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Éxodo 7–12

7 Entonces el Señor dijo a Moisés: «Mira, Yo te hago como Diosa para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta.

2 »Tú hablarás todo lo que Yo te mande, y Aarón tu hermano hablaráa a Faraón, para que deje salir de su tierra a los israelitas.

3 »Pero Yo endureceré el corazón de Faraóna para multiplicar Mis señales y Mis prodigios1 en la tierra de Egiptob.

4 »Y Faraón no los escuchará. Entonces pondré Mi mano sobre Egiptoa y sacaré de la tierra de Egipto a Mis ejércitosb, a Mi pueblo los israelitas, con grandes juiciosc.

5 »Los Egipcios sabrán que Yo soy el Señor, cuando Yo extienda Mi mano sobre Egiptoa y saque de en medio de ellos a los israelitasb».

6 Así hizo Moisés y también Aarón. Tal como el Señor les mandóa, así lo hicieron.

7 Moisés tenía 80 añosa y Aarón 83 cuando hablaron a Faraón.

La vara de Aarón

8 El Señor habló a Moisés y a Aarón y les dijo:

9 «Cuando Faraón, les diga: “Hagan1 un milagroa”, entonces dirás a Aarón: “Toma tu varab y échala delante de Faraón para que se convierta en serpiente”».

10 Vinieron, pues, Moisés y Aarón a Faraón e hicieron tal como el Señor les había mandado. Aarón echó su vara delante de Faraón y de1 sus siervos, y esta se convirtió en serpientea.

11 Entonces Faraón llamó también a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los magos1a de Egipto, hicieron lo mismo con sus encantamientos2b.

12 Cada uno echó su vara, las cuales se convirtieron en serpientes. Pero la vara de Aarón devoró las varas de ellos.

13 Sin embargo el corazón de Faraón se endureció1 y no los escuchó, tal como el Señor había dichoa.

Primera plaga: el agua convertida en sangre

14 Entonces el Señor dijo a Moisés: «El corazón de Faraón es terco1. Se niega a dejar ir al pueblo.

15 »Preséntate1 a Faraón por la mañana cuando vaya2 al agua, y ponte a orillas del Niloa para encontrarte con él. Toma en tu mano la vara que se convirtió en serpienteb.

16 »Y dile: “El Señor, el Dios de los hebreos, me ha enviado a tia, diciendo: ‘Deja ir a Mi pueblo para que me sirva en el desiertob. Pero hasta ahora no has escuchado’.

17 ”Así dice el Señor: ‘En esto conocerás que Yo soy el Señora: Yo golpearé con la vara que está en mi mano las1 aguas que están en el Nilo, y se convertirán en sangreb.

18 ’Los peces que hay en el Nilo morirán, y el río se corromperá1 y los egipcios tendrán asco de2 beber el agua del Niloa’ ”».

19 El Señor dijo también a Moisés: «Dile a Aarón: “Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egiptoa, sobre sus ríos, sobre sus arroyos1, sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de agua, para que se conviertan en sangre. Habrá sangre por toda la tierra de Egipto, tanto en las vasijas de madera como en las de piedra”».

20 Así lo hicieron Moisés y Aarón, tal como el Señor les había ordenadoa. Aarón alzó la1 vara y golpeó las aguas que había en el Nilo ante los ojos de Faraón y2 de sus siervos, y todas las aguas que había en el Nilo se convirtieron en sangreb.

21 Los peces que había en el Nilo murieron y el río se corrompió1, de manera que los egipcios no podían beber agua del Nilo. Había sangre por toda la tierra de Egipto.

22 Pero los magos1 de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos2a. El corazón de Faraón se endureció3 y no los escuchó, tal como el Señor había dicho.

23 Entonces se volvió Faraón y entró en su casa, sin hacer caso tampoco de esto1.

24 Todos los egipcios cavaron en los alrededores del Nilo en busca de agua para beber, porque no podían beber de las aguas del Nilo.

25 Pasaron1 (Se cumplieron) siete días después que el Señor hirió al Nilo.

Segunda plaga: las ranas

8 1Entonces el Señor dijo a Moisés: “Ve a Faraón y dile: “Así dice el Señor: ‘Deja ir a Mi pueblo para que me sirvaa.

2 ’Pero si te niegas a dejarlos ir, entonces heriré todo tu territorio con ranas.

3 ’El Nilo se llenará1 de ranas, que subirán y entrarán en tu casa, en tu alcoba y sobre tu camaa, en las casas de tus siervos y en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.

4 ’Subirán las ranas sobre ti, sobre tu pueblo y sobre todos tus siervos’ ”».

5 1Dijo además el Señor a Moisés: «Dile a Aarón: “Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, sobre los arroyos2 y sobre los estanquesa, y haz que suban ranas sobre la tierra de Egipto”».

6 Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y las ranas subieron y cubrieron1 la tierra de Egiptoa.

7 Los magos1 hicieron lo mismo2 con sus encantamientos3a, e hicieron subir ranas sobre la tierra de Egipto.

8 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aaróna, y dijo: «Rueguen al Señor para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblob para que ofrezca sacrificios al Señorc».

9 Moisés dijo a Faraón: «Dígnate decirme1 cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas2 de ti y de tus casas y queden solamente en el río»

10 «Mañana», respondió Faraón. Entonces Moisés dijo: «Sea conforme a tu palabra para que sepas que no hay nadie como el Señor nuestro Diosa.

11 »Las ranas se alejarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu puebloa; solo quedarán en el Nilo»

12 Entonces Moisés y Aarón salieron de la presencia de Faraón, y Moisés clamó al Señora acerca de las ranas que Él había puesto sobre Faraón.

13 Y el Señor hizo conforme a la palabra de Moisés, y murieron las ranas en las casas, en los patios y en los campos.

14 Las juntaron en montones, y la tierra se corrompió1.

15 Pero al ver Faraón que había alivio, endureció1 su corazón y no los escuchó, tal como el Señor había dichoa.

Tercera plaga: los piojos

16 Entonces el Señor dijo a Moisés: «Dile a Aarón: “Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra para que se convierta en piojos1 por toda la tierra de Egipto”».

17 Y así lo hicieron. Aarón extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra, y hubo piojos1 en hombres y animales. Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos1 por todo el país de Egiptoa.

18 Los magos1 trataron de producir piojos2 con sus encantamientos3, pero no pudierona. Hubo, pues, piojos en hombres y animales.

19 Entonces los magos1 dijeron a Faraón: «Este es el dedo de Diosa». Pero el corazón de Faraón se endureció2 y no los escuchó, tal como el Señor había dicho.

Cuarta plaga: los insectos

20 El Señor dijo a Moisés: «Levántate muy de mañana y ponte delante de Faraón cuando salga1 del aguaa, dile: “Así dice el Señor: ‘Deja ir a Mi pueblo para que me sirvab.

21 ’Porque si no dejas ir a Mi pueblo, entonces enviaré enjambres de insectos sobre ti y sobre tus siervos, sobre tu pueblo y dentro de tus casas. Las casas de los egipcios se llenarán de enjambres de insectos, y también el suelo sobre el cual están.

22 ’Pero en aquel día Yo pondré aparte la tierra de Gosén en la que mora1 Mi puebloa, para que no haya allí enjambres de insectos, a fin de que sepas que Yo, el Señor, estoy2 en medio de la tierrab.

23 ’Yo haré distinción1 entre Mi pueblo y tu pueblo. Mañana tendrá lugar esta señal’ ”».

24 Así lo hizo el Señor. Y entraron grandes1 enjambres de insectos en la casa de Faraón y en las casas de sus siervos, y en todo el país de Egipto la tierra fue devastada a causa de los enjambres de insectosa.

25 Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón, y dijoa: «Vayan, ofrezcan sacrificio a su Dios dentro del paísb»

26 «No conviene que lo hagamos así», respondió Moisés, «porque es abominación para1 los egipcios lo que sacrificaremos al Señor nuestro Diosa. Si sacrificamos lo que es abominación para1 los egipcios delante de sus ojos, ¿no nos apedrearán?

27 »Andaremos una distancia de tres días de camino en el desierto, y ofreceremos sacrificios al Señor nuestro Dios, tal como Él nos manda1a».

28 Faraón dijo: «Los dejaré ir para que ofrezcan sacrificio al Señor su Dios en el desiertoa, solo que no vayan muy lejos. Oren por míb».

29 «Voy a salir de tu presencia», le contestó Moisés «y rogaré al Señor que los enjambres de insectos se alejen mañana de Faraón, de sus siervos y de su pueblo. Pero que Faraón no vuelva a obrar con engaño, no dejando ir al pueblo a ofrecer sacrificios al Señora».

30 Salió Moisés de la presencia de Faraón y oró al Señora.

31 Y el Señor hizo como Moisés le pidió1, y quitó los enjambres de insectos de Faraón, de sus siervos y de su pueblo. No quedó ni uno solo.

32 Pero Faraón endureció1 su corazón también esta vez y no dejó salir al puebloa.

Quinta plaga: la peste en el ganado

9 Entonces el Señor dijo a Moisés: «Ve a Faraón y dile: “Así dice el Señor, el Dios de los hebreos: ‘Deja ir a Mi pueblo para que me sirvaa.

2 ’Porque si te niegas a dejarlos ira y los sigues deteniendo1,

3 entonces la mano del Señor vendrá1 con gravísima pestilenciaa sobre tus ganados que están en el campo: sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre las vacas y sobre las ovejas.

4 ’Pero el Señor hará distinción entre los ganados de Israel y los ganados de Egiptoa, y nada perecerá de todo lo que pertenece a los Israelitasb’ ”».

5 Y el Señor fijó un plazo definido y dijo: «Mañana el Señor hará esto en la tierra».

6 El Señor hizo esto al día siguiente, y perecieron todos los ganados de Egiptoa. Pero de los ganados de los israelitas, ni un solo animal muriób.

7 Faraón envió a ver, y ni un solo animal de los ganados de Israel había perecido. Pero el corazón de Faraón se endureció1 y no dejó ir al puebloa.

Sexta plaga: las úlceras

8 Entonces el Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Tomen puñados de hollín de un horno, y que Moisés lo esparza hacia el cielo en presencia de Faraón.

9 »El hollín se convertirá en polvo fino sobre toda la tierra de Egipto, y producirá1 tumores que resultarán en2 úlceras en los hombres y en los animales, por toda la tierra de Egiptoa»

10 Tomaron, pues, hollín de un horno, y se presentaron1 delante de Faraón, y Moisés lo arrojó hacia el cielo, y produjo2 tumores que resultaron en3 úlceras en los hombres y en los animales.

11 Y los magos1 no podían estar delante de Moisés a causa de los tumores, pues los tumores estaban tanto en los magos como en todos los egipciosa.

12 Y el Señor endureció1 el corazón de Faraón y no los escuchó, tal como el Señor había dicho a Moisésa.

Séptima plaga: el…

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