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Mateo 24:36–25:46

36 Pero de aquel día y hora nadie sabea, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.

37 Porque como en los días de Noéa, así será la venida1 del Hijo del Hombreb.

38 Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonioa, hasta el día en que entró Noé en el arcab,

39 y no comprendieron1 hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida2 del Hijo del Hombrea.

40 Entonces estarán dos en el campo; uno será1 llevado y el otro será1 dejado.

41 Dos mujeresa estarán moliendo en el molinob; una será1 llevada y la otra será1 dejada.

42 Por tanto, velad1a, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene.

43 Pero comprended esto1: si el dueño de la casaa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrónb, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en2 su casa.

44 Por eso, también vosotros estad preparadosa, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombreb.

Parábola del siervo fiel y del infiel

45 ¿aQuién es, pues, el siervo fielb y prudentec a quien su señor puso sobred los de su casa para que les diera la comida a su tiempo?

46 Dichoso1 aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.

47 De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienesa.

48 Pero si aquel siervo es malo, y dice en su corazón: «Mi señor tardará1»;

49 y empieza a golpear a sus consiervos, y come y bebe con los que se emborrachan,

50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no lo espera, y a una hora que no sabe,

51 y lo azotará severamente1 y le asignará un lugar2 con los hipócritas; allí será el llanto y el crujir de dientesa.

Capitulo 25

Parábola de las diez vírgenes

Entonces el reino de los cielos será semejantea a diez vírgenes que tomando sus lámparasb, salieron a recibir al novio.

Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentesa.

Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo,

pero las prudentesa tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas.

Al tardarse el novio, a todas les dio sueño y se durmieron.

Pero a medianoche se oyó1 un clamor: «¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo».

Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas.

Y las insensatas dijeron a las prudentes: «Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan».

Pero las prudentesa respondieron, diciendo: «No, no sea que no haya suficiente para nosotras y para vosotras; id más bien a los que venden y comprad para vosotras».

10 Y mientras ellas iban a comprar, vino el novio, y las que estaban preparadasa entraron con él al banquete de bodasb, y se cerró la puertac.

11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: «Señor, señor, ábrenosa».

12 Pero respondiendo él, dijo: «En verdad os digo que no os conozco».

13 Velad1, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora2a.

Parábola de los talentos

14 aPorque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viajeb, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes.

15 Y a uno le dio cinco talentos1a, a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viajeb.

16 El que había recibido los cinco talentosa, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos.

17 Asimismo el que había recibido los dos talentos ganó otros dos.

18 Pero el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor.

19 Después de mucho tiempo vino* el señor de aquellos siervos, y arregló* cuentas con ellosa.

20 Y llegando el que había recibido los cinco talentosa, trajo otros cinco talentos, diciendo: «Señor, me entregaste cinco talentos; mira, he ganado otros cinco talentos».

21 Su señor le dijo: «Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señora».

22 Llegando también el de los dos talentosa, dijo: «Señor, me entregaste dos talentos; mira, he ganado otros dos talentos.”

23 Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señora».

24 Pero llegando también el que había recibido un talentoa, dijo: «Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste,

25 y tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; mira, aquí tienes lo que es tuyo».

26 Pero su señor respondió, y le dijo: «Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.

27 »Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco1, y al llegar yo hubiera recibido mi dinero2 con intereses.

28 »Por tanto, quitadle el talento y dádselo al que tiene los diez talentos».

29 Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitaráa.

30 Y al siervo inútil, echadlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientesa.

El juicio final

31 Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con Éla, entonces se sentará en el trono de su gloriab;

32 y serán reunidas delante de Él todas las naciones; y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritosa.

33 Y pondrá las ovejas a su derechaa y los cabritos a su izquierdab.

34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotrosa desde la fundación del mundob.

35 »Porque tuve hambre, y me disteis de comera; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteisb;

36 estaba desnudo, y me vestisteisa; enfermo, y me visitasteisb; en la cárcel, y vinisteis a c».

37 Entonces los justos le responderán, diciendo: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber?

38 »¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos?

39 »¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?».

40 Respondiendo el Rey, les diráa: «En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a lo hicisteisb».

41 Entonces dirá también a los de su izquierda: «Apartaos de a, malditos, al fuego eternob que ha sido preparado para el diablo y sus ángelesc.

42 »Porque tuve hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber;

43 fui forastero, y no me recibisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis».

44 Entonces ellos también responderán, diciendo: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o como forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?».

45 Él entonces les responderá, diciendo: «En verdad os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de los más pequeños de éstos, tampoco a lo hicisteis».

46 Y estos irán al castigo eternoa, pero los justos a la vida eternab.

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