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Revelation 21:10–22:5

10 Y me llevóa en el Espíritu1 a un monte grande y altob, y me mostró la ciudad santac, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,

11 y tenía la gloria de Diosa. Su fulgor1 era semejante al de una piedra muy preciosa, como una piedrab de jaspe cristalinoc.

12 Tenía1 un muro grande y alto con1 docea puertasb, y en las puertas doce ángeles; y en ellas había nombres escritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.

13 Había tres puertas al este, tres puertas al norte, tres puertas al sur y tres puertas al oeste.

14 El muro de la ciudad tenía doce cimientosa, y en ellos estaban los doce nombres de los doce apóstolesb del Cordero.

15 Y el que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro1, para medir la ciudada, sus puertas y su murob.

16 Y la ciudad está asentada en forma de cuadro, y su longitud es igual que su anchura. Y midió la ciudad con la vara1, doce mil estadios2; y su longitud, anchura y altura son iguales.

17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos1, según medida humanaa, que es también de ángelb.

18 El material del muro era jaspea, y la ciudad era de oro purob semejante al cristal puroc.

19 Los cimientosa del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas: el primer cimiento, jaspeb; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeraldac;

20 el quinto, sardónice; el sexto, sardio1a; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; y el duodécimo, amatista.

21 Las doce puertasa eran doce perlasb; cada una de las puertas era de una sola perla; y la calle de la ciudad era de oro puroc, como cristal transparented.

22 Y no vi en ella templo1 algunoa, porque su templo1 es el Señor, el Diosb Todopoderoso, y el Corderoc.

23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminena, porque la gloria de Dios la iluminab, y el Corderoc es su lumbrera.

24 Y las naciones andarán a su luza, y los reyes de la tierrab traerán1 a ella su gloria.

25 Sus puertasa nunca se cerrarán de díab (pues allí no habrá nochec);

26 y traerán a ella la gloria y el honor de las nacionesa;

27 y jamás entrará en ellaa nada inmundo, ni el que practica abominación y mentira, sino solo aquellos cuyos nombres están1 escritos en el libro de la vida del Corderob.

Capitulo 22

El río de la vida y el árbol de la vida

Y me mostróa un ríob de agua de vidac, resplandeciente como cristald, que salía del trono de Dios y del Cordero,

2 en medio de la calle de la ciudad1a. Y a cada lado2b del río estaba el árbol de la vidac, que produce doce clases de3 fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbolb eran para sanidad de las naciones.

3 Y ya no habrá más maldicióna; y el trono de Dios y del Corderob estará allí1, y sus siervos le serviránc.

4 Ellos verán su rostroa, y su nombreb estará en sus frentesc.

5 Y ya no habrá más nochea, y no tendrán1 necesidad de luz de lámparab ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglosc.

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