Juan 8:12–30
¶12 Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundoa; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luzb de la vida.
13 Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero1a.
14 Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonioa de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde he venido y adónde voyb; pero vosotros no sabéis de dónde vengoc ni adónde voy.
15 Vosotros juzgáis según la carne1a; yo no juzgo a nadieb.
16 Pero si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que1 me envióa.
17 Aun en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero1a.
18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mía.
19 Entonces le decían: ¿Dónde está tu Padre? Jesús respondió: No me conocéis a mí ni a mi Padre. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padrea.
20 Estas palabras las pronunció en el lugar del tesoroa, cuando enseñaba en el templob; y nadie le prendió, porque todavía no había llegado su horac.
¶21 Entonces les dijo de nuevo: Yo me voy, y me buscaréisa, y moriréis en vuestro pecadob; adonde yo voy, vosotros no podéis ir.
22 Por eso los judíosa decían: ¿Acaso se va a suicidar, puesto que dice: «Adonde yo voy, vosotros no podéis irb»?
23 Y Jesús les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arribaa; vosotros sois de este mundob, yo no soy de este mundoc.
24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy1a, moriréis en vuestros pecadosb.
25 Entonces le decían: ¿Tú quién eres? Jesús les dijo: ¿Qué os he estado diciendo desde el principio1?
26 Tengo mucho que decir y juzgar de vosotros, pero el que me envió es veraza; y yo, las cosas que oí de Él, estas digo al mundob.
27 No comprendieron que les hablaba del Padre.
28 Por eso Jesús dijo: Cuando levantéis al Hijo del Hombrea, entonces sabréis que yo soy1b y que no hago nada por mi cuentac, sino que hablo estas cosas como el Padre me enseñó.
29 Y El que me envió está conmigo; no me ha dejado1 soloa, porque yo siempre hago lo que le agradab.
30 Al hablar estas cosas, muchos creyeron en Éla.