1º Reyes 19:1–18
19 Acab le contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho y cómo1 había matado a espada a todos los profetasa.
2 Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías, diciendo: «Así me hagan los dioses y aun me añadana, si mañana a estas horas yo no he puesto tu vida como la vida de uno de ellos».
3 Elías tuvo miedo1, y se levantó y se fue para salvar su vida; y vino a Beersebaa de Judá y dejó allí a su criado,
4 y anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un arbusto1; pidió morirsea y dijo: «Basta ya, Señor, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres».
5 Y acostándose bajo el arbusto, se durmió; pero un ángel lo tocóa y le dijo: «Levántate, come».
6 Entonces vio que en su cabecera había una torta cocida sobre piedras calientes y una vasija de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse.
7 El ángel del Señor volvió por segunda vez, lo tocó y le dijo: «Levántate, come, porque es muy largo el camino para ti».
8 Se levantó, pues, y comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta nochesa hasta Horeb, el monte de Diosb.
9 Allí entró en una cueva y pasó en ella la noche; y vino a él la palabra del Señora, y Él le dijo: «¿Qué haces aquí, Elías?».
10 Y él respondió: «He tenido mucho celo por el Señora, Dios de los ejércitos; porque los israelitas han abandonado Tu pacto, han derribado Tus altares y han matado a espada a Tus profetas. He quedado yo solob y buscan mi vida para quitármelac».
11 Entonces el Señor le dijo: «Sal y ponte en el monte delante del Señora». En ese momento el Señor pasaba, y un grande y poderoso vientob destrozaba los montes y quebraba las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto.
12 Después del terremoto, un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Y después del fuego, el susurro de una brisa apaciblea.
13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostroa con su manto, y salió y se puso a la entrada de la cueva. Y una voz vino a él y le preguntó: «¿Qué haces aquí, Elíasb?».
14 Entonces él respondió: «He tenido mucho celo por el Señor, Dios de los ejércitos; porque los israelitas han abandonado Tu pacto, han derribado Tus altares y han matado a espada a Tus profetas. He quedado yo solo y buscan mi vida para quitármelaa».
15 Y el Señor le dijo: «Ve, regresa por tu camino al desierto de Damasco y cuando hayas llegado, ungirás a Hazaela por rey sobre Aram;
16 y a Jehú, hijo de Nimsia, ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo, hijo de Safatb de Abel Mehola, ungirás por profeta en tu lugar.
17 »Al que escape de la espada de Hazaela, Jehú lo mataráb, y al que escape de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.
18 »Pero dejaré 7,000 en Israel, todas las rodillas que no se han doblado ante Baala y toda boca que no lo ha besadob».