Salmo 23–24
Salmo de David.
El Señor es mi pastora,
2 En lugares de verdes pastos me hace descansara;
junto a aguas de reposo me conduceb.
me guíab por senderos de justicia2c
por amor de su nombre.
¶4 Aunque pase por el valle de sombra de muerte1a,
no temeré mal2b alguno, porque tú estás conmigoc;
tu vara y tu cayadod me infunden aliento3.
5 Tú preparas mesaa delante de mí en presencia de mis enemigos;
has ungido1 mi cabeza con aceiteb;
mi copa está rebosandoc.
6 Ciertamente1 el bien y la misericordiaa me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré2 por largos díasb.
Salmo de David.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella1a;
el mundob y los que en él habitan.
2 Porque Él la fundó sobre los mares,
y la asentó sobre los ríosa.
3 ¿Quién subiráa al monte del Señorb?
¿Y quién podrá estar en su lugar santoc?
4 El de manos1 limpiasa y corazón purob;
el que no ha alzado su alma a la falsedad2c,
ni jurado con engañod.
5 Ese recibirá bendición del Señora,
y justiciab del Dios de su salvación.
6 Tal es la generación de los que le buscan,
de los que buscan tu rostro, como1 Jacob2a.
(Selah3)
¶7 Alzad, oh puertasa, vuestras cabezas1,
alzaos vosotras, puertas eternas,
para que entre el Rey de la gloriab.
8 ¿Quién es este Rey de la gloria?
El Señor, fuerte y poderosoa;
el Señor, poderoso en batallab.
9 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas1,
alzadlas, puertas eternas,
para que entre el Rey de la gloriaa.
10 ¿Quién es este Rey de la gloria?
El Señor de los ejércitosa,
Él es el Rey de la gloria.
(Selah)