Romanos 9:19–26
¶19 Me dirás entoncesa: ¿Por qué, pues, todavía reprocha1 Diosb? Porque ¿quién resiste a su voluntadc?
20 Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a Diosa? ¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: Por qué me hiciste asíb?
21 ¿O no tiene el alfarero derecho sobre el barro de hacer de la misma masa un vaso para uso honroso1 y otro para uso deshonroso2?
22 ¿Y qué, si Dios, aunque dispuesto a demostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha pacienciaa a los vasos de ira preparados para destrucciónb?
23 Lo hizo para dar a conocer las riquezas de su gloriaa sobre los vasos de misericordiab, que de antemano Él preparó para gloriac,
24 es decir, nosotros, a quienes también llamóa, no solo de entre los judíos, sino también de entre los gentilesb.
25 Como también dice en Oseas:
A los que no eran mi pueblo, llamaré: «pueblo mío”,
y a la que no era amada: «amada míaa».
26 Y acontecerá que en el lugar donde les fue dicho: «Vosotros no sois mi pueblo»,
allí serán llamados hijos del Dios vivientea.