Cargando…

Tito 1:5–3:15

Requisitos para ancianos y obispos

5 Por esta causa te dejé en Cretaa, para que pusieras en orden lo que queda, y designarasb ancianos en cada ciudad como te mandéc,

esto es, si alguno es irreprensiblea, marido de una sola mujerb, que tenga hijos creyentes, no acusados de disoluciónc ni de rebeldíad.

7 Porque el obispo1 debe ser irreprensiblea como administrador de Diosb, no obstinadoc, no iracundo, no dado a la bebida2d, no pendenciero, no amante de ganancias deshonestase,

8 sino hospitalarioa, amante de lo buenob, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo,

9 reteniendo la palabra fiela que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrinab y refutar a los que contradicen.

Los falsos maestros censurados

10 Porque hay muchosa rebeldesb, habladores vanosc y engañadores, especialmente los de la circuncisiónd,

11 a quienes es preciso tapar la boca, porque1 están trastornando familias2a enteras, enseñando, por gananciasb deshonestas, cosas que no debenc.

12 Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociososa.

13 Este testimonio es verdadero. Por eso, repréndelosa severamenteb para que sean sanos en la fec,

14 no prestando atención a mitos judaicosa y a mandamientos de hombresb que se apartan de la verdadc.

15 Todas las cosas son puras para los purosa, mas para los corrompidos e incrédulos nada es purob, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidasc.

16 Profesan conocer a Diosa, pero con sus hechos lo nieganb, siendo abominablesc y desobedientesd e inútilese para cualquier obra buenaf.

Capitulo 2

La enseñanza de buena doctrina

Pero en cuanto a ti, enseña1 lo que está de acuerdo con la sana doctrinaa.

2 Los ancianosa deben ser sobriosb, dignos, prudentesb, sanosc en la fed, en el amor, en la perseverancia.

3 Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadorasa ni esclavas de mucho vinob, que enseñen lo bueno,

4 que enseñen1 a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos,

a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogara, amables, sujetas a sus maridosb, para que la palabra de Dios no sea blasfemadac.

6 Asimismo, exhorta a los jóvenesa a que sean prudentes;

7 muéstrate en todo1 como ejemplo de buenas obrasa, con pureza2 de doctrina, con dignidad,

con palabra sana e irreprochable, a fin de que el adversario se avergüencea al no tener nada malo que decir de nosotros.

Exhorta a los siervos1a a que se sujeten a sus amos en todo, que sean complacientes, no contradiciendo,

10 no defraudando, sino mostrando toda buena fe, para que adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador en todo respectoa.

11 Porque la gracia de Dios se ha manifestadoa, trayendo salvación a todos los hombres1b,

12 enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanosa, vivamos en este mundo1 sobriab, justa y piadosamentec,

13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloriaa de nuestro gran Dios y Salvador1 Cristo Jesúsb,

14 quien se dio a sí mismo por nosotrosa, para redimirnos de toda iniquidadb y purificar para sic un pueblo para posesión suyad, celoso de buenas obrase.

15 Esto habla, exhortaa y reprende con toda autoridad1a. Que nadie te desprecieb.

Capitulo 3

La base de la salvación

Recuérdalesa que estén sujetos a los gobernantesb, a las autoridades; que sean obedientes, que estén preparados para toda buena obrac;

2 que no injurien a nadie, que no sean contenciososa, sino amablesa, mostrando toda consideración para con todos los hombresb.

3 Porque nosotros también en otro tiempo éramos neciosa, desobedientesb, extraviadosc, esclavosd de deleites y placeres diversose, viviendo en maliciaf y envidiaf, aborrecibles y odiándonos unos a otros.

4 Pero cuando se manifestóa la bondadb de Dios nuestro Salvadorc, y su amor hacia la humanidad,

5 Él nos salvóa, no por obras de1 justicia que nosotros hubiéramos hechob, sino conforme a su misericordiac, por medio del lavamiento de la regeneraciónd y la renovación por el Espíritu Santoe,

6 que Él derramó sobre nosotrosa abundantemente por medio de Jesucristob nuestro Salvador,

7 para que justificados por su gracia fuésemos hechos herederosa según la esperanza de la vida eterna1.

8 Palabra fiel es estaa, y en cuanto a estas cosas quiero que hables con firmeza1b, para que los que han creído en Dios procuren ocuparsec en buenas obrasd. Estas cosas son buenas y útiles para los hombres.

9 Pero evitaa controversias neciasb, genealogíasc, contiendas y discusiones acerca de la leyd, porque son sin provecho y sin valore.

10 Al hombre que cause divisionesa, después de la primera y segunda amonestaciónb, deséchaloc,

11 sabiendo que el tal es perverso y pecaa, habiéndose condenado a sí mismo.

Recomendaciones finales y bendición

12 Cuando te envíe a Artemas o a Tíquicoa, procura venir a míb en Nicópolis, porque he decidido pasar allí el inviernoc.

13 Encamina con diligencia a Zenas, intérprete de la leya, y a Apolosb, para que nada les falte.

14 Y que nuestro puebloa aprenda a ocuparse en buenas obrasb, atendiendo a las necesidades apremiantesc, para que no estén sin frutod.

15 Todos los que están conmigo te saludana. Saluda a los que nos aman en la feb.

¶La gracia sea con todos vosotrosc.

Leer más



Un servicio de Software Bíblico Logos