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Proverbios 22–26

Capitulo 22

Más vale el buen nombre que las muchas riquezasa,

y el favor que la plata y el oro.

2 El rico y el pobre tienen un lazo común1:

el que hizo a ambosa es el Señor.

3 El prudente ve el mal y se esconde,

mas los simples siguen adelante y son castigadosa.

4 La recompensa de la humildad y el temor1 del Señor

son la riqueza, el honor y la vida.

5 Espinos y lazos hay en el camino del perversoa;

el que cuida su alma se alejará de ellos.

6 Enseña al niño el camino en que debe andar1a,

y aún cuando sea viejo no se apartará de él.

7 El rico domina a los pobresa,

y el deudor es esclavo del acreedor.

8 El que siembra iniquidada segará vanidad,

y la vara de su furor pereceráb.

9 El generoso1 será benditoa,

porque da de su pan al pobreb.

10 Echa fuera al escarnecedor y saldrá la discordia,

y cesarán también la contienda y la ignominiaa.

11 El que ama la pureza de corazóna

tiene gracia en sus labios, y el rey es su amigob.

12 Los ojos del Señor guardan el conocimiento,

pero Él confunde las palabras del pérfido.

13 El perezoso dice: Hay un león afueraa;

seré muerto en las calles.

14 Fosa profunda es la boca de las mujeres extrañasa;

el que es maldito del Señor caerá en ella1b.

15 La necedad está ligada al corazón del niño;

la vara de la disciplinaa la alejará de él.

16 El que oprime al pobrea para engrandecerse,

o da al rico, solo llegará a la pobrezab.

Preceptos y amonestaciones

17 Inclina tu oído y oye las palabras de los sabiosa,

y aplica tu corazón a mi conocimiento;

18 porque te será agradable si las guardas dentro de tia,

para que1 estén listas en tus labios.

19 Para que tu confianza esté en el Señora,

te he instruido1 hoy a ti también.

20 ¿No te he escrito cosas excelentes1a

de consejo y conocimiento,

21 para hacerte saber la certeza1 de las palabras de verdada,

a fin de que respondas correctamente2 al que te ha enviadob?

¶22 No robes al pobrea, porque es pobre,

ni aplastes al afligidob en la puerta;

23 porque el Señor defenderá su causaa,

y quitará la vida1 de los que los roban.

¶24 No te asocies con el hombre iracundo;

ni andes con el hombre violentoa,

25 no sea que aprendas sus manerasa,

y tiendas1 lazo para tu vida.

¶26 No estés entre los que dan fianzas1,

entre los que salen de fiadores de préstamosa.

27 Si no tienes con qué pagar,

¿por qué han de quitarte la cama de debajo de tia?

¶28 No muevas el lindero antiguo

que pusieron tus padresa.

¶29 ¿Has visto un hombre diestro en su trabajo?

Estará delante1 de los reyesa;

no estará delante1 de hombres sin importancia.

Capitulo 23

Cuando te sientes a comer con un gobernante,

considera bien lo que1 está delante de ti,

2 y pon cuchillo a tu garganta,

si eres hombre de mucho apetitoa.

3 No desees sus manjaresa,

porque es alimento engañoso.

¶4 No te fatigues en adquirir riquezasa,

deja de pensar en ellas1b.

5 Cuando pones tus ojos en ella, ya no está1.

Porque la riqueza ciertamente se hace alasa,

como águila que vuela hacia los cielos.

¶6 No comas el pan del egoísta1a,

ni desees sus manjaresb;

7 pues como piensa dentro de sí1, así es.

Él te dice: Come y bebe,

pero su corazón no está contigoa.

8 Vomitarás el1 bocado que has comidoa,

y malgastarás tus cumplidos2.

¶9 No hables a oídos del necioa,

porque despreciará la sabiduría de tus palabrasb.

¶10 No muevas el lindero antiguo,

ni entres en la heredad1 de los huérfanosa,

11 porque su Redentor es fuertea;

El defenderá su causa contra tib.

12 Aplica tu corazón a la instrucción1

y tus oídos a las palabras del conocimiento.

¶13 No escatimes la disciplina del niño;

aunque lo castigues1 con vara, no moriráa.

14 Lo castigarás1 con vara,

y librarás su alma del Seol2a.

¶15 Hijo mío, si tu corazón es sabio,

mi corazón también se me alegraráa;

16 y se regocijarán mis entrañas1

cuando tus labios hablen lo que es rectoa.

¶17 No envidie tu corazón a los pecadoresa,

antes vive siempre1 en el temor2 del Señorb;

18 porque ciertamente hay un futuro1a,

y tu esperanza no será cortadab.

19 Escucha, hijo mío, y sé sabioa,

y dirige tu corazón por el buen caminob.

20 No estés con los bebedores de vinoa,

ni con los comilonesb de carne,

21 porque el borracho y el glotón se empobrecerána,

y la somnolencia se vestirá de haraposb.

¶22 Escucha a tu padre, que te engendróa,

y no desprecies a tu madre cuando envejezcab.

23 Compra la verdad y no la vendas,

adquiere sabiduría, instrucción e inteligenciaa.

¶24 El padre del justo se regocijará en gran manera,

y el que engendra un sabio se alegrará en éla.

25 Alégrense tu padre y tu madrea,

y regocíjese la que te dio a luz.

¶26 Dame, hijo mío, tu corazóna,

y que tus ojos se deleiten en1 mis caminosb.

27 Porque fosa profundaa es la ramera,

y pozo angosto es la mujer desconocida1b.

28 Ciertamente como ladrón acechaa,

y multiplica los infieles1 entre los hombres.

¶29 ¿De quién son los ayesa? ¿De quién las tristezas?

¿De quién las contiendas? ¿De quién las quejas?

¿De quién las heridas sin causa?

¿De quién los ojos enrojecidos?

30 De los que se demoran mucho con el vinoa,

de los que van en busca de vinos mezcladosb.

31 No mires al vino cuando rojea,

cuando resplandece1 en la copa;

entra suavementea,

32 pero al final como serpientea muerde,

y como víborab pica.

33 Tus ojos verán cosas extrañas,

y tu corazón proferirá perversidadesa.

34 Y serás como el que se acuesta en medio1 del mar,

o como el que se acuesta en lo alto de un mástil2.

35 Y dirás: me hirieron, pero no me dolió;

me golpearon, pero no lo sentí1a.

Cuando despierte,

volveré a buscar másb.

Capitulo 24

No tengas envidia de los malvadosa,

ni desees estar con ellosb;

2 porque su corazón trama violenciaa,

y sus labios hablan de hacer malb.

¶3 Con sabiduría se edifica una casaa,

y con prudencia se afianza;

4 con conocimiento se llenan las cámaras

de todo bien preciado y deseablea.

¶5 El hombre sabio es fuerte1a,

y el hombre de conocimiento aumenta2 su poder.

6 Porque con dirección sabia harás la guerra1a,

y en la abundancia de consejeros está la victoria2b.

¶7 Muy alta está la sabiduría para el necioa,

en la puertab no abre su boca.

¶8 Al que planea hacer el mala,

lo llamarán intrigante.

9 El tramar necedad es pecadoa,

y el escarnecedor es abominación a los hombres.

¶10 Si eres débila en día de angustia,

tu fuerza es limitada.

¶11 Libra a los que son llevados a la muerte,

y retén a los que van con pasos vacilantes a la matanzaa.

12 Si dices: Mira, no sabíamos esto.

¿No lo tiene en cuenta ela que sondea1 los corazonesb?

¿No lo sabec el que guarda tu almad?

¿No dará2 a cada hombre según su obrae?

¶13 Come miela, hijo mío, porque es buena;

sí, la miel del panal es dulceb a tu paladar.

14 Sabe que así es la sabiduría para tu almaa;

si la hallas, entonces habrá un futuro1,

y tu esperanza no será cortadab.

¶15 No acechesa, oh impío, la morada del justo,

no destruyas su lugar de descanso;

16 porque el justo cae siete veces; y vuelve a levantarsea,

pero los impíos caerán en la desgraciab.

¶17 No te regocijes cuando caiga tu enemigo,

y no se alegre tu corazón cuando tropiecea;

18 no sea que el Señor lo vea y le desagrade1,

y aparte de él su ira.

¶19 No te impacientes a causa de los malhechoresa,

ni tengas envidia de los impíosb,

20 porque no habrá futuro1a para el malo.

La lámpara de los impíos será apagadab.

¶21 Hijo mío, teme1 al Señor y al reya,

no te asocies con los que son inestables;

22 porque de repente se levantará su desgraciaa,

y la destrucción que vendrá de ambos, ¿quién la sabe?

¶23 También estos son dichos de los sabiosa:

Hacer acepción de personas1 en el juicio no es buenob.

24 Al que dice al impío: Justo eresa,

lo maldecirán los pueblos, lo aborrecerán las nacionesb;

25 mas los que lo reprenden tendrán felicidada,

y sobre ellos vendrá abundante bendición.

26 Besa los labios

el que da una respuesta correcta1.

¶27 Ordena tus labores de fuera,

y tenlas listas para ti en el campo;

y después edifica tu casaa.

¶28 No seas, sin causa, testigo contra tu prójimoa,

y no engañes con tus labiosb.

29 No digas: Como él me ha hecho, así le haré;

pagaré1 al hombre según su obraa.

¶30 He pasado junto al campo del perezoso,

y junto a la viña del hombre falto de entendimiento1a,

31 y he aquí, estaba todo lleno de cardosa,

su superficie cubierta de ortigasb,

y su cerca de piedras, derribadac.

32 Cuando lo vi, reflexioné1 sobre ello;

miré, y recibí instrucción.

33 aUn poco de dormir, un poco de dormitar,

un poco de cruzar las manos para descansar,

34 y llegará tu pobreza como ladrón1,

y tu necesidad como hombre armado2.

Capitulo 25

Comparaciones y lecciones morales

También estos son proverbios de Salomóna, que transcribieron los hombres de Ezequías, rey de Judá:

¶2 Es gloria de Dios encubrir una cosaa,

pero la gloria de los reyes es investigar un asuntob.

3 Como la altura de los cielos y la profundidad de la tierra,

así es el corazón de los reyes, inescrutable.

4 Quita la escoria de la plataa,

y saldrá un vaso para el orfebreb;

5 quita al malo de delante del reya,

y su trono se afianzará en la justiciab.

6 No hagas ostentación ante el rey,

y no te pongas en el lugar de los grandes;

7 porque es mejor que te digan: Sube acá,

a que te humillen delante del príncipe

a quien tus ojos han vistoa.

¶8 No te apresures a litigara;

pues1 ¿qué harás al final,

cuando tu prójimo te avergüence?

9 Discute tu caso con tu prójimoa

y no descubras el secreto de otrob,

10 no sea que te reproche el que lo oiga

y tu mala fama no se acabe1.

¶11 Como manzanas de oro en engastes de plata

es la palabra dicha a su tiempoa.

12 Como pendiente1 de oroa y adorno de oro finob

es el sabio que reprende al oído atentoc.

13 Como frescura de nieve en tiempo1 de la siega

es el mensajero fiela para los que lo envían,

porque refresca el alma de sus señores.

14 Como las nubes y el viento sin lluviaa

es el hombre que se jacta falsamente de sus dones1b.

15 Con la mucha paciencia1 se persuade al príncipe,

y la lengua suave quebranta los huesosa.

16 ¿Has hallado miela? Come sólo lo que necesites1,

no sea que te hartes y la vomites.

17 No frecuente tu pie la casa de tu vecino,

no sea que él se hastíe de ti y te aborrezca.

18 Como maza y espadaa y aguda saetab

es el hombre que levanta falso testimonio contra su prójimoc.

19 Como diente

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