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Numbers 11:1–20:29

Capitulo 11

El pueblo se queja contra el Señor

Y el pueblo comenzó a quejarse en1 la adversidada a oídos del Señorb; y cuando el Señor lo oyó, se encendió su ira, y el fuego del Señor ardió entre ellos y consumió un extremo del campamento.

2 Entonces clamó el pueblo a Moisés, y Moisés oró al Señora y el fuego se apagó1.

3 Y se le dio a aquel lugar el nombre de Tabera1a, porque el fuego del Señor había ardido entre ellos.

4 Y el populachoa que estaba entre ellos tenía un deseo insaciable1b; y también los hijos de Israel volvieron a llorar, y dijeron: ¿Quién nos dará carne para comerc?

5 Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egiptoa, de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;

6 pero ahora no tenemos apetito1. Nada hay para nuestros ojos excepto este manáa.

7 Y el maná era como una semilla de cilantroa, y su aspecto como el del bedeliob.

8 El pueblo iba, lo recogía y lo molía entre1 dos piedras de molino, o lo machacaba en el mortero, y lo hervía en el caldero y hacía tortas con él; y tenía el sabor de tortas cocidas con2 aceite.

9 Cuando el rocío caía en el campamento por la noche, con1 él caía el manáa.

10 Y Moisés oyó llorar al pueblo, por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira del Señor se encendió en gran manera, y a Moisés no le agradó1.

11 Entonces Moisés dijo al Señor: ¿Por qué has tratado tan mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia ante tus ojos para que hayas puesto la carga de todo este pueblo sobre mía?

12 ¿Acaso concebí yo a todo este pueblo? ¿Fui yo quien lo dio a luz para que me dijeras: «Llévalo en tu seno, como la nodriza1a lleva al niño de pecho, a la tierra que yo juré2 a sus padresb»?

13 ¿De dónde he de conseguir carne para dar a todo este puebloa? Porque claman a mí, diciendo: «Danos carne para que comamos».

14 Yo solo no puedo llevar a todo este pueblo, porque es mucha carga1 para mía.

15 Y si así me vas a tratar, te ruego que me matesa si he hallado gracia ante tus ojos, y no me permitas ver mi desventura.

16 Entonces el Señor dijo a Moisés: Reúneme a setenta hombres de los ancianos de Israel, a quienes tú conozcas como los ancianos del pueblo y a sus oficialesa, y tráelos a la tienda de reunión y que permanezcan allí contigo.

17 Entonces descenderé y hablaré contigo allí, y tomaré del Espíritu que está sobre ti y lo pondré sobre ellosa, y llevarán contigo la carga del pueblo para que no la lleves tú solob.

18 Y di al pueblo: «Consagraosa para mañana, y comeréis carne, pues habéis llorado a oídos del Señorb, diciendo: “¡Quién nos diera a comer carne! Porque nos iba mejor en Egipto”. El Señor, pues, os dará carne y comeréis.

19 »No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días,

20 sino1 todo un mes, hasta que os salga por las narices y os sea aborrecible, porque habéis rechazado al Señora, que está entre vosotros, y habéis llorado delante de Él, diciendo: “¿Por qué salimos de Egipto?”».

21 Pero Moisés dijo: El pueblo, en medio del cual estoy, llega a seiscientos mil de a pie; y tú has dicho: «Les daré carne a fin de que coman, por todo un mes».

22 ¿Sería suficiente degollar para ellos las ovejas y los bueyes? ¿O sería suficiente juntar para ellos todos los peces del mar?

23 Y el Señor dijo a Moisés: ¿Está limitado el poder1 del Señora? Ahora verás si mi palabra se te cumpleb o no.

24 Salió Moisés y dijo al pueblo las palabras del Señor. Reunió después a setenta hombresa de los ancianos del pueblo y los colocó alrededor de la tienda.

25 Entonces el Señor descendió en la nubea y le habló; y tomó del Espíritu que estaba sobre él y lo colocó sobre los setenta ancianosb. Y sucedió que cuando el Espíritu reposó sobre ellos, profetizaron; pero no volvieron a hacerlo más.

26 Pero dos hombres habían quedado en el campamento; uno se llamaba Eldad, y el otro1 se llamaba Medad. Y el Espíritu reposó sobre ellosa (ellos estaban entre los que se habían inscrito, pero no habían salido a la tienda), y profetizaron en el campamento.

27 Y un joven corrió y avisó a Moisés, diciendo: Eldad y Medad están profetizando en el campamento.

28 Entonces respondió Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde su juventuda, y dijo: Moisés, señor mío, detenlosb.

29 Pero Moisés le dijo: ¿Tienes celos por causa mía? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profetaa, que el Señor pusiera su Espíritu sobre ellos!

30 Después Moisés volvió al campamento, y con él los ancianos de Israel.

31 Y salió de parte del Señor un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer junto al campamentoa, como un día de camino de este lado, y un día de camino del otro lado, por todo alrededor del campamento, y como dos codos1 de espesor sobre la superficie de la tierra.

32 Y el pueblo estuvo levantado todo el día, toda la noche, y todo el día siguiente, y recogieron las codornices (el que recogió menos, recogió diez homeres1a), y las tendieron para sí por todos los alrededores del campamento.

33 Pero mientras la carne estaba aún entre sus dientes, antes que la masticaran, la ira del Señor se encendió contra el pueblo, y el Señor hirió al pueblo con una plaga muy malaa.

34 Por eso llamaron a aquel lugar Kibrot-hataava1a, porque allí sepultaron a los que habían sido codiciosos.

35 Y de Kibrot-hataava el pueblo partió para Hazerot, y permaneció1 en Hazerota.

Capitulo 12

Murmuración contra Moisés

Entonces Miriam y Aarón hablaron contra Moisés por causa de la mujer cusita con quien se había casado (pues se había casado con una mujer cusitaa);

2 y dijeron: ¿Es cierto que el Señor ha hablado solo mediante Moisés? ¿No ha hablado también mediante nosotrosa? Y el Señor lo oyó.

3 (Moisés era un hombre1 muy humildea, más que cualquier otro hombre sobre la faz de la tierra.)

4 Y el Señor de repente dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: Salid vosotros tres a la tienda de reunión. Y salieron los tres.

5 Entonces el Señor descendió en una columna de nubea y se puso a la puerta de la tienda; y llamó a Aarón y a Miriam1. Y cuando los dos se adelantaron,

6 Él dijo:

Oíd ahora mis palabras:

Si entre vosotros hay profeta,

yo, el Señor, me manifestaré a él en visióna.

Hablaré con él en sueñosb.

7 No así con mi siervo Moisésa;

en toda mi casa él es fielb.

8 Cara a cara1 hablo con éla,

abiertamente y no en dichos oscuros,

y él contempla la imagen del Señorb.

¿Por qué, pues, no temisteis

hablar contra mi siervo, contra Moisés?

9 Y se encendió la ira del Señor contra ellos, y Él se fuea.

10 Pero cuando la nube se retiró de sobre la tienda, he aquí que Miriam estaba leprosaa, blanca como la nieveb. Y cuando Aarón se volvió hacia Miriam, vio que estaba leprosa.

11 Entonces Aarón dijo a Moisés: Señor mío, te ruego que no nos cargues este pecado, en el cual hemos obrado neciamente y con el cual hemos pecadoa.

12 No permitas que ella sea como quien nace muerto, que cuando sale del vientre de su madre su carne está ya medio consumida.

13 Y Moisés clamó al Señor, diciendo: Oh Dios, sánala ahoraa, te ruego.

14 Pero el Señor dijo a Moisés: Si su padre le hubiera escupido a ella en el rostroa, ¿no llevaría su vergüenza por siete días? Que sea echada fuera del campamento por siete díasb, y después puede ser admitida de nuevo.

15 Miriama fue confinada fuera del campamento por siete días y el pueblo no se puso en marcha hasta que Miriam volvió1.

16 Después el pueblo partió de Hazerot y acampó en el desierto de Parán.

Capitulo 13

Los doce espías

aY el Señor habló a Moisés, diciendo:

2 Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán, que voy a dar a los hijos de Israel; enviarás un hombre de cada una de las tribusa de sus padres, cada uno de ellos jefe entre ellos.

3 Entonces Moisés los envió desde el desierto de Parán, al mandato1 del Señor; todos aquellos hombres eran jefes de los hijos de Israel.

4 Y estos eran sus nombres: de la tribu de Rubén, Samúa, hijo de Zacur;

5 de la tribu de Simeón, Safat, hijo de Hori;

6 de la tribu de Judá, Caleba, hijo de Jefone;

7 de la tribu de Isacar, Igal, hijo de José;

8 de la tribu de Efraín, Oseas, hijo de Nuna;

9 de la tribu de Benjamín, Palti, hijo de Rafú;

10 de la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodi;

11 de la tribu de José y de la tribu de Manasés, Gadi, hijo de Susi;

12 de la tribu de Dan, Amiel, hijo de Gemali;

13 de la tribu de Aser, Setur, hijo de Micael;

14 de la tribu de Neftalí, Nahbi, hijo de Vapsi;

15 de la tribu de Gad, Geuel, hijo de Maqui.

16 Así se llamaban1 los hombres a quienes Moisés envió a reconocer la tierra; pero a Oseas, hijo de Nuna, Moisés lo llamó Josué.

17 Cuando Moisés los envió a reconocer la tierra de Canaán, les dijo: Subid allá1, al Neguev2a; después subid a la región montañosa.

18 Ved cómo es la tierra, y si la gente que habita en ella es fuerte o débil, si son pocos o muchos;

19 y cómo es la tierra en que viven, si es buena o mala; y cómo son las ciudades en que habitan, si son como1 campamentos abiertos o con fortificaciones;

20 y cómo es el terreno, si fértil o estéril1. ¿Hay allí árboles o no? Procurada obtener2 algo del fruto de la tierrab. (Aquel tiempo era el tiempo de las primeras uvas maduras.)

21 Entonces ellos subieron y reconocieron la tierra desde el desierto de Zina hasta Rehob, en Lebo-hamat1b.

22 Y subieron por el Negueva, y llegaron1 hasta Hebrón, donde estaban Ahimán, Sesai y Talmaib, los descendientes2 de Anacc. (Hebrón fue edificada siete años antes que Zoán en Egiptod.)

23 Y llegaron hasta el valle1 de Escol2a y de allí cortaron un sarmiento con un solo racimo de uvas; y lo llevaban en un palo entre dos hombres, con algunas de las granadas y de los higos.

24 A aquel lugar se le llamó el valle1 de Escol por razón del racimo que los hijos de Israel cortaron allí.

25 Y volvieron de reconocer la tierra al cabo de cuarenta días,

26 y fueron y se presentaron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel en el desierto de Parán, en Cadesa; y les dieron un informe1 a ellos y a toda la congregación, y les enseñaron el fruto de la tierra.

27 Y le contaron, y le

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