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Mateo 13:18–30

Explicación de la parábola del sembrador

18 aVosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador.

19 A todo el que oye la palabra del reinoa y no la entiende, el maligno vieneb y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al camino.

20 Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, este es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo;

21 pero no tiene raíz profunda en mismo, sino que solo es temporal, y cuando por causa de la palabra viene la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y caea.

22 Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo1a y el engaño de las riquezasb ahogan la palabra, y se queda sin fruto.

23 Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, este es el que oye la palabra y la entiende, este da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treintaa.

Parábola del trigo y la cizaña

24 Jesús les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielosa puede compararse a1 un hombre que sembró buena semilla en su campo.

25 Pero mientras los hombres dormían, vino su enemigo y sembró cizaña1 entre el trigo, y se fue.

26 Cuando el trigo1 brotó y produjo grano, entonces apareció también la cizaña.

27 Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo1, pues, tiene cizaña?».

28 Él les dijo: «Un enemigo1 ha hecho esto». Y los siervos le dijeron*: «¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?».

29 Pero él dijo*: «No, no sea que al recoger la cizaña, arranquéis el trigo junto con ella.

30 »Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: “Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi graneroa”».

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