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Exodus 14–15

Faraón persigue a los israelitas

14 El Señor habló a Moisés y le dijo:

2 «Di a los israelitas que den la vuelta1 y acampen delante de Pi Hahirot, entre Migdola y el mar. Ustedes acamparán frente a Baal Zefónb, en el lado opuesto, junto al mar.

3 »Porque Faraón dirá de los israelitas: “Andan vagando sin rumbo por la tierra. El desierto los ha encerrado”

4 »Pero Yo endureceré1 el corazón de Faraóna, y él los perseguiráb. Y seré glorificado por medio de Faraón y de todo su ejército, y sabrán los egipcios que Yo soy el Señorc». Y así lo hicieron.

5 Cuando le anunciaron al rey de Egipto que el pueblo había huido, Faraón y sus siervos cambiaron de actitud1 hacia el pueblo, y dijeron: «¿Qué es esto que hemos hecho, que hemos permitido que Israel se fuera y dejaran de servirnos?»

6 Faraón preparó su carro y tomó consigo a su gente.

7 Tomó 600 carros escogidos, y todos los demás carros de Egipto, con oficiales sobre todos ellos.

8 El Señor endureció1 el corazón de Faraóna, rey de Egipto, y este persiguió a los israelitas, pero estos habían salido2 con mano fuerte3b.

9 Los egipcios los persiguieron con todos los caballos y carros de Faraón, su caballeríaa y su ejército, y los alcanzaron acampados junto al mar, junto a Pi Hahirot, frente a Baal Zefónb.

10 Al acercarse Faraón, los israelitas alzaron los ojos, y vieron que los egipcios marchaban tras ellos. Entonces los israelitas tuvieron mucho miedo y clamaron al Señora.

11 Y dijeron a Moisés: «¿Acaso no había sepulcros en Egipto para que nos sacaras a morir en el desierto? ¿Por qué nos has tratado de esta manera, sacándonos1 de Egiptoa?

12 »¿No es esto lo que1 te dijimos en Egipto: “Déjanos, para que sirvamos a los egipcios”? Porque mejor nos hubiera sido servir a los egipcios que morir en el desiertoa»

13 Pero Moisés dijo al pueblo: «No teman; estén firmes y vean la salvación que el Señor hará hoy por ustedesa. Porque los egipcios a quienes han visto hoy, no los volverán a ver jamásb.

14 «El Señor peleará por ustedesa mientras ustedes se quedan calladosb».

15 Entonces dijo el Señor a Moisés: «¿Por qué clamas a Mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha.

16 »Y tú, levanta tu vara y extiende tu mano sobre el mar y divídelo. Y los israelitas pasarán1 por en medio del mar, sobre tierra secaa.

17 »Pero Yo endureceré1 el corazón de los egipcios para que entren a perseguirlos. Me glorificaré en Faraón y en todo su ejércitoa, en sus carros y en su caballería.

18 »Entonces sabrán los egipcios que Yo soy el Señora, cuando sea glorificado en Faraón, en sus carros y en su caballería».

19 El ángel de Dios que había ido delante del campamento de Israel, se apartó, e iba detrás de ellos. La columna de nubea que había ido delante de ellos, se apartó, y se les puso detrás,

20 y vino a colocarse entre el campamento de Egipto y el campamento de Israel. La nube estaba junto con1 las tinieblas. Sin embargo, de noche alumbraba a Israel, y en toda la noche no se acercaron los unos a los otros.

Paso del Mar Rojo

21 Moisés extendió su mano sobre el mara, y el Señor, por medio de un fuerte viento del este que sopló toda la noche, hizo que el mar se retirara, y cambió el mar en tierra secab. Así quedaron divididas las aguasc.

22 Los israelitas entraron por en medio del mar, en secoa, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierdab.

23 Entonces los egipcios reanudaron la persecución, y entraron tras ellos en medio del mar todos los caballos de Faraón, sus carros y sus jinetesa.

24 A la vigilia de la mañana (2 a 6 a.m.), el Señor miró el ejército de los egipcios desde1 la columna de fuego y de nubea, y sembró la confusión en el ejército de los egipcios.

25 Y entorpeció1 las ruedas de sus carros, e hizo que avanzaran con dificultad. Entonces los egipcios dijeron: «Huyamos ante Israel, porque el Señor pelea por ellos contra los Egipciosa».

Dios salva a su pueblo con poder

26 Entonces el Señor dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mara para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y su caballería».

27 Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y al amanecer, el mar regresó a su estado normala, y los egipcios al huir se encontraban con él. Así derribó el Señor a los egipcios en medio del marb.

28 Las aguas volvieron y cubrieron los carros y la caballería, a todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar. No quedó ni uno de ellosa.

29 Pero los israelitas pasaron en seco por en medio del mar, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierdaa.

30 Aquel día el Señor salvó a Israel de mano de los egipcios. Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mara.

31 Cuando Israel vio el gran poder1 que el Señor había usado2 contra los egipcios, el pueblo temió3 al Señor, y creyeron en el Señora y en Moisés, Su siervo.

Cántico triunfal de Moisés

15 Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cánticoa al Señor, y dijeron:

«Canto al Señor porque ha triunfado gloriosamenteb;

Al caballo y a su jinete ha arrojado al marc.

2 »Mi fortaleza y mi canción es el Señor1,

Y ha sido para mí salvacióna;

Este es mi Diosb, y lo glorificaré,

El Dios de mi padrec, y lo ensalzaréd.

3 »El Señor es fuerte guerreroa;

El Señor1 es Su nombreb.

4 »Los carros de Faraón y su ejército arrojó al mara,

Y los mejores de sus oficiales se ahogaron1 en el Mar Rojo2.

5 »Los abismos los cubren;

Descendieron a las profundidades como una piedraa.

6 »Tu diestra, oh Señor, es majestuosa en podera;

Tu diestra, oh Señor, destroza al enemigob.

7 »En la grandeza de Tu excelencia1 derribas a los que se levantan contra Tia;

Envías Tu furor, y los consumes como pajab.

8 »Al soplo de Tu aliento1 se amontonaron las aguasa,

Se juntaron las corrientes como en un montónb;

Se cuajaron los abismos en el corazón del mar.

9 »El enemigo dijo: “Perseguiré, alcanzaréa, repartiré el despojob;

Se cumplirá mi deseo contra1 ellos;

Sacaré mi espada, los destruirá mi mano”.

10 »Soplaste con Tu viento, los cubrió el mara;

Se hundieron como plomo en las aguas poderosas1b.

11 »¿Quién como Tú entre los dioses, oh Señora?

¿Quién como Tú, majestuoso en santidadb,

Temible en las alabanzasc, haciendo maravillasd?

12 »Extendiste Tu diestraa,

Los tragó la tierra.

13 »En Tu misericordia has guiado al puebloa que has redimidob;

Con Tu poder los has guiado a Tu santa moradac.

14 »Lo han oído los pueblos y tiemblana;

El pavor se ha apoderado de los habitantes de Filistea.

15 “Entonces se turbaron los príncipes de Edoma;

Los valientes1 (los jefes) de Moab se sobrecogieron de temblorb;

Se acobardaron2 todos los habitantes de Canaánc.

16 »Terror y espanto cae sobre ellosa;

Por la grandeza de Tu brazo quedan inmóviles, como piedrab,

Hasta que Tu pueblo pasa, oh Señor,

Hasta que pasa el pueblo que Tú has compradoc.

17 »Tú los traerása y los plantarásb en el monte de Tu heredadc,

El lugar que has hecho para Tu morada, oh Señord,

El santuario, oh Señor, que Tus manos han establecidoe.

18 »El Señor reinará para siemprea».

19 Porque los caballos de Faraón con sus carros y sus jinetes entraron en el mar, y el Señor hizo volver sobre ellos las aguas del mara. Pero los israelitas anduvieron por en medio del marb sobre tierra seca.

20 Miriam la profetisa, hermana de Aaróna, tomó en su mano el panderob, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y danzasc.

21 Y Miriam les respondía:

«Canten al Señor porque ha triunfado gloriosamente;

Al caballo y su jinete ha arrojado al mara.”

Las aguas de Mara

22 Moisés hizo partir a Israela del Mar Rojo1, y salieron hacia el desiertob de Shurc. Anduvieron tres días en el desierto y no encontraron agua.

23 Cuando llegaron a Maraa no pudieron beber las aguas de Mara porque eran amargas1. Por tanto al lugar le pusieron el nombre de Mara2.

24 El pueblo murmuró contra Moisésa diciendo: «¿Qué beberemos?»

25 Entonces Moisés clamó al Señora, y el Señor le mostró un árbolb. Él lo echó en las aguas, y las aguas se volvieron dulces. Y Dios les dio1 allí un estatuto y una ordenanzac, y allí los puso a pruebad.

26 Y Dios les dijo: «Si escuchas atentamente la voz del Señor tu Diosa, y haces lo que es recto ante Sus ojos, y escuchas Sus mandamientos, y guardas todos Sus estatutosb, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipciosc. Porque Yo, el Señor, soy tu sanadord».

27 Entonces llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras1, y acamparon allí junto a las aguasa.

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