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Mateo 13:1–52
Ese mismo día salió Jesús de la casaa y se sentó ba la orilla del mar.
2 Y se congregaron junto a Él grandes multitudes, por lo que subió a una barcaa y se sentó; y toda la multitud estaba de pie en la playa.
¶3 Y les habló muchas cosas en parábolasa, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar;
4 y al sembrar, parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron.
5 Otra parte1 cayó en pedregales donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó porque no tenía profundidad de tierra;
6 pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7 Otra parte1 cayó entre2 espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron.
8 Y otra parte1 cayó en tierra buena y dio* fruto, algunas semillas a ciento por uno, otras a sesenta y otras a treintaa.
9 El que tiene oídos1, que oigaa.
¶10 Y acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas?
11 Y respondiendo Él, les dijo: Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedidoa.
12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitaráa.
13 Por eso les hablo en parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entiendena.
14 Y en1 ellos se cumple la profecía de Isaías que dice:
«aAl oír oiréis, y no entenderéis;
y viendo veréis, y no percibiréis;
15 porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible1
y con dificultad oyen con sus oídos;
y sus ojos han cerrado,
no sea que vean con los ojos,
y oigan con los oídos,
y entiendan con el corazón,
y se conviertan,
y yo los sanea».
16 aPero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen.
17 Porque en verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vierona; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron.
Explicación de la parábola del sembrador
¶18 aVosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador.
19 A todo el que oye la palabra del reinoa y no la entiende, el maligno vieneb y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al camino.
20 Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, este es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo;
21 pero no tiene raíz profunda en sí mismo, sino que solo es temporal, y cuando por causa de la palabra viene la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y caea.
22 Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo1a y el engaño de las riquezasb ahogan la palabra, y se queda sin fruto.
23 Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, este es el que oye la palabra y la entiende, este sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treintaa.
Parábola del trigo y la cizaña
¶24 Jesús les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielosa puede compararse a1 un hombre que sembró buena semilla en su campo.
25 Pero mientras los hombres dormían, vino su enemigo y sembró cizaña1 entre el trigo, y se fue.
26 Cuando el trigo1 brotó y produjo grano, entonces apareció también la cizaña.
27 Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo1, pues, tiene cizaña?».
28 Él les dijo: «Un enemigo1 ha hecho esto». Y los siervos le dijeron*: «¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?».
29 Pero él dijo*: «No, no sea que al recoger la cizaña, arranquéis el trigo junto con ella.
30 »Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: “Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi graneroa”».
¶31 Les refirió otra parábola, diciendo: aEl reino de los cielos es semejante a un grano de mostazab, que un hombre tomó y sembró en su campo,
32 y que de todas las semillas es la más pequeña; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de modo que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramasa.
¶33 Les dijo otra parábola: aEl reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas1 de harina hasta que todo quedó fermentadob.
¶34 Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes, y nada les hablaba sin parábolaa,
35 para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta, cuando dijo:
Abriré mi boca en parábolas;
hablare de cosas ocultas desde la fundacion del mundoa.
Explicación de la parábola del trigo y la cizaña
¶36 Entonces dejó a la multitud y entró en la casaa. Y se le acercaron sus discípulos, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campob.
37 Y respondiendo Él, dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombrea,
38 y el campo es el mundo; y la buena semilla son1 los hijos del reinoa, y la cizaña son los hijosb del malignoc;
39 y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin1 del mundo2a, y los segadores son los ángeles.
40 Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin1 del mundo2a.
41 El Hijo del Hombrea enviará a sus ángelesb, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo1 y a los que hacen iniquidadc;
42 y los echarán en el horno de fuegoa; allí será el llanto y el crujir de dientesb.
43 Entonces los justos resplandecerán como el sola en el reino de su Padre. El que tiene oídos1, que oigab.
Parábolas del tesoro escondido y la perla de gran valor
¶44 El reino de los cielosa es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tieneb y compra aquel campo.
¶45 El reino de los cielosa también es semejante a un mercader que busca perlas finas,
46 y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.
¶47 El reino de los cielosa también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase;
48 y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas1, pero echaron fuera los malos.
49 Así será en el fin1 del mundo2a; los ángeles saldrán, y sacarán3 a los malos de entre los justos,
50 y los arrojarán en el horno de fuegoa; allí será el llanto y el crujir de dientesb.
¶51 ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dijeron*: Sí.
52 Y El les dijo: Por eso todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es semejante al1 dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
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1 | * , Y otras |
1 | * , Y otras |
2 | * , sobre los |
1 | * , Y otras |
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1 | Algunos * antiguos dicen: oídos para oír |
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1 | O, para |
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1 | * , se ha engrosado |
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a | Lit., consumación |
1 | O, siglo |
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1 | * , fue comparado con |
1 | I.e., planta gramínea muy parecida al trigo |
1 | * , la hierba |
1 | * , De dónde |
1 | * , Un hombre enemigo |
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1 | Gr., sata; un sato equivale * a 13 litros |
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1 | * , éstos son |
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1 | * , la consumación |
2 | O, siglo |
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1 | * , la consumación |
2 | O, siglo |
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1 | O, todo lo que ofende |
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1 | Algunos * antiguos dicen: oídos para oír |
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1 | O, vasijas |
1 | O, la consumación |
2 | O, siglo |
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3 | O, separarán |
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1 | * , a un hombre |
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