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Efesios 5:21–6:9

21 sometiéndoos unos a otrosa en el temor1 de Cristob.

Cristo y la iglesia, un modelo para el hogar

22 aLas mujeres estén sometidas a sus propios maridosb como al Señorc.

23 Porque el marido es cabeza de la mujera, así como Cristo es cabeza de la iglesiab, siendo Él mismo el Salvador del cuerpoc.

24 Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.

25 Maridos, amad a vuestras mujeresa, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ellab,

26 para santificarlaa, habiéndola purificadob por el lavamiento del aguac con la palabrad,

27 a fin de presentársela a sí mismo, una1 iglesia en toda su gloria2, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculadaa.

28 Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se amaa.

29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo1, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia;

30 porque somos miembros de su cuerpo1a.

31 Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carnea.

32 Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia.

33 En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismoa, y que la mujer respete1 a su maridob.

Capitulo 6

Exhortación a los hijos y a los padres

Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señora, porque esto es justo.

Honra a tu padre y a tu madrea (que es el primer mandamiento con promesa),

para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra.

4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijosa, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señorb.

Relaciones entre amos y siervos

5 Siervos1, obedeced a vuestros2 amos en la tierra3a, con temor y temblorb, con4 la sinceridad de vuestro corazón, como a Cristoc;

6 no para ser vistos1a, como los que quieren agradar a los hombresb, sino como siervos2 de Cristoc, haciendo de corazón3 la voluntad de Dios.

7 Servid1 de buena voluntad, como al Señor y no a los hombresa,

8 sabiendo que cualquier cosa buena que cada uno haga, esto recibirá del Señora, sea siervo1 o sea libreb.

9 Y vosotros, amos, haced lo mismo con1 ellos, y dejad las amenazasa, sabiendo que el Señor2 de ellos y de vosotros está en los cielosb, y que para Él no hay acepción de personasc.

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