Hechos de los Apóstoles 17:24–29
24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él haya, puesto que es Señor del cielo y de la tierrab, no mora en templos hechos por manos de hombresc,
25 ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algoa, puesto que Él da a todos vida y aliento y todas las cosas;
26 y de uno1 hizo todas las naciones del mundo2a para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitaciónb,
27 para que buscaran a Dios, si de alguna manera, palpando, le hallen, aunque no está lejos de ninguno de nosotrosa;
28 porque en Él vivimos, nos movemos y existimos1a, así como algunos de vuestros mismos poetas han dicho: «Porque también nosotros somos linaje suyo».
29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la naturaleza divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el1 arte y el pensamiento humanoa.