Cargando…

Romanos 8:25–37

25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia1 lo aguardamosa.

Victoriosos en Cristo

26 Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramosa, pero el Espíritu mismo intercede por nosotrosb con gemidos indecibles;

27 y aquel que escudriña los corazonesa sabe cuál es el sentir1 del Espíritub, porque Él intercede por los santosc conforme a la voluntad de Dios.

28 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosasa cooperan para bien1, esto es, para los que son llamadosb conforme a su propósito.

29 Porque a los que de antemano conocióa, también los predestinób a ser hechos conforme a la imagen de su Hijoc, para que Él sea el primogénitod entre muchos hermanos;

30 y a los que predestinóa, a esos también llamób; y a los que llamó, a esos también justificóc; y a los que justificó, a esos también glorificód.

31 Entonces, ¿qué diremosa a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotrosb?

32 El que no eximió ni a su propio Hijoa, sino que lo entregó por todos nosotrosb, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas?

33 ¿Quién acusará a los escogidos de Diosa? Dios es el que justificab.

34 ¿Quién es el que condenaa? Cristo Jesús es el que muriób, sí, más aún, el que resucitó1c, el que además está a la diestra de Diosd, el que también intercede por nosotrose.

35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo1a? ¿Tribulación, o angustiab, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espadac?

36 Tal como está escrito:

Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día;

somos considerados como ovejas para el mataderoa.

37 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amóa.

Leer más



Un servicio de Software Bíblico Logos