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Lucas 10:30–37

Parábola del buen samaritano

30 Respondiendo Jesús, dijo: Cierto hombre bajaba de Jerusaléna a Jericó, y cayó en manos de salteadores, los cuales después de despojarlo y de darle golpes, se fueron, dejándolo medio muerto.

31 Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino.

32 Del mismo modo, también un levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado del camino.

33 Pero cierto samaritanoa, que iba de viaje, llegó adonde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión,

34 y acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó.

35 Al día siguiente, sacando dos denarios1, se los dio al mesonero, y dijo: «Cuídalo, y todo lo demás que gastes, cuando yo regrese te lo pagaré».

36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los salteadores?

37 Y él dijo: El que tuvo misericordia de él. Y Jesús le dijo: Ve y haz lo mismo.

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