Cargando…

Salmo 18–48

Salmo 18

Himno de victoria

Para el director del coro. Salmo de* David, siervo del Señor, el cual dirigió al Señor las palabras de este cántico el día que el Señor lo libró de la mano** de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl. Y dijo:

Yo te amo, Señor, fortaleza míaa.

2 El Señor es mi roca1a, mi baluarteb y mi libertadorc;

mi Dios, mi roca en quien me refugio;

mi escudod y el cuerno2 de mi salvacióne, mi altura inexpugnablef.

3 Invoco al Señor, que es digno de ser alabadoa,

y soy salvo de mis enemigosb.

¶4 Los lazos de la muerte me cercarona,

y los torrentes de iniquidad1 me atemorizaronb;

5 los lazos del Seol1 me rodearon;

las redes de la muerte surgieron ante mía.

6 En mi angustia invoqué al Señora,

y clamé1 a mi Dios;

desde su templo oyó mi vozb,

y mi clamor delante de Él llegó a sus oídosc.

¶7 Entonces la tierra se estremeció y temblóa;

los cimientos de los montes temblaronb

y fueron sacudidos, porque Él se indignó.

8 Humo subió de su nariz1,

y el fuego de su boca consumíaa;

carbones fueron por él encendidos.

9 También inclinó los cielosa, y descendió

con densas tinieblas debajo de sus piesb.

10 Cabalgó sobre un querubín, y volóa;

y raudo voló sobre las alas del vientob.

11 De las tinieblas hizo su escondederoa, su pabellón a su alrededor;

tinieblas de las aguas, densos nubarronesb.

12 Por el fulgor de su presenciaa se desvanecieron1 sus densas nubes

en granizo y carbones encendidosb.

13 El Señor también tronó en los cielosa,

y el Altísimo dio su voz:

granizo y carbones encendidos.

14 Y envió sus saetasa, y los dispersó,

y muchos relámpagos, y los confundió.

15 Entonces apareció el lecho1 de las aguasa,

y los cimientos del mundo quedaron al descubierto

a tu reprensión, oh Señorb,

al soplo del aliento de tu narizc.

¶16 Extendió la mano desde lo altoa y me tomó;

me sacó de las muchas aguasb.

17 Me libró de mi poderoso enemigoa,

y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yob.

18 Se enfrentaron a mí el día de mi infortunioa,

mas el Señor fue mi sosténb.

19 También me sacó a un lugar espaciosoa;

me rescató, porque se complació en míb.

¶20 El Señor me ha premiado conforme a mi justiciaa;

conforme a la pureza de mis manosb me ha recompensado.

21 Porque he guardado los caminos del Señora,

y no me he apartado impíamente de mi Diosb.

22 Pues todas sus ordenanzas1 estaban delante de mía,

y no alejé de mí sus estatutosb.

23 También fui íntegro1 para con Éla,

y me guardé de mi iniquidadb.

24 Por tanto el Señor me ha recompensado conforme a mi justiciaa,

conforme a la pureza de mis manos delante de sus ojos.

¶25 Con el benigno1 te muestras benigno1a,

con el íntegro2 te muestras íntegro2b.

26 Con el puro eres puroa,

y con el perverso eres sagaz1b.

27 Porque tú salvas al pueblo afligidoa,

pero humillas los ojos altivosb.

28 Tú enciendes mi lámparaa, oh Señor;

mi Dios que alumbra mis tinieblasb.

29 Pues contigo aplastaré ejércitosa,

y con mi Dios escalaré murallasb.

¶30 En cuanto a Dios, su camino es perfecto1a;

acrisolada es la palabra del Señorb;

Él es escudo a todos los que a Él se acogenc.

31 Pues, ¿quién es Dios, fuera del Señora?

¿Y quién es roca, sino solo nuestro Diosb,

32 el Dios que me ciñe de podera,

y ha hecho1 perfecto2 mi caminob?

33 Él hace mis pies como de ciervasa,

y me afirma en mis alturasb.

34 El adiestra mis manos para la batallaa,

y mis brazos para tensar el arco de bronceb.

35 Tú me has dado también el escudo de tu salvacióna;

tu diestra me sostieneb,

y tu benevolencia me engrandecec.

36 Ensanchas mis pasos debajo de mía,

y mis pies1 no han resbaladob.

¶37 Perseguí a mis enemigos y los alcancéa;

y no me volví hasta acabarlosb.

38 Los destrocé y no pudieron levantarsea;

cayeron debajo de mis piesb.

39 Pues tú me has ceñido con fuerza para la batallaa;

has subyugado1 debajo de mí a los que contra mí se levantaronb.

40 También has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldasa,

y destruí1 a los que me odiabanb.

41 Clamaron, mas no hubo quién los salvaraa;

aun al Señor clamaron, mas no les respondiób.

42 Entonces los desmenucé como polvo delante del vientoa;

los arrojé1 como lodo de las calles.

¶43 Tú me has librado de las contiendas del puebloa;

me has puesto por cabeza de las nacionesb;

pueblo que yo no conocía me sirvec.

44 Al oírme, me obedecen;

los extranjeros me fingen obediencia1a.

45 Los extranjeros desfallecena,

y salen temblando de sus fortalezas1b.

¶46 El Señor vivea, bendita sea mi rocab,

y ensalzado sea el Dios de mi salvaciónc,

47 el Dios que por mí ejecuta venganzaa,

y subyuga pueblos debajo de míb;

48 el que me libra de mis enemigosa.

Ciertamente tú me exaltas sobre los que se levantan contra míb;

me rescatas del hombre violentoc.

49 Por tanto, te alabaréa, oh Señor, entre las naciones,

y cantaré alabanzas a tu nombreb.

50 Grandes victorias1 da Él a su reya,

y muestra misericordia a su ungidob,

a David y a su descendencia2 para siemprec.

Salmo 19

Las obras y la palabra de Dios

Para el director del coro. Salmo de David.

Los cielos proclaman1 la gloria de Diosa,

y la expansión2 anuncia la obra de sus manosb.

2 Un día transmite el mensaje al otro díaa,

y una noche a la otra noche revela sabiduríab.

3 No hay mensaje, no hay palabras;

no se oye su voz1.

4 Mas por toda la tierra salió su voz1a,

y hasta los confines del mundo sus palabras.

En ellos2 puso una tienda para el solb,

5 y este, como un esposo que sale de su alcoba,

se regocija cual hombre fuerte al correr su carrera.

6 De un extremo de los cielos es su salida,

y su curso hasta el otro extremo1 de ellosa;

y nada hay que se esconda de su calor.

¶7 La ley del Señor es perfecta1a, que restaura el almab;

el testimonio del Señor es seguroc, que hace sabio al sencillod.

8 Los preceptos del Señor son rectosa, que alegran el corazónb;

el mandamiento del Señor es puroc, que alumbra los ojosd.

9 El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre;

los juicios del Señor son verdaderosa, todos ellos justosb;

10 deseables más que el oroa; sí, más que mucho oro fino,

más dulces que la mielb y que el destilar1 del panal.

11 Además, tu siervo es amonestado por ellosa;

en guardarlos hay gran recompensab.

12 ¿Quién puede discernir sus propios erroresa?

Absuélvemeb de los que me son ocultosc.

13 Guarda también a tu siervo de pecados de soberbiaa;

que no se enseñoreen de míb.

Entonces seré íntegro1c,

y seré absuelto de gran transgresiónd.

14 Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de tia,

oh Señor, roca míab y redentor míoc.

Salmo 20

Oración por la victoria sobre los enemigos

Para el director del coro. Salmo de David.

Que el Señor te responda en el día de la angustiaa.

Que el nombreb del Dios de Jacobc te ponga en alto.

2 Que desde el santuario te envíe ayudaa,

y desde Sión te sostengab.

3 Que se acuerde de1 todas tus ofrendasa,

y halle aceptable2 tu holocaustob.

(Selah3)

¶4 Que te conceda el deseo de tu corazóna,

y cumpla todos tus anhelos1b.

5 Nosotros cantaremos1 con gozo por tu victoria2a,

y en el nombre de nuestro Dios alzaremos banderab.

Que el Señor cumpla todas tus peticionesc.

¶6 Ahora sé que el Señor salva a su ungidoa;

le responderá desde su santo cielob,

con la potencia salvadora de su diestra1c.

7 Algunos confían en carros, y otros en caballosa;

mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos1b.

8 Ellos se doblegaron y cayerona;

pero nosotros nos hemos levantado y nos mantenemos en pieb.

9 ¡Salva, oh Señora!

Que el Rey nos responda1 el día que clamemosb.

Salmo 21

Alabanza por la liberación

Para el director del coro. Salmo de David.

Oh Señor, en tu fortaleza se alegrará el reya,

¡y cuánto se regocijará en tu salvación1!

2 Tú le has dado el deseo de su corazóna,

y no le has negado1 la petición de sus labios.

(Selah2)

3 Porque le sales al encuentro con bendiciones de biena;

corona de oro fino colocas en su cabezab.

4 Vida te pidió y tú se la distea,

largura de días eternamente y para siempreb.

5 Grande es su gloria por1 tu salvación2a,

esplendor y majestad has puesto sobre élb.

6 Pues le haces bienaventurado1 para siemprea;

con tu presencia le deleitas con alegríab.

¶7 Porque el rey confía en el Señora,

y por1 la misericordia del Altísimo no será conmovidob.

8 Hallará tu mano a todos tus enemigosa;

tu diestra hallará a aquellos que te odian.

9 Los harás como horno de fuegoa en el tiempo de tu enojo1;

el Señor en su ira los devoraráb,

y fuego los consumirác.

10 Su descendencia1 destruirás de la faz de la tierra,

y sus descendientes2a de entre los hijos de los hombres.

11 Aunque intentaron1 el mal contra tia,

y fraguaron una conspiraciónb,

no prevalecerán,

12 pues tú los pondrás en fuga1a,

apuntarás a sus rostros con tu arco2b.

13 Engrandécete, oh Señor, en tu poder;

cantaremos y alabaremos tu poderíoa.

Salmo 22

Grito de angustia y canto de alabanza

Para el director del coro; sobre ajelet-hasahar*. Salmo de David.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonadoa?

¿Por qué estás tan lejos de mi salvación1b y de2 las palabras de mi clamor3c?

2 Dios mío, de día clamo y no respondesa;

y de noche, pero no hay para mí reposo1.

3 Sin embargo, tú eres santoa,

que habitas entre las alabanzas de Israelb.

4 En ti confiaron nuestros padresa;

confiaron, y tú los librasteb.

5 A ti clamaron, y fueron librados;

en ti confiaron, y no fueron decepcionados1a.

¶6 Pero yo soy gusanoa, y no hombre;

oprobio de los hombresb, y despreciado del puebloc.

7 Todos los que me ven, de mí se burlana;

hacen muecas1 con los labios, menean la cabezab, diciendo:

8 Que se encomiende1 al Señor; que Él lo libre,

que Él lo rescate, puesto que en Él se deleitaa.

¶9 Porque tú me sacaste del seno materno;

me hiciste confiar desde1 los pechos de mi madrea.

10 A ti fui entregado1 desde mi nacimiento2;

desde el vientre de mi madre tú eres mi Diosa.

¶11 No estés lejos de mía, porque la angustia está cerca,

pues no hay quien ayudeb.

12 Muchos toros me han rodeadoa;

toros fuertes de Basánb me han cercado.

13 Avidos abren su boca contra mía,

como un león rapaz y rugienteb.

14 Soy derramado como aguaa,

y todos mis huesos están descoyuntadosb;

mi corazón es como cerac;

se derrite en medio de mis entrañas.

15 Como un tiesto se ha secado …

Leer más



Un servicio de Software Bíblico Logos