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1º Reyes 3:5–14

5 Y en Gabaón el Señor se apareció a Salomóna de noche en sueñosb, y Dios le dijo: «Pide lo que quieras que Yo te déc».

6 Entonces Salomón le respondió: «Tú has mostrado gran misericordia a Tu siervo David mi padrea, según él anduvo delante de Ti con fidelidad, justicia y rectitud de corazón hacia Tib; y has guardado para él esta gran misericordia, en que le has dado un hijo que se siente en su trono, como sucede hoyc.

7 »Ahora, Señor Dios mío, has hecho a Tu siervo rey en lugar de mi padre Davida, aunque soy un muchachob y no sé cómo salir ni entrarc.

8 »Tu siervo está en medio de Tu pueblo al cual escogistea, un pueblo inmenso que no se puede numerar ni contar por su multitudb.

9 »Da, pues, a Tu siervo un corazón con entendimiento1 para juzgar a Tu pueblo y para discernir entre el bien y el mala. Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo Tuyo tan grande2b?».

10 Fue1 del agrado a los ojos del Señor que Salomón pidiera esto.

11 Y Dios le dijo: «Porque has pedido esto y no has pedido para ti larga vida1a, ni has pedido para ti riquezas, ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti inteligencia para administrar2 justicia,

12 he hecho, pues, conforme a tus palabrasa. Te he dado un corazón sabio y entendido, de modo que no ha habido ninguno como tú antes de ti, ni se levantará ninguno como tú después de tib.

13 »También te he dado lo que no has pedido, tanto riquezas como gloriaa, de modo que no habrá entre los reyes ninguno como tú en todos tus díasb.

14 »Y si andas en Mis caminos, guardando Mis estatutos y Mis mandamientos como tu padre David anduvo, entonces prolongaré tus díasa».

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