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Salmo 119–124

Salmo 119

Meditaciones sobre la palabra de Dios

Alef.

¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto1a,

los que andan en la ley del Señorb!

2 ¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimoniosa,

y con todo el corazónb le buscanc!

3 No cometen iniquidada,

sino que andan en sus caminos.

4 Tú has ordenado tus preceptosa,

para que los guardemos con diligencia.

5 ¡Ojalá mis caminos sean afirmadosa

para guardar tus estatutosb!

6 Entonces no seré avergonzadoa,

al considerar1 todos tus mandamientos.

7 Con rectitud de corazón te daré gracias,

al aprender tus justos juiciosa.

8 Tus estatutos guardaré;

no me dejes en completo desamparoa.

Bet.

¶9 ¿Cómo puede el joven guardar puro su camino?

Guardando tu1 palabraa.

10 Con todo mi corazón te he buscadoa;

no dejes que me desvíe de tus mandamientosb.

11 En mi corazón he atesorado tu palabraa,

para no pecar contra ti.

12 Bendito tú, oh Señor;

enséñame tus estatutosa.

13 He contado con mis labiosa

de todas las ordenanzas1 de tu bocab.

14 Me he gozado en el camino de tus testimoniosa,

más que en1 todas las riquezas.

15 Meditaré en tus preceptosa,

y consideraré1 tus caminosb.

16 Me deleitaré en tus estatutosa,

y no olvidaré tu palabrab.

Guímel.

¶17 Favorece a tu siervoa,

para que viva y guarde tu palabra.

18 Abre mis ojos, para que vea

las maravillas de tu ley.

19 Peregrino soy en la tierraa,

no escondas de mí tus mandamientos.

20 Quebrantada está mi alma anhelandoa

tus ordenanzas en todo tiempo.

21 Tú reprendesa a los soberbios, los malditosb,

que1 se desvían de tus mandamientosc.

22 Quita de mí el oprobio y el desprecioa,

porque yo guardo tus testimoniosb.

23 Aunque los príncipesa se sienten y hablen contra mí,

tu siervo medita en tus estatutosb.

24 También tus testimonios son mi deleitea;

ellos son mis consejeros1.

Dálet.

¶25 Postrada está mi alma en el1 polvoa;

vivifícameb conforme a tu palabrac.

26 De mis caminos te conté, y tú me has respondido;

enséñame tus estatutosa.

27 Hazme entender el camino de tus preceptos,

y meditaré en tus maravillasa.

28 De tristeza llora1 mi almaa;

fortaléceme conforme a tu palabrab.

29 Quita de mí el camino de la mentira,

y en tu bondad concédeme tu ley.

30 He escogido el camino de la verdad1;

he puesto tus ordenanzas delante de mí.

31 Me apego a tus testimoniosa;

Señor, no me avergüences.

32 Por el camino de tus mandamientos correré,

porque tú ensancharás mi corazóna.

He.

¶33 Enséñame, oh Señor, el camino de tus estatutosa,

y lo guardaré hasta el fin.

34 Dame entendimientoa para que guarde tu leyb

y la cumpla de todo corazónc.

35 Hazme andar por la senda de tus mandamientosa,

porque en ella me deleitob.

36 Inclina mi corazón a tus testimoniosa

y no a la ganancia deshonestab.

37 Aparta mis ojos de mirar la vanidada,

y vivifícame en tus caminosb.

38 Confirma a tu siervo tu palabra1a,

que inspira reverencia por ti2.

39 Quita de mí el oprobio que me causa temora,

porque tus juicios son buenos.

40 He aquí, anhelo tus preceptosa;

vivifícame por tu justicia.

Vau.

¶41 Venga también a mí tu misericordia, oh Señora,

tu salvación, conforme a tu palabra1b.

42 Y tendré respuestaa para el que me afrentab,

pues confío en tu palabra.

43 No quites jamás de mi boca la palabra de verdad,

porque yo espero en tus ordenanzasa.

44 Y guardaré continuamente tu leya,

para siempre y eternamente.

45 Y andaré en libertad1a,

porque busco tus preceptosb.

46 Hablaré también de tus testimonios delante de reyesa,

y no me avergonzaré.

47 Y me deleitaré en tus mandamientosa,

los cuales amob.

48 Levantaré mis manos1 a tus mandamientos,

los cuales amoa,

y meditaré en tus estatutosb.

Zain.

¶49 Acuérdate de la palabra dada a tu siervo,

en la cual me has hecho esperar.

50 Este es mi consuelo en la afliccióna:

que tu palabra me ha vivificado1.

51 Los soberbiosa me insultaron en gran manera,

sin embargo, no me he apartado de tu leyb.

52 Me acuerdo de tus ordenanzas antiguas1, oh Señora,

y me consuelo.

53 Profunda indignacióna se ha apoderado de mí por causa de los impíos

que abandonan tu leyb.

54 Cánticos para mí son tus estatutos

en la casa de mi peregrinacióna.

55 Por la nochea me acuerdo de tu nombreb, oh Señor,

y guardo tu ley.

56 Esto se ha hecho parte de mí:

guardar1 tus preceptosa.

Jet.

¶57 El Señor es mi porcióna;

he prometido guardar1 tus palabrasb.

58 Supliqué tu favor1a con todo mi corazónb;

ten piedad de míc conforme a tu promesa2d.

59 Consideré mis caminosa,

y volví mis pasos1 a tus testimonios.

60 Me apresuré y no me tardé

en guardar tus mandamientos.

61 Los lazos de los impíos me han rodeadoa,

mas no me he olvidado de tu leyb.

62 A medianochea me levantaré para darte gracias

por tus justas ordenanzasb.

63 Compañero soy de todos los que te temen1a,

y de los que guardan tus preceptos.

64 La tierra, oh Señora, está llena de tu misericordia;

enséñame tus estatutosb.

Tet.

¶65 Bien has obrado con tu siervo,

oh Señor, conforme a tu palabra.

66 Enséñame buen juicio y conocimientoa,

pues creo en tus mandamientos.

67 Antes que fuera afligidoa, yo me descarrié,

mas ahora guardo tu palabra.

68 Bueno eres túa, y bienhechorb;

enséñame tus estatutosc.

69 Los soberbios han forjado mentira contra mí1a,

pero de todo corazón guardaré tus preceptosb.

70 Su corazón está cubierto de grasa1a,

pero yo me deleito en tu leyb.

71 Bueno es para mí ser afligidoa,

para que aprenda tus estatutos.

72 Mejor es para mí la ley de tu boca

que millares de piezas de oro y de plataa.

Yod.

¶73 Tus manos me hicieron y me formaron1a;

dame entendimientob para que aprenda tus mandamientos.

74 Que los que te temen1, me vean y se alegrena,

porque espero en tu palabrab.

75 Yo sé, Señor, que tus juicios son justosa,

y que en tu fidelidad me has afligidob.

76 Sea ahora tu misericordia para consuelo mío1,

conforme a tu promesa2 dada a tu siervo.

77 Venga a mí tu compasióna, para que viva,

porque tu ley es mi deleiteb.

78 Sean avergonzados los soberbiosa, porque me agravian1 con mentirab;

pero yo en tus preceptos meditaréc.

79 Vuélvanse a mí los que te temen1

y conocen tus testimonios.

80 Sea íntegro1 mi corazóna en tus estatutos,

para que no sea yo avergonzadob.

Caf.

¶81 Mi alma desfallece por tu salvacióna;

en tu palabra esperob.

82 Mis ojos desfallecena esperando tu palabra1,

mientras digo2: ¿Cuándo me consolarás?

83 Aunque he llegado a ser como odre al humoa,

no me olvido de tus estatutosb.

84 ¿Cuántos son los días de tu siervoa?

¿Cuándo harás juicio contra mis perseguidoresb?

85 Fosas me han cavadoa los soberbios,

los que no están de acuerdo con tu ley.

86 Todos tus mandamientos son fielesa;

con mentira me han perseguidob; ¡ayúdamec!

87 Casi me destruyen en la tierra,

mas yo no abandoné tus preceptosa.

88 Vivifícame conforme a tu misericordia,

para que guarde el testimonio de tu boca.

Lámed.

¶89 Para siempre, oh Señor,

tu palabra está firme en los cielosa.

90 Tu fidelidad permanece por todas las generacionesa;

tú estableciste la tierrab, y ella permanecec.

91 Por tus ordenanzasa permanecen1 hasta hoy,

pues todas las cosas te sirvenb.

92 Si tu ley no hubiera sido mi deleitea,

entonces habría perecido en mi aflicciónb.

93 Jamás me olvidaré de tus preceptosa,

porque por ellos me has vivificado1b.

94 Tuyo soy, Señor, sálvamea,

pues tus preceptos he buscadob.

95 Los impíos me esperan para destruirmea;

tus testimonios consideraré.

96 He visto un límite a1 toda perfección;

tu mandamiento es sumamente amplio.

Mem.

¶97 ¡Cuánto amo tu leya!

Todo el díab es ella mi meditación.

98 Tus mandamientosa me hacen más sabio que mis enemigos,

porque son míos1 para siempre.

99 Tengo más discernimiento que todos mis maestros,

porque tus testimonios son mi meditacióna.

100 Entiendo más que los ancianosa,

porque tus preceptos he guardadob.

101 De todo mal camino he refrenado mis piesa,

para guardar tu palabra.

102 No me he desviado de tus ordenanzasa,

porque tú me has enseñado.

103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras1a!,

más que la miel a mi boca.

104 De tus preceptos recibo entendimientoa,

por tanto aborrezco todo camino de mentirab.

Nun.

¶105 Lámpara es a mis pies tu palabraa,

y luz para mi camino.

106 He juradoa, y lo confirmaré,

que guardaré tus justas ordenanzas.

107 Estoy profundamente afligidoa;

Señor, vivifícame conforme a tu palabrab.

108 Te ruego aceptes las ofrendas voluntarias de mi bocaa, oh Señor,

y enséñame tus ordenanzasb.

109 En peligro1 continuo está mi vida2a,

con todo, no me olvido de tu leyb.

110 Los impíos me han tendido lazoa,

pero no me he desviado de tus preceptosb.

111 Tus testimonios he tomado como herencia para siemprea,

porque son el gozo de mi corazónb.

112 He inclinado mi corazón para cumplir tus estatutosa

por siempre, y hasta el finb.

Sámec.

¶113 Aborrezco a los hipócritas1a,

empero amo tu leyb.

114 Tú eres mi escondederoa y mi escudob;

en tu palabra esperoc.

115 Apartaos de mí, malhechoresa,

para que guarde yo los mandamientos de mi Diosb.

116 Sostenme conforme a tu promesa1, para que vivaa,

y no dejes que me avergüenceb de mi esperanza.

117 Sostenme, para estar seguroa,

y que continuamente preste atención a tus estatutosb.

118 Has rechazado1 a todos los que se desvían de tus estatutosa,

porque su engaño es en vano2.

119 Como escoriaa has quitado1 de la tierra a todos los impíos,

por tanto amo tus testimoniosb.

120 Mi carne se estremece por temor a tia,

y de tus juicios tengo miedob.

Ayin.

¶121 He practicado el juicio y la justiciaa;

no me abandones a mis opresores.

122 Sé fiadora de tu siervo para bien;

que no me opriman los soberbiosb.

123 Desfallecen mis ojosa por tu salvación,

y por la promesa1 de tu justicia.

124 Haz con tu siervo según tu misericordiaa,

y enséñame tus estatutosb.

125 Yo soy tu siervoa, dame entendimientob

para que conozca tus testimonios.

126 Es tiempo de que actúe el Señora,

porque han quebrantado tu ley.

127 Por tanto, amo tus mandamientosa

más que el oro, sí, más que el oro fino.

128 Por tanto, estimo rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosasa,

y aborrezco todo camino de mentirab.

Pe.

¶129 Maravillososa son tus testimonios,

por lo que los guarda mi almab.

130 La exposición de tus palabras imparte luza;

da entendimiento a los sencillosb.

131 Abrí mi bocaa y suspiré1b,

porque anhelabac tus mandamientos.

132

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