno de ustedes, les proclamamos el evangelio de Diosd.

10 Ustedes son testigos, y también Diosa, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos1 con ustedesb los creyentes.

11 Saben además de qué manera los exhortábamosa, alentábamos e implorábamos1 a cada uno de ustedesb, como un padre lo haría con sus propios hijosc,

12 para que anduvieran como es dignoa del Dios que los ha llamado1 a Su reinob y a Su gloriac.

Pablo da gracias por los tesalonicenses

13 Por esto también nosotros sin cesar damos gracias a Diosa de que cuando recibieron la palabra de Dios que oyeron de nosotrosb, la aceptaron no como la palabra de hombres, sino como lo que realmente es, la palabra de Diosc, la cual también hace su obrad en ustedes los que creen.

14 Pues ustedes, hermanos, llegaron a ser imitadoresa de las iglesias de Dios en Cristo Jesúsb que están en Judeac, porque también ustedes padecieron los mismos sufrimientos a manos de sus propios compatriotasd, tal como ellos padecieron a manos de los judíose.

15 Estos mataron tanto al Señor Jesúsa como a los profetasb, y a nosotros nos expulsaron1, y no agradan a Dios sino que2 son contrarios a todos los hombres,

16 impidiéndonos hablar a los gentilesa para que se salvenb, con el resultado de que siempre llenan la medida de sus pecadosc. Pero la irad de Dios ha venido sobre ellos hasta el extremo.

17 Pero nosotros, hermanos, separados de ustedes por breve tiempo1, en persona2 pero no en espíritu3a, estábamos muy ansiosos, con profundo deseo de ir a verlosb.

18 Ya que queríamos ir a ustedesa, al menos yo, Pablo, más de una vez1b; pero Satanásc nos lo ha impedidod.

19 Porque ¿quién es nuestra esperanza o gozo o corona de gloriaa? ¿No lo son ustedes en la presencia de nuestro Señor Jesús en Su venida1b?

20 Pues ustedes son nuestra gloriaa y nuestro gozo.

Interés de Pablo por sus hijos en la fe

3 Por lo cual, no pudiendo soportarlo mása, pensamos que era mejor quedarnos solos en Atenasb.

2 Enviamos a Timoteoa, nuestro hermano y colaborador de Dios1 en el evangelio de Cristo, para fortalecerlos y alentarlos respecto a la fe de ustedes;

3 a fin de que nadie se inquiete1 por causa de estas aflicciones, porque ustedes mismos saben que para esto hemos sido destinadosa.

4 Porque en verdad, cuando estábamos con ustedes les predecíamos que íbamos a sufrir aflicción, y así1 ha acontecidoa, como2 saben.

5 Por eso también yo, cuando ya no pude soportar mása, envié a Timoteo para informarme de su feb, por temor a que el tentador los hubiera tentadoc y que nuestro trabajo hubiera sido en vanod.

6 Pero ahora Timoteo ha regresado1a de ustedes a nosotros, y nos ha traído buenas noticias de su fe y amorb y de que siempre tienen buen recuerdo de nosotrosc, anhelando vernos, como también nosotros a ustedes.

7 Por eso, hermanos, en toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados respecto a ustedes por medio de su fe.

8 Porque ahora sí que vivimos, si ustedes están firmesa en el Señor.

9 Pues ¿qué acción de gracias podemos dar a Dios por ustedesa, por todo el gozo con que nos regocijamos delante de nuestro Dios a causa de ustedes,

10 según oramos intensamente de noche y de díaa que podamos ver el rostro de ustedesb y que completemos lo que faltac a su fe?

Exhortación a la santidad

11 Ahora, pues, que el mismo Diosa y Padre nuestro, y Jesús nuestro Señorb, dirijan nuestro caminoc a ustedes.

12 Que el Señor los haga crecer y abundar en amor unos para con otrosa, y para con todos, como también nosotros lo hacemos para con ustedes;

13 a fin de que Él afirme sus corazonesa irreprensibles en santidadb delante de nuestro Dios y Padrec, en la venida1 de nuestro Señor Jesúsd con todos Sus santose.

4 Por lo demás, hermanosa, les rogamos, y les exhortamosb en el Señor Jesús, que tal como han recibido de nosotros instrucciones acerca de la manera en que deben andar1c y agradard a Dios, como de hecho ya andan, así abunden en ello más y máse.

2 Pues ustedes saben qué preceptos les dimos por autoridad1 del Señor Jesús.

3 Porque esta es la voluntad de Dios: su santificación; es decir, que se abstengan de inmoralidad sexual1a;

4 que cada uno de ustedesa sepa cómo poseer su propio vaso1b en santificación y honorc,

5 no en pasión degradantea, como los gentiles que no conocen a Diosb.

6 Que nadie peque ni defraudea a su hermano en este asuntob, porque el Señor es el vengador en todas estas cosasc, como también antes les dijimos y advertimos solemnemented.

7 Porque Dios no nos ha llamadoa a impurezab, sino a1 santificación.

8 Por tanto, el que rechaza esto no rechaza a un hombre, sino al Dios que les da a ustedes Su Espíritu Santoa.

9 Pero en cuanto al amor fraternala, no tienen necesidad de que nadie les escribab, porque ustedes mismos han sido enseñados por Dios a amarse unos a otrosc.

10 Porque en verdad lo practicana con todos los hermanos que están en toda Macedonia. Pero les instamos, hermanos, a que abunden en ello más y másb,

11 y a que tengan por su ambición el llevar una vida tranquilaa, y se ocupen en sus propios asuntos1b y trabajen con sus manosc, tal como les hemos mandado;

12 a fin de que se conduzcana honradamente para con los de afuerab, y no tengan necesidad de nadac.

La venida del Señor

13 Pero no queremos, hermanos, que ignorena acerca de los que duermen1b, para que no se entristezcan como lo hacen los demásc que no tienen esperanzad.

14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitóa, así también Dios traerá con Él a los que durmieron1 en2 Jesúsb.

15 Por lo cual les decimos esto por la palabra del Señora: que nosotros los que estemos vivosb y que permanezcamos hasta la venida del Señorc, no precederemos a los que durmieron1d.

16 Pues el Señor mismoa descenderá del cielob con voz1c de mando, con voz de arcángeld y con la trompeta de Diose, y los muertos en Cristo se levantarán primerof.

17 Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamosa, seremos arrebatadosb juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el airec, y así estaremos con el Señord siempre.

18 Por tanto, confórtense unos a otros con estas palabras.

Preparados para el día del Señor

5 Ahora bien, hermanos, con respecto a los tiemposa y a las épocas, no tienen necesidad de que se les escribab nada.

2 Pues ustedes mismos saben perfectamente que el día del Señor vendrá1a así como un ladrón en la nocheb;

3 que cuando estén diciendo: «Paz y seguridada», entonces la destrucción1 vendrá sobre ellos repentinamente2b, como dolores de parto a una mujer que está encintac, y no escaparán.

4 Pero ustedes, hermanos, no están en tinieblasa, para que el día los sorprenda como ladrón1b;

5 porque todos ustedes son hijos de la luza e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblasb.

6 Por tanto, no durmamosa como los demásb, sino estemos alerta y seamos sobrios1c.

7 Porque los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachana.

8 Pero puesto que nosotros somos del díaa, seamos sobrios1b, habiéndonos puesto la corazac de la fe y del amord, y por cascoe la esperanza de la salvaciónf.

9 Porque no nos ha destinado1 Dios para iraa, sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristob,

10 que murió por nosotrosa, para que ya sea que estemos despiertos o dormidos

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