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Judges 7:1–21:25

Capitulo 7

El ejército de Gedeón reducido

Entonces se levantó temprano Jerobaala, es decir Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, y acamparon junto a la fuente de Harod1; y el campamento de Madián estaba al norte de ellos2, cerca de la colina de Moreb, en el valle.

2 Y el Señor dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que yo entregue a Madián en sus manos; no sea que Israel se vuelva orgulloso1, diciendo: «Mi propia fortaleza2 me ha libradoa».

3 Ahora pues1, proclama a oídos del pueblo, diciendo: «Cualquiera que tenga miedo y tiemblea, que regrese y parta del monte Galaad». Y veintidós mil personas regresaron, pero quedaron diez mil.

4 Y el Señor dijo a Gedeóna: Todavía el pueblo es demasiado numeroso; hazlos bajar al agua y allí te los probaré. Y será que de quien yo te diga: «Este irá contigo», ese irá contigo; pero todo aquel de quien yo te diga: «Este no irá contigo», ese no irá.

5 E hizo bajar el pueblo al agua. Y el Señor dijo a Gedeón: Pondrás a un lado a todo aquel que lamiere el agua con su lengua, como lame el perro, y a todo el que se arrodille para beber.

6 Y fue el número de los que lamieron, poniendo la mano a su boca, trescientos hombres; pero todo el resto del pueblo se arrodilló para beber.

7 Entonces el Señor dijo a Gedeóna: Os salvaré con los trescientos hombres que lamieron y entregaré a los madianitas en tus manos; que todos los demás del pueblo se vayan, cada uno a su casa1.

8 Y los trescientos hombres tomaron en sus manos las provisiones del pueblo y sus trompetas. Y Gedeón envió a todos los demás hombres de Israel, cada uno a su tienda, pero retuvo a los trescientos hombres; y el campamento de Madián le quedaba abajo en el valle.

9 Y aconteció que aquella misma noche, el Señor le dijo: Levántate, desciende contra el campamento porque lo he entregado en tus manosa.

10 Pero si tienes temor de descender, baja al campamento con tu criado Fura,

11 y oirás lo que dicen; entonces tus manos serán fortalecidasa para descender contra el campamento. Y descendió con su criado Fura hasta los puestos avanzados del ejército1 que estaban en el campamento.

12 Y los madianitas, los amalecitas y todos los hijos del oriente estaban tendidos en el valle, numerosos como langostasa; y sus camellos eran muchos, innumerables, como la arena que está a la orilla del marb.

13 Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando un sueño a su amigo, y decía: He aquí, tuve1 un sueño; un pan2 de cebada iba rodando hasta el campamento de Madián, y llegó hasta la tienda y la golpeó de manera que cayó, y la volcó de arriba abajo3 y la tienda quedó extendida.

14 Respondió su amigo, y dijo: Esto no es otra cosa que la espada de Gedeón, hijo de Joás, varón de Israel; Dios ha entregado en su mano a Madián y a todo el campamentoa.

15 Y1 cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, se inclinó y adoró. Volvió al campamento de Israel, y dijo: Levantaos, porque el Señor ha entregado en vuestras manos el campamento de Madián.

16 Y dividió los trescientos hombres en tres compañías1, y puso trompetas y cántaros vacíos en las manos de todos ellos, con antorchas dentro de los cántaros.

17 Y les dijo: Miradme, y haced lo mismo que yo. Y he aquí, cuando yo llegue a las afueras del campamento, como1 yo haga, así haréis vosotros.

18 Cuando yo y todos los que estén conmigo toquemos la trompeta, entonces también vosotros tocaréis las trompetas alrededor de todo el campamento, y decid: «Por el Señor y por Gedeón».

Confusión y derrota de los madianitas

19 Y llegó Gedeón con los cien hombres que estaban con él a las afueras del campamento, al principio de la guardia de medianoche, cuando apenas habían apostado la guardia; tocaron las trompetas y rompieron los cántaros que tenían en las manos.

20 Cuando las tres compañías1 tocaron las trompetas, rompieron los cántaros, y sosteniendo las antorchas en la mano izquierda y las trompetas en la mano derecha para tocarlas, gritaron: ¡La espada del Señor y de Gedeón!

21 Cada uno se mantuvo en su lugar alrededor del campamento; y todo el ejército1 echó a correr gritando mientras huíana.

22 Cuando tocaron las trescientas trompetas, el Señor puso la espada del uno contra el otroa por todo el campamento; y el ejército1 huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, hasta la orilla de Abel-meholab, junto a Tabat.

23 Y los hombres de Israel se reunieron, de Neftalí, de Aser y de todo Manasésa, y persiguieron a los madianitas1.

24 Y Gedeón envió mensajeros por toda la región montañosa de Efraín, diciendo: Descended contra1 Madián y tomad antes que ellos los vados2, hasta Bet-bara y el Jordána. Y todos los hombres de Efraín se reunieron y tomaron los vados2 hasta Bet-bara y el Jordán.

25 Y capturaron a los dos jefes de Madián, Oreb y Zeeb; mataron a Oreb en la peña de Oreb y mataron a Zeeb en el lagar de Zeeb, cuando perseguían a Madiána. Y trajeron a Gedeón las cabezas de Oreb y Zeeb del otro lado del Jordánb.

Capitulo 8

Derrota de Zeba y Zalmuna

Entonces los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que nos has hecho, al no llamarnos cuando fuiste a pelear contra Madiána? Y le criticaron duramente.

2 Pero él les dijo: ¿Qué he hecho yo ahora en comparación con vosotros? ¿No es mejor el rebusco de Efraín que la vendimia de Abiezer?

3 Dios ha entregado en vuestras manos a los jefes de Madián, Oreb y Zeeb; ¿y qué pude hacer yo en comparación con vosotros? Entonces se aplacó la ira1 de ellos contra él cuando dijo esto2.

4 Gedeón y los trescientos hombres que iban con él llegaron al Jordán y lo cruzaron, cansados, mas continuando la persecucióna.

5 Y dijo a los hombres de Sucota: Os ruego que deis pan1 a la gente que me sigue, porque están cansados, y estoy persiguiendo a Zeba y a Zalmuna, reyes de Madián.

6 Y los jefes de Sucot dijeron: ¿Están ya las manos1 de Zeba y Zalmuna en tu poder2, para que demos pan a tu ejércitoa?

7 Y Gedeón respondió: Muy bien1, cuando el Señor haya entregado en mi mano a Zeba y a Zalmunaa, trillaré2 vuestras carnes con espinos del desierto y con abrojos.

8 De allí subió a Peniela, y les habló de la misma manera; y los hombres de Peniel le respondieron tal como los de Sucot le habían contestado.

9 Y habló también a los hombres de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva sano y salvo1, derribaré esta torrea.

10 Ahora bien, Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y sus ejércitos1 con ellos, unos quince mil hombres, los que habían quedado de todo el ejército2 de los hijos del oriente; porque los que habían caído eran ciento veinte mil hombres que sacaban espadaa.

11 Y subió Gedeón por el camino de los que habitaban en tiendas al este de Noba y Jogbeha, y atacó1 el campamento cuando el campamento estaba desprevenido2.

12 Cuando Zeba y Zalmuna huyeron, los persiguió; capturó a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna y llenó de terror a todo el ejército1.

13 Después Gedeón, hijo de Joás, volvió de la batalla por la subida a Heres1.

14 Y capturó a un joven de1 Sucot y lo interrogó. Entonces el joven le dio por escrito los nombres de los príncipes de Sucot y de sus ancianos, setenta y siete hombres.

15 Y fue a los hombres de Sucot y dijo: He aquí a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me injuriasteis, diciendo: «¿Están ya las manos1 de Zeba y Zalmuna en tu mano para que demos pan a tus hombres que están fatigadosa?».

16 Entonces tomó a los ancianos de la ciudad, y espinos del desierto y abrojos, y con ellos castigó a1 los hombres de Sucot.

17 Derribó la torre de Peniela y mató a los hombres de la ciudad.

18 Después dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Qué clase de hombres eran los que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron: Eran como tú, cada uno parecía hijo1 de rey.

19 Y él dijo: Eran mis hermanos, hijos de mi madre. Vive el Señor, que si los hubierais dejado con vida, yo no os quitaría la vida.

20 Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate y mátalos. Pero el joven no sacó la espada porque tenía temor, pues todavía era muchacho.

21 Entonces Zeba y Zalmuna dijeron: Levántate tú y cae sobre nosotros; porque como es el hombre, así es su fortaleza1. Y se levantó Gedeón y mató a Zeba y a Zalmunaa, y tomó los adornos de media luna que sus camellos llevaban al cuellob.

Ultimos años de Gedeón

22 Y los hombres de Israel dijeron a Gedeón: Reina sobre nosotros, tú y tus hijos, y también el hijo de tu hijo, porque nos has librado de la mano de Madián.

23 Pero Gedeón les dijo: No reinaré sobre vosotros, ni tampoco reinará sobre vosotros mi hijo; el Señor reinará sobre vosotrosa.

24 Les dijo también Gedeón: Quisiera pediros1 que cada uno de vosotros me dé un zarcillo2 de su botín (pues tenían zarcillos de oro, porque eran ismaelitasa).

25 Y ellos dijeron: De cierto te los daremos. Y tendieron un manto, y cada uno de ellos echó allí un zarcillo de su botín.

26 El peso de los zarcillos de oro que él pidió fue de mil setecientos siclos1 de oro, sin contar los adornos de media luna, los pendientes y los vestidos de púrpura que llevaban los reyes de Madián y sin contar los collares que llevaban sus camellos al cuello.

27 Y Gedeón hizo de ello un efoda, y lo colocó en Ofra, su ciudad, con el cual todo Israel se prostituyó allí, y esto vino a ser ruina1 para Gedeón y su casa.

28 Así fue subyugado Madián delante de los hijos de Israel, y ya no volvieron a levantar cabeza. Y el país tuvo descanso por cuarenta años en los días de Gedeón.

29 Entonces Jerobaala, hijo de Joás, fue y habitó en su casa.

30 Y tuvo Gedeón setenta hijosa que fueron sus descendientes directos1, porque tuvo muchas mujeres.

31 La concubina que tenía en Siquem también le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec.

32 Y murió Gedeón, hijo de Joás, a una edad avanzada y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas.

33 Y sucedió que al morir Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse con los baalesa e hicieron a Baal-berit su diosb.

34 Y los hijos de Israel se olvidaron del Señor su Diosa que los había librado de manos de todos sus enemigos en derredor;

35 tampoco …

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