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Mateo 18:23–34

Parábola de los dos deudores

23 Por eso, el reino de los cielosa puede compararse1 a cierto2 rey que quiso ajustar cuentas con sus siervosb.

24 Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos1.

25 Pero no teniendo él con qué pagara, su señor ordenó que lo vendieranb, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y que se le pagara la deuda.

26 Entonces el siervo cayó postrado ante éla, diciendo: «Ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré».

27 Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, y lo soltó y le perdonó la deudaa.

28 Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien denarios1, y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: «Paga lo que debes».

29 Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba, diciendo: «Ten paciencia conmigo y te pagaré».

30 Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

31 Así que cuando vieron sus consiervos lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y contaron a su señor todo lo que había sucedido.

32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo*: «Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste.

33 »¿No deberías también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de tia?».

34 Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía.

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