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Hebreos 9:12–15

12 y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerrosa, sino por medio de su propia sangreb, entró al Lugar Santísimoc una vez para siempred, habiendo obtenido1 redención eternae.

13 Porque si la sangre de los machos cabríos y de los torosa, y la ceniza de la becerrab rociada sobre los que se han contaminado1, santifican para la purificación2 de la carne,

14 ¿cuánto más la sangre de Cristoa, el cual por el Espíritu eterno1b se ofreció a sí mismo sin mancha a Diosc, purificará vuestra2 concienciad de obras muertase para servir al Dios vivof?

15 Y por eso Éla es el mediadorb de un nuevo pacto1c, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto1, los que han sido llamadosd reciban la promesae de la herencia eternaf.

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