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Romans 2:1–9:33

Capitulo 2

Con Dios no hay parcialidad

Por lo cual no tienes excusaa, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues al juzgar a otro, a ti mismo te condenas, porque tú que juzgas practicas las mismas cosasb.

2 Y sabemos que el juicio de Dios justamente cae sobre1 los que practican tales cosas.

3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que condenas a los que practican tales cosas y haces lo mismoa, que escaparás al juicio de Dios?

4 ¿O tienes en poco las riquezasa de su bondadb, toleranciac y pacienciad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimientoe?

5 Mas por causa de1 tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulandoa ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Diosb,

6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obrasa:

7 a los que por la perseverancia en hacer el biena buscan gloria, honorb e inmortalidadc: vida eternad;

8 pero a los que son ambiciososa y no obedecen a la verdadb, sino que obedecen a la injusticia: ira e indignación.

Habrá tribulación y angustiaa para1 toda alma humana que hace lo malo, del judío primeramenteb y también del griego;

10 pero gloria y honora y paz para todo el que hace lo bueno, al judío primeramente, y también al griegob.

11 Porque en Dios no hay acepción de personasa.

12 Pues todos los que han pecado sin la ley1, sin la ley1 también perecerán; y todos los que han pecado bajo la ley2, por la ley3 serán juzgadosa;

13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los que cumplen la ley, esos serán justificadosa.

14 Porque cuando los gentiles, que no tienen la ley1, cumplen por instinto2 los dictados de la leya, ellos, no teniendo la ley3, son una ley para sí mismos,

15 ya que muestran la obra de la ley escrita en sus corazonesa, su conciencia dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras defendiéndolos,

16 en el día en que, según mi evangelioa, Dios juzgará los secretos de los hombres mediante Cristo Jesúsb.

La ley y el pueblo judío

17 Pero si tú, que llevas el nombre de judío y te apoyas en la ley; que te glorías en Diosa,

18 y conoces su voluntad; que apruebas las cosas que son esenciales1a, siendo instruido por la ley,

19 y te confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,

20 instructor1 de los necios, maestro de los faltos de madurez2; que tienes en la ley la expresión misma del conocimiento y de la verdada;

21 tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas1 que no se debe robar, ¿robasa?

22 Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿adulteras? Tú que abominas a los ídolos, ¿saqueas templos?1a

23 Tú que te jactasa de la ley, ¿violando la ley deshonras a Dios?

24 Porque el nombre de Dios es blasfemado entre los gentilesa por causa de vosotrosb, tal como está escrito.

25 Pues ciertamente la circuncisión es de valor si tú practicas la ley, pero si eres transgresor de la leya, tu circuncisiónb se ha vuelto incircuncisión.

26 Por tanto, si el incircunciso1a cumple los requisitos de la leyb, ¿no se considerará su incircuncisión como circuncisiónc?

27 Y si el que es físicamente incircunciso guarda la ley, ¿no te juzgará a tia, que aunque tienes1 la letra de la ley y eres circuncidado2b, eres transgresor de la ley?

28 Porque no es judío el que lo es exteriormentea, ni la circuncisión es la externa, en la carne;

29 sino que es judío el que lo es interiormente, y la circuncisión es la del corazón, por el Espíritua, no por la letra; la alabanza del cual no procede de los hombres, sino de Diosb.

Capitulo 3

¿Qué ventaja tiene el judío?

¿Cuál es, entonces, la ventaja del judío? ¿O cuál el beneficio de la circuncisión?

2 Grande, en todo sentido. En primer lugar, porque a ellos les han sido confiados los oráculos de Diosa.

3 Entonces ¿qué? Si algunos fueron infieles1a, ¿acaso su infidelidad2 anulará la fidelidad de Dios?

4 ¡De ningún modoa! Antes bien, sea hallado Dios veraz, aunque todo hombre sea hallado mentirosob; como está escrito:

Para que seas justificado en tus palabras,

y venzas cuando seas juzgado1c.

5 Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Diosa, ¿qué diremosb? ¿Acaso es injusto el Dios que expresa1 su ira? (Hablo en términos humanosc).

6 ¡De ningún modoa! Pues de otra manera, ¿cómo juzgaría Dios al mundob?

7 Pero si por mi mentira la verdad de Diosa abundó para su gloria, ¿por qué también soy yo aún juzgado como pecadorb?

8 ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos afirman que nosotros decimos): Hagamos el mal para que venga el biena? La condenación de los tales es justa.

Todos han pecado

9 ¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores1 que ellosa? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecadob;

10 como está escrito:

aNo hay justo, ni aun uno;

11 no hay quien entienda,

no hay quien busque a Dios;

12 todos se han desviado, a una se hicieron inútiles;

no hay quien haga lo bueno,

no hay ni siquiera uno.

13 Sepulcro abierto es su garganta,

engañan de continuo con su lenguaa,

veneno de serpientes1 hay bajo sus labiosb;

14 llena está su boca de maldición y amarguraa;

15 asus pies son veloces para derramar sangre;

16 destrucción y miseria hay en sus caminos,

17 y la senda de paz no han conocido.

18 No hay temor de Dios delante de sus ojosa.

Justificación por medio de la fe

19 Ahora bien, sabemos que cuanto dice la leya, lo dice a los que están bajo1 la leyb, para que toda boca se calle2 y todo el mundo sea hecho responsable ante Diosc;

20 porque por las obras de la ley1 ningún ser humano2 será justificado delante de Éla; pues por medio de la ley3 viene el conocimiento del pecadob.

21 Pero ahora, aparte de la ley1, la justicia de Dios ha sido manifestadaa, atestiguada por la ley y los profetasb;

22 es decir, la justicia de Dios por medio de la fea en Jesucristo, para todos los que creenb; porque no hay distinciónc;

23 por cuanto todos pecaron1a y no alcanzan la gloria de Dios,

24 siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesúsa,

25 a quien Dios exhibió públicamente como propiciación1a por su sangreb a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Diosc pasó por alto los pecados cometidos anteriormente2d,

26 para demostrar1 en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús2.

27 ¿Dónde está, pues, la jactanciaa? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿La de las obrasb? No, sino por la ley de la fe.

28 Porque1 concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley2a.

29 ¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es también el Dios de los gentiles? Sí, también de los gentilesa,

30 porque en verdad Dios es unoa, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos1b y por medio de la fe a los incircuncisos2b.

31 ¿Anulamos entonces la ley por medio de la fe? ¡De ningún modoa! Al contrario, confirmamos la leyb.

Capitulo 4

Abraham, justificado por la fe

¿Qué diremos, entonces, que halló Abraham, nuestro padre1 según la carnea?

2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Diosa.

3 Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justiciaa.

4 Ahora bien, al que trabajaa, el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda;

5 mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justiciaa.

6 Como también David habla de la bendición que viene sobre el hombre a quien Dios atribuye justicia aparte de las obras:

7 aBienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas,

y cuyos pecados han sido cubiertos.

8 Bienaventurado el hombre cuyo pecado el Señor no tomará en cuentaa.

9 ¿Es, pues, esta bendición solo para1 los circuncisos2, o también para1 los incircuncisos3a? Porque decimos: A Abraham, la fe le fue contada por justiciab.

10 Entonces, ¿cómo le fue contada? ¿Siendo circunciso1 o incircunciso2? No siendo circunciso1, sino siendo incircunciso2;

11 y recibió la señal de la circuncisióna como sello de la justicia de la feb que tenía mientras aún era incircunciso1, para que fuera padre de todos los que creenc sin ser circuncidados, a fin de que la justicia también a ellos les fuera imputada;

12 y padre de la circuncisión para aquellos que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen en los pasos de la fe que tenía nuestro padre Abraham cuando era incircunciso1.

La promesa cumplida por la fe

13 Porque la promesa a Abraham o a su descendencia1a de que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la feb.

14 Porque si los que son de la ley son herederos, vana resulta la fe y anulada la promesaa;

15 porque la ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresióna.

16 Por eso es por1 fe, para que esté de acuerdo con la graciaa, a fin de que la promesa sea firme para toda la posteridad2, no solo a los que son3 de la ley, sino también a los que son3 de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotrosb

17 (como está escrito: Te he hecho padre de muchas nacionesa), delante de aquel en quien creyó, es decir Dios, que da vida a los muertosb y llamac a las cosas que no son, como si fuerand.

18 Él creyó en esperanza contra esperanza, a fin de llegar a ser padre de muchas nacionesa, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia1b.

19 Y sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muertoa puesto que tenía como cien añosb, y la esterilidad1 de la matriz de Sarac;

20 sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Diosa,

21 y estando plenamente convencidoa de que lo que Dios había prometido, poderoso era1 también para cumplirlob.

22 Por lo cual también su fe le fue contada por justiciaa.

Justificación para todos los que creen

23 Y no solo por él fue escritoa que le fue contada,

24 sino también por nosotros, a quienes será contada: como los que

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