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1 Corintios 3:8–15

8 Ahora bien, el que planta y el que riega son una misma cosa, pero cada uno recibirá su propia recompensa1 conforme a su propio trabajoa.

9 Porque nosotros somos colaboradoresa en la labor de Dios, y ustedes son el campo de cultivob de Dios, el edificio de Diosc.

Jesucristo, único cimiento

10 Conforme a la gracia de Dios que me fue dadaa, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamentob, y otro edifica sobre élc. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima.

11 Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristoa.

12 Ahora bien, si sobre este fundamento alguien edifica con oro, plata, piedras preciosas1, madera, heno, paja,

13 la obra de cada uno se hará evidentea; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada. El fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno1b.

14 Si permanece la obra de alguien que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensaa.

15 Si la obra de alguien es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así como a través del fuegoa.

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